domingo, 14 de febrero de 2010

Fernando Lorenzo: “La política fiscal deberá ser un puntal de estabilidad para el país”

11.02.2010 |El Espectador : http://www.espectador.com/1v4_contenido.php?id=173969&sts=1


El futuro ministro de Economía, Fernando Lorenzo, destacó que el discurso del presidente electo, José Mujica, ante empresarios reunidos en el Hotel Conrad de Punta del Este, mostró una “enorme sintonía” con los objetivos de quienes tienen a su cargo la inversión productiva. Entrevistado por en Perspectiva, manifestó que es “indispensable” buscar instrumentos de financiamiento de largo plazo y advirtió que se deberá “sofisticar” el criterio de empleo para atraer nuevas inversiones. Consideró que Uruguay debe proyectar su inserción internacional tanto en la región como en el mundo y que es “muy probable” que en los próximos años expanda su producción exportable. Subrayó que la prudencia fiscal es la base para que el financiamiento de las políticas públicas se realice de forma permanente, y defendió la gestión del actual equipo económico puntualizando que comparativamente Uruguay es de los países que logró enfrentar la crisis internacional con una política fiscal más eficaz y moderada. “De cara a 2011, el país ha progresado mucho en reducir su vulnerabilidad financiera”, agregó.


EMILIANO COTELO:
Hablando ante más de un millar de empresarios nacionales y extranjeros, y en un salón donde también se encontraban las principales figuras de la oposición y del movimiento sindical, el presidente electo, José Mujica, exhortó a los inversores “a jugársela en el Uruguay”, e incluso a “venir a vivir” en nuestro país.

En el almuerzo organizado por la Cámara de Comercio Argentino Uruguaya, la Unión de Exportadores del Uruguay y la Cámara de la Construcción del Uruguay, que tuvo lugar en el Hotel Conrad de Punta del Este, Mujica y el vicepresidente electo, Danilo Astori, fueron muy enfáticos en destacar la importancia que el futuro gobierno le asigna a la inversión privada, y en asegurarle a los hombres de negocios que estaban escuchándolos que los próximos cinco años habrá un manejo fiscal serio, reglas de juego claras y cargas tributarias razonables.



“Como país hemos sido un desastre. Hemos preferido sacarla para afuera, colocarla en un banco por ahí y no jugarla acá, por lo que fuere. Eso es parte de una historia nacional. Hoy tenemos que convocar a todo lo nacional en primer término: ‘Jugala acá, que no te la van a expropiar ni te van a doblar el lomo de impuestos’. Porque cuanto más inversión y más crezca la economía, más aumenta la recaudación que necesitamos para fenomenales inversiones sociales; pero si queremos recaudar aumentando los impuestos sobre la misma masa de riqueza, estamos fritos porque matamos a la gallina de los huevos de oro”. José Mujica

¿Qué resultados quedan después de este encuentro entre el gobierno electo y los potenciales inversores? ¿Qué dejaron los contactos informales que se produjeron entre miembros del próximo gobierno y los empresarios que allí estaban? En los próximos minutos vamos a conversarlo con quien será ministro de Economía a partir del 1º de marzo, el doctor Fernando Lorenzo.


***


EC – En estos discursos de ayer parece que Mujica y Astori dijeron todo lo que los empresarios querían escuchar para poder quedarse tranquilos en cuanto al clima de inversión.

FERNANDO LORENZO:
En primer lugar, creo que dijeron todo lo que pensaban, todo lo que eran sus opiniones. Coincide exactamente con la línea de discurso, la línea de presentación y las actitudes con las que el futuro gobierno se planta de cara al manejo de la economía y del país hacia el futuro; creo que expresa claramente las convicciones de ambos.

En segundo lugar, hay una enorme sintonía con las perspectivas y los proyectos de quienes tienen a su cargo la inversión productiva y la generación de oportunidades de empleo. Hubo una enorme sintonía entre el discurso y la forma en que el sector privado está interpretando cómo es el futuro del Uruguay y las oportunidades que están planteadas.

EC – Usted dice que lo que se señaló fue lo que se piensa. Pero es un hecho que, con respecto a Mujica en particular, por su historia y hasta por su propia manera de ser, en este sector de los empresarios, y sobre todo pensando en empresarios del exterior, había dudas. De algún modo, ese interés tan alto por presentarse ayer en el Conrad venía por ese motivo. ¿Cómo observó usted el tono y el texto de las palabras que eligió Mujica?

FL – Yo no creo que haya sido un problema relativo a una interpelación de algún modo del presidente. Todo lo contrario, creo que durante la campaña electoral muchos de los contenidos, de las propuestas, de los lineamientos, que ayer presentaron el presidente Mujica y el vicepresidente Astori, estuvieron manejándose fuertemente. En ese sentido yo creo que no aporta novedad sobre eso.

Lo que aporta es el esfuerzo que realiza el gobierno y la disposición que tiene el sector privado a entender las claves de los lineamientos y a trabajar cooperando.

Una de las cosas que mi experiencia en la actividad en el sector público me muestra es que establecer lazos de cooperación y sintonía en cuanto a la coincidencia entre el discurso y la acción en materia de contacto con el sector privado es absolutamente clave. Este tipo de encuentro refleja en primer lugar la avidez que tiene el sector privado por ratificar una vez más cuáles son estos fundamentos sólidos que ha tenido la economía uruguaya y lo que ha sido la orientación general de las políticas públicas y de la política económica en particular. Es bueno que esa ratificación permanente se reclame todo el tiempo, porque en nuestros países, en demasiadas oportunidades, hubo pérdidas de confianza por las formas en que se establecía la relación entre el sector privado y las políticas públicas. Entonces es la avidez por una ratificación pero al mismo tiempo una confianza muy grande. No es el número de empresarios que estaban presentes, la movilización de proyectos que están hoy manejándose; es un problema de que Uruguay hoy está cosechando el haber gestado un conjunto de oportunidades y proyectos posibles que hace no mucho tiempo eran impensables.

Entonces creo que hay que leerlo en esa clave, mucha cosa acumulada, mucho esfuerzo acumulado y que Uruguay hoy tiene una oportunidad. Y esa oportunidad creo que ayer el presidente Mujica lo dijo con mucha claridad, y yo quisiera repetirlo…

EC – ¿...qué destaca usted del discurso de Mujica?

FL – Probablemente hay muchos pasajes muy importantes pero hay uno donde dijo “ tenemos una oportunidad, tenemos que aprovecharla y si no la aprovechamos no le podemos decir a nadie que es culpa de otro”. Me parece que ese mensaje es tremendamente desafiante porque nos interpela a nosotros mismos, a los uruguayos, a quienes están en el gobierno, a quienes están tomando decisiones en las empresas, a los inversores, a los trabajadores, nos interpela a todos. Durante muchos años en Uruguay habíamos perdido la confianza; un discurso que diga “está en nuestras manos y podemos hacerlo” es un discurso tremendamente esperanzador pero al mismo tiempo motivador.

Y hay sintonía entre ese planteamiento y la realidad: tenemos oportunidades. Tenemos que asegurar que esas oportunidades se concreten en proyectos concretos y en avances, que la población sienta que son avances, pero no hay otra forma de interpretarlo que en base a nuestro trabajo. Y me parece que ese es el mensaje más sobresaliente porque…

EC – ¿...qué otro aspecto le llamó la atención de cómo encaró Mujica su presentación?

FL – A mi me parece que fue tremendamente claro en términos de la preservación de aspectos que han sido construidos en Uruguay respecto al papel que tienen las reglas de juego, la vigencia del Estado de derecho, una institucionalidad firme, una preocupación muy grande por la seguridad en sentido amplio. Me parece que todo eso hace a aquellos ingredientes que no tienen nada que ver ni con la macroeconomía, ni con las variables monetarias, ni con las variables fiscales y que al final de cuenta son las que más pesan a la hora de tomar decisiones sobre alguien que lo que está haciendo al invertir es apostar hoy para que mañana los réditos de esa apuesta y de ese esfuerzo sean más.

Entender que esas son las claves que están detrás de las decisiones de inversión probablemente nos ayude a entender también por qué hemos acumulado en la dirección que hemos acumulado y hoy somos percibidos en la región y en el mundo como un ámbito, una economía, una sociedad en la que verdaderamente –como dijo Mujica muy bien– no sólo vale la pena invertir, vale la pena vivir.

Creo que cada uno de nosotros somos un ejemplo de que este es un país en el que vale la pena vivir.

EC – Mujica en algún momento de su discurso dijo que las definiciones que estaba haciendo no eran demasiado novedosas, que solían escuchársele por ejemplo a los economistas, pero que le parecía importante que las dijera alguien como él, “ un gato montés vegetariano ”. ¿Cómo tomó esa expresión?

FL – De una sabiduría inmensa.

EC - ¿En qué sentido?

FL – Porque dicho por gente que está muy habituada y que es muy frecuente que se refiera de esa manera y con ese enfoque a alguno de estos temas, es un hecho más, es irrelevante; pero que lo diga un presidente de la República, que va a encabezar el gobierno durante los próximos cinco años, tiene un valor político y de señalización hacia quien lo quiera escuchar que me parece que acierta. No es lo mismo que lo digan un conjunto de colegas míos…

EC – ¿...pero qué fue eso de “gato montés vegetariano”?

FL – Son esas cosas que Mujica dice y que seguramente él lo puede explicar mejor que yo. Yo interpreto el sentido del valor que tiene que lo diga el presidente electo y que además sintonice tan bien con las necesidades que el país tiene hacia el futuro.

EC – Mujica dijo ayer que su sueño es que la tasa anual de inversión llegue a ser 25% del PBI. ¿En cuánto está la inversión bruta hoy?

FL – Está arañando el 20% del PBI, que es un registro muy bueno para nuestra historia pero muy magro cuando uno piensa en el desafío que tiene el Uruguay, que es el de no sólo crecer durante los próximos cinco años sino además generar una plataforma productiva sólida que ofrezca oportunidades de mucho más largo aliento.

EC – ¿Y es viable ese sueño? ¿Se puede llegar en este período de gobierno al 25% del PBI?

FL – Es viable si no se cae en el simplismo de creerse que el obstáculo a la inversión es un solo factor. Los obstáculos que Uruguay ha tenido para el desarrollo de la inversión son múltiples. Y cuando se trata de estimular la inversión hay que pensar en todos los aspectos.

EC – ¿Qué piensa hacer el nuevo gobierno para tratar de llegar a esa meta?

FL – Sí, aquí hay dos líneas que –como se decía muy bien en el día de ayer y se ha manejado bastante a lo largo de los últimos tiempos– tienen aspectos de continuidad y de cambio. En lo que se refiere a mejoras en el clima de inversión se han realizado muchos, algunos que tienen que ver con nuevas legislaciones, otros que tienen que ver con nuevas institucionalidades creadas, otras con reorientación de los sistemas de incentivos. Hoy el país tiene unos incentivos a la inversión privada que en la comparación histórica, pero además en la comparación internacional, son excelentes, producto en primer lugar del nuevo sistema impositivo que tiene el país y, en segundo lugar, de la nueva reglamentación de la Ley de Promoción Industrial. Eso es continuidad.

EC – Astori dijo ayer que están decididos a continuar perfeccionando esos incentivos a la inversión. ¿Qué puede implicar eso?

FL – El marco general que orientó el diseño de esta nueva reglamentación de la ley de inversiones trata de sintonizar los incentivos que la sociedad le otorga a los proyectos de inversión de riesgo con objetivos que en última instancia son los que la sociedad valora: el empleo, el aporte a la innovación, a la calificación de recursos humanos, a la descentralización del país. Hay un conjunto de parámetros que son tenidos en cuenta que tratan de sintonizar la forma en que actúa el sistema de incentivos con la forma en que la sociedad entiende que los proyectos producen cosas útiles para ella. Esos criterios son necesariamente adaptables a las circunstancias. Una cosa es pensar en los desafíos del Uruguay de 2005, 2006, 2007, cuando estábamos diseñando este esquema, con tasas de desempleo de dos dígitos, y otra cosa es con niveles de desempleo mucho más bajos. Una posibilidad de reinterpretar el sistema y adaptarlo a las nuevas realidades es imprescindible para que el sistema no vegete como una suerte de sistema que se reproduce automáticamente y que no interpreta los cambios que están ocurriendo en la realidad. Me parece que ese es el tipo de lectura que hay que hacer del pensamiento de quienes vamos a estar tratando…

EC - …¿qué se podría hacer para incentivar la inversión en ese nuevo contexto donde el desempleo ya está en niveles tan bajos?

FL – Yo creo que hay que sofisticar un poco el criterio de empleo y transformarlo en un criterio probablemente de masa salarial, en el sentido de que es la combinación de lo que aportan los nuevos proyectos, no sólo en términos de generación de empleo sino en términos de cuáles son las remuneraciones que generan. Si vamos por un país que tenga cada vez más exigencias de calidad, cada vez vamos a necesitar mejores recursos humanos, más calificados y por tanto mejor remunerados, y la señal de la política económica tiene que estar en sintonía con eso.

Y de vuelta, yo creo que lo más importante del mensaje de ratificación respecto a las orientaciones en materia de promoción de inversiones es que quienes vamos a estar a cargo de estas cuestiones creemos en la promoción de la inversión. No creemos que la promoción de inversiones sea algo que se le regala a alguien de manera irresponsable o de manera poco justificada. Creemos de verdad, porque ese el único puntal en el cual podemos apoyar el esfuerzo que la sociedad puede hacer para generar empleo, para generar mejores condiciones y más oportunidades finalmente.

EC – Pero usted lo dijo recién al pasar: el crecimiento de la inversión depende de una serie de factores, de una serie de decisiones a nivel del gobierno, una serie de políticas. Por ejemplo, depende de profundizar también reformas estructurales. ¿En cuáles están pensando?

FL – Hay reformas estructurales importantes. Las que tenemos por delante tienen mucho que ver con esto que en el debate público siempre se refiere a reforma del Estado. A lo largo de estos próximos años Uruguay tiene el enorme reto de alinear básicamente el funcionamiento de las estructuras administrativas y los procedimientos del Estado para facilitarle la vida a los ciudadanos y a las empresas. Y facilitarles la vida significa eliminar costos innecesarios, pero no solamente costos en términos monetarios del Estado. A veces se plantea en estos términos: “el problema es ahorrar”. No, el problema es ahorrarle tiempo, ahorrarle esfuerzo, ahorrarle dificultades a quienes tienen que utilizar el sector público; y al propio sector público facilitarle las cosas para poder cooperar entre sí.

Hay cantidad de aspectos del funcionamiento de procedimientos y decisiones que requieren cooperación de agencias públicas, que a veces ni siquiera se realiza de la forma en que se tiene que hacer. Estas son las cosas que en términos de reformas institucionales Uruguay ha empezado a recorrer caminos pero tiene muchísimo por hacer.

EC – Un ejemplo concreto de una medida que seguramente promovería la inversión y que además le facilitaría las cosas al propio gobierno, al propio Estado, es la posibilidad de que empresas públicas coticen en bolsa. Llegó a manejarse durante la campaña electoral, después tuvo algunos matices, ¿está esa posibilidad en el escenario?

FL – Lo que tenemos que pensar es que las empresas públicas en Uruguay son algunas de las empresas más grandes, probablemente las más grandes del país. Esas empresas normalmente son las que tienen los proyectos más importantes y los requerimientos de inversión y de financiamiento más importantes. Entonces, parece lógico que si uno quiere movilizar ahorro interno, quiere convocar al sector privado a apostar a proyectos productivos, los proyectos productivos y las iniciativas de las empresas públicas sean de aquellos elementos más movilizadores del mercado. Necesitamos utilizar las empresas públicas y el financiamiento de sus proyectos para convocar al sector privado y movilizar el mercado de capitales.

EC – Pero eso se puede hacer de muchas maneras. Una de ellas es por ejemplo emitiendo obligaciones negociables, que ya se está haciendo. La otra es que algunas de las empresas públicas que operan en el derecho privado abran su capital accionario a la participación privada, lo que a su vez les permitiría aire para encarar proyectos de inversión. ¿Ese otro escalón también está en las posibilidades?

FL – Hay que buscar los instrumentos más idóneos para hacer las cosas de la mejor manera posible. En algunos casos la apertura al capital privado es posible, deseable, y además es la mejor estrategia, y en otros casos no lo será. Pero lo que es importante es que tengamos claro qué es lo que queremos lograr cuando decimos que un instrumento posible es la apertura del capital accionario a la participación privada. Creo que lo que estamos diciendo es que es necesario incorporar ahorro privado, financiamiento privado, involucramiento del sector privado en los proyectos de inversión y las iniciativas que las empresas públicas manejan. ¿Cuál es el instrumento más idóneo? Hay que razonarlo específicamente en cada tipo de iniciativa y en cada una de las empresas, no hay una regla general.

Una de las peores cosas que han hecho mis colegas es transformar los instrumentos en elementos sacrosantos: “el instrumento lo es todo”. No, el instrumento no lo es todo, lo que hay que tener claro son los objetivos. Uno tiene una caja de herramientas y la tiene que utilizar toda. Y como hace cualquiera en la vida, utiliza la mejor herramienta para resolver el problema que está planteado. Volver sacrosantos los instrumentos fue lo que nos llevó a que algunas ideas que formaron parte de lo que se llamó el Consenso de Washington generaran tanta rispidez. ¿Por qué generaban tanta rispidez? Porque era acrítico, porque era “los instrumentos hablan por sí solos”, los objetivos últimos se habían perdido en el camino. Hay que tener claro los objetivos finales, qué es lo que se quiere realizar.

En el caso de las empresas públicas los objetivos tienen que ser que las empresas en sus proyectos abran oportunidad para convocar al ahorro privado, para convocar al financiamiento privado, para el involucramiento de los privados, y movilizar un mercado de capitales. Uruguay necesita instrumentos de financiamiento de largo plazo de manera indispensable. Si queremos financiar un esfuerzo de inversión sin precedentes en el país en los próximos años, y nos olvidamos que el financiamiento de ese esfuerzo es uno de los ingredientes importantes, cometeremos un gran error.

EC – Si yo le entendí bien ayer a Mujica, los ferrocarriles van a operar a partir de empresas privadas. Mujica dijo: “el Estado tiene que armar las vías y cobrar peaje, y después yo sé que van a aparecer los trenes ”. Marcó una diferencia, un corte muy nítido entre lo que es la “carretera” y lo que es el tránsito de carga, por ejemplo, por esas vías férreas.

FL – Lo que hizo fue ni más ni menos que asimilar el tema del ferrocarril a la situación en la que funciona la infraestructura vial, que es tan normal y que la aceptamos con tanta naturalidad. Las agencias públicas son las responsables de la construcción y mantenimiento de la red vial del país, con distintos formatos contractuales, algunos operando directamente, otros con concesiones, otro directamente con desarrolladores privados. Después, lo que va por arriba de las carreteras, es actividad privada propiamente dicha, los responsables de la logística con camiones son muchas empresas que hay en el país. El presidente dice que el ferrocarril tiene la misma lógica y a mí me parece muy razonable que lo plantee así.

EC – A usted le parece muy razonable pero en el Frente Amplio el pensamiento al respecto no es uniforme. Hay sectores que se resisten a que no sea el Estado quien opere los trenes, incluso a nivel del movimiento sindical. La Unión Ferroviaria se ha plantado muy fuerte, y es un tema que se trancó en este período de gobierno.

FL – Pero no se trancó en cuanto a este aspecto filosófico, sino que la discusión es instrumental.

EC – Bueno, pero se trancó.

FL – Se dilató, porque en realidad lo que se hizo fue elegir una estrategia en la que se combinaba que el tema de reparación y mantenimiento de la red de infraestructura vial tuviera una parte desarrollada desde una iniciativa pública y otra licitada –la licitación está abierta–. Porque con el tramo de reparación que está a cargo de la Corporación Vial no resolvemos el problema de soporte de la logística que vamos a necesitar para el futuro, es mucho más amplio.

Y, nuevamente, me parece que las discusiones sobre los instrumentos son bien importantes, pero primero hay que tener claro cuáles son los objetivos. Uruguay necesita el restablecimiento del modo ferroviario. Lo necesita por múltiples razones, algunas propias de que existe una oportunidad –una oportunidad de negocio y una oportunidad real de diversificar las fuentes de transporte– y también porque si no lo hacemos vamos a tener problemas y obstáculos hacia el futuro: se nos va a encarecer notablemente el mantenimiento de la red vial a falta del modo ferroviario y probablemente estaremos generando alguna duda respecto a qué tanta capacidad de transporte y logística vamos a tener para movilizar la enorme cantidad de volúmenes de carga que va a ocurrir en el país en los próximos años.


***


EC – Para redondear esta parte de la conversación a propósito de qué puede hacer o piensa hacer el próximo gobierno para captar inversiones, al punto de llegar a una tasa de 25% del PBI, Astori, en su discurso de ayer, dijo que “uno de los principales lineamientos estratégicos del proyecto nacional que se está construyendo es un país cada vez más abierto al mundo”. ¿A qué se refería concretamente?

FL – A que Uruguay tiene todo para ganar en materia de proyectar su inserción internacional. Uruguay tiene una constelación muy importante de oportunidades para expandir su producción exportable a múltiples mercados, es muy probable que los próximos años mejoren esas oportunidades hacia el futuro, y hay que entender muy bien cuál es la lógica de nuestra inserción productiva. Tres cuartas partes de las exportaciones de bienes del país, tres cuartas partes de las exportaciones, tres cuartas partes de las empresas, tres cuartas partes de los trabajadores que trabajan en negocios de exportación en bienes, tienen como mercado de destino los mercados extra regionales. Uruguay exporta como un exportador global, tiene múltiples clientes, algunas veces se dice por ahí que en algunos rubros tenemos más de 100 clientes y eso es así. Al mismo tiempo, una parte de nuestra producción exportable tiene como mercado de destino esencialmente la región. Eso es un 25% de nuestras exportaciones de bienes, un 25% de nuestras empresas y de los trabajadores que trabajan en el sector exportador. Entonces debemos entender que unos y otros requieren la misma atención, esa es la interpretación de por qué necesitamos más apertura al mundo. Si a nosotros se nos planteara cualquier opción dicotómica entre estas cosas, y muchas veces se ha planteado de esa manera, cometeríamos un grave error, excluiríamos a alguien. La única forma de crecer en armonía y de entender la inserción internacional es darle oportunidades a todos. Y oportunidades a todos implica valorar al mismo tiempo lo que significa el mejoramiento de la inserción de nuestro país en lo que es nuestro ámbito natural que es el Mercosur y al mismo tiempo entender que hay otro ámbito en el que se juegan los negocios y el futuro de muchas empresas y de muchos trabajadores uruguayos.

EC – Ahora, eso de un país cada vez más abierto al mundo ¿tiene también la dimensión cultural? Ayer un colega suyo me decía que sería interesante que el concepto fuera efectivamente más amplio que el de los mercados, que fuera cultural. Él recordaba que el Banco Mundial (BM) le está recomendando a Uruguay que comience a comparar los resultados de sus políticas públicas con los de los países de la OCDE. Que Uruguay deje de compararse con América Latina y se fije metas más ambiciosas, que eso sería culturalmente una reforma estructural muy importante. ¿Qué dice usted?

FL – Eso ya está ocurriendo, cada vez que los uruguayos leemos un ranking cada vez nos interesa más qué posición tenemos en el mundo y cuánto mejoramos respecto al conjunto de naciones del escenario internacional. La comparación regional en algunos aspectos tiene un carácter indicativo, pero nosotros siempre tenemos que pensar que el punto de comparación que alguien elige para plantearse las metas es cuán ambicioso es el proyecto. Creo que elevar las miras y plantearse objetivos más ambiciosos hoy es posible.






Cuidado, hace no mucho tiempo, en el año 2005, plantearse alguna de estas cuestiones en el conjunto de vulnerabilidades que tenía la sociedad y la economía, verdaderamente parecía una quimera; hoy es posible. Pero hay que plantearlo con la modestia y el cuidado que significa que sólo nuestro esfuerzo nos va a llevar a que esa comparación nos dé buenos réditos en el futuro y que esos desafíos sean sensatos. Ese es el punto quizás más importante y no es que lo crea yo, en Uruguay hay cada vez más gente que piensa que eso es así.

Por eso cuando le respondí la pregunta hacía énfasis en las exportaciones de bienes. Uruguay tiene internacionalizados, e internacionalizándose, cada vez más sectores de la economía que en el pasado operaban exclusivamente en el mercado interno. Uruguay tiene hoy cada vez más internacionalización, y las reglas de la industria en materia competitiva, del esfuerzo de comercialización y de los desafíos de éxito de las empresas tienen cada vez más dimensiones internacionales e internacionalizables. Hay múltiples sectores de servicio de nuestro país que enfrentan reglas de competencia internacional tan exigentes o más que las empresas exportadoras de bienes, y me parece que esta noción de que por las nuevas tecnologías, por lo que es la forma del proceso de globalización, cada vez más ámbitos de nuestra sociedad se van a internacionalizar. Por tanto, es irremediable el proceso de adaptación y exigencia que implica este nuevo escenario internacional a nuestra sociedad y a nuestra economía. Y eso es apertura, ese es el corazón de la apertura.


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EC – ¿El intercambio de ayer con los asistentes al almuerzo en el Conrad dejó proyectos concretos de inversión, intenciones palpables en esta materia?

FL – Yo no tengo ninguna información respecto al resultado que tuvo esa convocatoria, a que los participantes del evento dejaran indicaciones sobre el tipo de proyectos que estaban pensando. Lo que puedo decir es que en estos últimos meses hemos recibido, y se han intensificado mucho recientemente, múltiples propuestas e iniciativas en distintos formatos que muestran claramente que hay una enorme oportunidad para Uruguay. Hay muchos inversores nacionales e internacionales que están pensando en radicar proyectos productivos de porte en el país, y hay un proceso de confianza en el país que se está materializando de manera muy directa en términos de interés por ser parte de este esfuerzo en el que estamos convocados todos los uruguayos para los próximos años.

EC – ¿Pero cómo se va a seguir? ¿Qué seguimiento va a tener esta red de contactos que de algún modo se tejió ayer en el Conrad entre el gobierno electo e inversores potenciales?

FL – El camino lógico es que a partir del 1º de marzo asumiremos funciones y cada uno de nosotros, en el mandato de las órbitas en las que tenemos que trabajar, debemos facilitar, orientar y simplificar todo lo posible para que esos proyectos encuentren viabilidad en caso de que ellos sean proyectos de interés y que contribuyan a los objetivos de desarrollo del país. Me parece que esto se traslada rápidamente a lo que ha sido también una línea de acción practicada habitualmente a lo largo de estos cinco años. Es recibir las propuestas, trabajarlas, elaborarlas.

EC – La consulta venía porque un mecanismo como este que se armó ayer no tiene muchos precedentes, una concentración tan fuerte de empresarios, muchos de ellos con intenciones, con proyectos o anteproyectos, que a su vez ya dejan establecidas vías de comunicación con quienes van a asumir el gobierno. A eso me refería, a que quizá ya había algo más preciso para informar.

FL – En varios proyectos la agenda ya está fijada en términos de cómo avanzar en su concreción. Pero me parece que lo que ayer se plasmaba en esta iniciativa y en este modo de comunicación lo tenemos que organizar en las próximas semanas y no tengo claro cuál va a ser exactamente el procedimiento con cada caso en particular. Lo que digo es que la disposición y el enfoque que vamos a practicar es el de colaborar con el sector privado para que el esfuerzo que está realizando pueda redundar lo más rápidamente posible en concordancia con los objetivos de desarrollo del país.

EC – El lunes Mujica y Astori se reunieron por primera vez con quienes van a integrar el gabinete del nuevo gobierno y de ese encuentro una de las señales fuertes que emergió fue el llamado para que los futuros ministros se guíen por la prudencia fiscal. “Hay que ser muy rigurosos en el cuidado de los números y de las cuentas fiscales”, dijo Astori. Usted no participó en esa reunión, estaba en el exterior, pero, ¿comparte esa exhortación?

FL – La apelación genérica y no puntual a un determinado momento respecto al valor que tiene la prudencia fiscal y el rigor fiscal me parece que es lección aprendida en nuestro país. ¿Por qué? Uno habla de la prudencia fiscal, del rigor fiscal, de ser muy cuidadoso en materia de manejo de las cuentas públicas y parece que es una especie de preocupación por problemas economicistas, difícilmente comprensibles por la población. No, la prudencia y el rigor fiscal es la base y el sustento de que nuestro financiamiento de todas las políticas públicas se pueda realizar de manera permanente. Cuando un gobierno como el primer gobierno del FA construye y diseña un nuevo sistema de protección social, que involucra atención de problemas largamente postergados, eso se atiende con gasto público; cuando se hacen compromisos en materia de incremento de jubilaciones, cuando se llevan adelante reformas como la reforma de la salud, cuando se piensa en realizar un esfuerzo sostenido y permanente en materia de inversión en educación, cuando se piensa en la constelación de temas que se financian a partir de recursos públicos, uno le asigna valor a la prudencia fiscal, porque la imprudencia debilita la forma en que todas esas cosas se llevan adelante.

EC – Pero fíjese por ejemplo lo que decía ayer el doctor Lacalle, que fue muy elogioso con el discurso de Mujica pero marcó algunos reparos con respecto a la alocución de Astori: “Resulta llamativo escuchar al contador Astori hablar de responsabilidad fiscal”, recordó que “el ex ministro de Economía tiene responsabilidad en el déficit fiscal con el que va a cerrar la administración Vázquez, 2,1% del PBI, también tiene responsabilidad en el endeudamiento del país y además en haber desaprovechado uno de los mejores momentos de la economía uruguaya”.

De algún modo este llamado a la prudencia y a la responsabilidad en el manejo de los gastos tiene que ver con condicionamientos que desde el punto de vista fiscal va a encontrar el nuevo gobierno.

FL – En primer lugar diría que el gobierno anterior fue uno de los que probablemente mejor aprovechó de los escenarios que se le planteaban y que creó escenarios que sirvieron para que la economía se comportara como se comportó. La estrategia de desarrollo económico y social que se practicó durante la anterior administración es la responsable, en buena medida, de que la crisis que afectó tanto a otros países de la región la haya afectado tan poco a Uruguay, que afortunadamente no haya hecho estragos sobre nuestra sociedad y sobre nuestra economía. Los uruguayos aprovechamos muy bien lo que se nos ofreció como oportunidad en estos últimos años, siempre se puede hacer mejor pero decir que no lo aprovechamos me parece que no refleja exactamente la realidad.

EC – Pero el gobierno termina con 2,1% como déficit cuando el gobierno Batlle, con todos los problemas que atravesó, terminó con 1,4% de déficit.

FL – Yo creo sinceramente que estas cosas tienen que ser puestas en su justa dimensión. Cuando uno analiza el desempeño fiscal de Uruguay durante el año 2009, el 2,1% luce como un resultado muy bueno, a la luz de la comparación internacional y de los factores internos que estuvieron operando sobre las finanzas públicas y sobre la economía uruguaya.

Si uno mira a nivel continental, Uruguay es de los países que logró enfrentar la crisis con una respuesta de política fiscal más eficaz y más moderada; tremendamente eficaz. Si uno lo compara con el esfuerzo fiscal que hizo Chile y el resultado que tiene Chile en materia de evitar la recesión y lo compara con lo que hizo Uruguay, estamos hablando de dos mundos distintos.

Hay que mirar los deterioros de las cuentas fiscales en todos los países de la región. Enfrentamos una crisis internacional y la respuesta de la política fiscal fue contracíclica –por primera vez en el país– porque se gestaron las condiciones para que se pudiera hacer. La política fiscal hizo su aporte en esta situación crítica y fue clave para que hoy podamos exhibir los resultados que estamos exhibiendo en materia productiva, en materia de empleo, en materia de una red de protección social, que hizo que los ciudadanos supieran que no quedaban a la vera del camino si había dificultades.

EC – De todos modos es una limitación para el gobierno que arranca.

FL – De vuelta, hay factores internos también. En ese 2,1% hay una parte nada despreciable que responde a las circunstancias climáticas y a los efectos que éstas tuvieron sobre el costo de generación de energía. El gobierno –a mi entender haciendo un muy buen diagnóstico– decidió, en una situación imprevista de sequía prolongada, de insuficiencia de recursos hidráulicos, no pasarle a los usuarios el sobre costo que implica producir energía eléctrica con petróleo, el cual no producimos en el país y tiene costos fiscales muy claros. Fíjese lo que hubiera sido si la decisión del gobierno para atenuar el déficit fiscal hubiera sido actuar procíclicamente, si le hubieran pasado la factura de una situación circunstancial al sector privado, a los consumidores, a las familias, a las empresas, a todos que son usuarios de energía eléctrica, para exhibir mejor resultado en las cuentas fiscales, para que luciera mejor. No, lo que luce muy bien es haber llegado a una situación de este tipo y haber actuado frente a un shock externo e interno de la forma en que se hizo.

EC – ¿Cómo condiciona ese antecedente al comienzo del nuevo gobierno?

FL – La situación internacional y las situaciones fiscales que emergen de esto condiciona a muchos países. Seguramente los países más condicionados no son los países de la región; las economías y los países más condicionados van a ser los países industrializados, en los que los esfuerzos fiscales son de un tamaño no comparable al uruguayo. Hay que leer claramente cuál es la situación en materia internacional en materia fiscal. Hay países europeos, que conocemos muy bien, con niveles de déficit fiscal de 12 puntos del PBI. El 2,1 nuestro en esa comparación internacional luce de una manera razonable en el marco de lo que ocurrió.

¿Cómo condiciona hacia el futuro? De la misma manera que nos condicionaba en 2005. Nosotros tenemos la obligación de asegurar y pensar que la política fiscal tiene que hacer una contribución relevante a la estabilidad y la previsibilidad del país. Para eso tenemos que dar la señal de que con estos acontecimientos que ocurrieron la preocupación de la política económica es que no se manifiesten hacia el futuro, que vuelvan a estar en el lugar donde tenían que estar y donde estaba programado que estuvieran si no hubieran ocurrido los acontecimientos que ocurrieron.

Siempre hay imprevisiones, siempre hay efectos de acontecimientos que no se tenían en cuenta. No obstante, en el año 2008 cuando Uruguay define su política fiscal lo hace a sabiendas de un posible deterioro del escenario internacional. Y hubo una fuerte discusión en el país sobre si la respuesta de política fiscal que se tenía para el año 2009, si lo que estaba programado en la última Rendición de Cuentas que ejecutó el presupuesto 2009, era sostenible o no. Hoy creo que no hay ninguna duda, ni nacional ni internacional, de que Uruguay hizo lo correcto; funcionaron los mecanismos de estabilización y la política fiscal como debe hacerse. Esto es lo que siempre le pedimos a la política fiscal y no es comparable con la forma en que se ha manejado en el pasado, que ante cualquier escenario adverso ajustábamos la política fiscal para profundizar la situación y el deterioro que provenía del exterior.

De cara a 2011 Uruguay ha progresado mucho en reducir su vulnerabilidad financiera. Se ha reducido el peso del endeudamiento, se ha fortalecido la posición de liquidez del país. Pero en el año 2011, sobre todo el año…

EC – Tenemos dos años, 2010 y 2011, que son años cargados en materia de compromisos de deuda pública.

FL – No, 2010 no tanto, es 2011.

EC – ¿En el 2010 no son 3.400 millones [según El País del 10.02]?

FL – No, los compromisos por vencimientos en este año no pasan los 450 millones de dólares. Lo que tenemos son fuertes vencimientos en 2011 y tenemos que trabajar para que esa acumulación de vencimientos que ocurre el año próximo no sea un factor de desestabilización. Y para eso necesitamos probablemente acceder a los mercados. ¿Sabe cómo se accede a los mercados? Mostrando una política económica sólida, una política fiscal responsable, una política monetaria comprometida con la estabilidad y un conjunto de indicadores sociales y una realidad institucional que muestre fortalezas. Para países como Uruguay, con el abultado endeudamiento público que tenemos, el acceso a mercado es fundamental.

EC – ¿Usted dice que se va a trabajar entonces para un nuevo reperfilamiento de la deuda?

FL – A lo largo de estos años siempre hemos dicho que vamos a trabajar con todos los instrumentos disponibles y con la gestión más profesional y más seria posible para que los problemas de endeudamiento dejen de ser una preocupación que se traslada desde una órbita técnico-financiera a la sociedad. No lo vamos a hacer, vamos a utilizar todos los instrumentos que estén disponibles, los mejores, los más adecuados, los que tienen más bajo costo, los que le sirven más al país, pero con la preocupación de que los problemas financieros de financiamiento del sector público no le lleguen a la gente. Esta es la idea, es deseable que ni la política financiera del gobierno, ni otros aspectos del financiamiento obstaculicen los proyectos y las iniciativas que los ciudadanos y las empresas están llevando adelante.

EC – Para esa salida a los mercados usted decía que el país va a tener que mostrarse. ¿Con qué números? Por ejemplo, en materia fiscal, ¿qué objetivo se estarían planteando?, ¿un retorno al equilibrio?

FL – La orientación general de la política está fijada en términos de que en el año 2010 y 2011 se sienten las bases para que la política fiscal vuelva a ser un puntal de estabilidad como lo ha sido a lo largo de estos años. Avanzar hacia el equilibrio fiscal o avanzar hacia una situación sustentable de las finanzas públicas es el criterio.

Además, internacionalmente, quienes miran al país saben que el gobierno uruguayo estuvo y va a estar comprometido con la prudencia fiscal y que lo va a hacer por una convicción, no por ningún oportunismo. Lo va a hacer con convicción porque es la mejor forma de contribuir a los objetivos de desarrollo del país en términos de la política fiscal en su conjunto.


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