lunes, 8 de febrero de 2010

Entrevista al futuro canciller. Los ejes de la política exterior del gobierno de José Mujica



Almagro: "El mundo a nosotros, sin Brasil, no se nos abre, se nos cierra"

Sin descuidar la región, el gobierno electo se propone profundizar la negociación comercial con Estados Unidos, además de la Unión Europea y Asia. "Hay sectores productivos enteros del Uruguay que necesitan esa inserción" con EEUU, afirmó el embajador Luis Almagro, un funcionario de carrera del servicio exterior que el 1º de marzo asumirá al frente de la Cancillería.

Marcelo Falca |La República


Reforma estatal. "Cada ministerio se fue haciendo a sí mismo con agregados parciales".
Evaluaciones. "Al funcionario por su gestión y también evaluar a los evaluadores".
Solución al conflicto con Argentina. "Es absolutamente prioritaria. No es bueno tener cuentas pendientes con los vecinos".
Para Almagro, empero, es en la región hacia donde Uruguay deberá poner sobre todo la mira al concentrar allí la mayor parte de sus exportaciones y las de mayor valor agregado. Pero dentro de la región, la prioridad es Brasil. "El mundo a nosotros sin Brasil, no se nos abre, se nos cierra", afirmó.
Abogó también por mantener una relación "estratégica y de seriedad" con Chile, así como profundizar y fortalecer los vínculos existentes con los otros países de la región.
En entrevista con LA REPUBLICA, Almagro ­de profesión abogado, quien el 1º de junio cumplirá 46 años­ sostuvo que es "absolutamente prioritaria" la búsqueda de una solución al conflicto con Argentina y estimó que el fallo de La Haya será favorable al Uruguay. No obstante, afirmó que si bien el dictamen es importante, "la administración que hagamos del mismo, argentinos y uruguayos, lo es más aún".

­¿Cuáles serán los ejes o los pilares del nuevo gobierno en materia de política exterior?

-Vamos a poner tres pilares básicos: el primero tiene que ver con la ejecución política de los principios de política exterior que siempre ha manejado el país. En esos principios, estamos todos de acuerdo y existe una base de consenso nacional muy amplio. Estos lineamientos de política exterior van desde la no injerencia en los asuntos internos de otros países, la autodeterminación, la promoción de la democracia, la lucha contra el terrorismo, el respeto al medio ambiente, los derechos humanos, etc. Algunos de estos aspectos van a requerir de acciones inmediatas de parte de la Cancillería.

­¿Por ejemplo?

-Por ejemplo, en materia de derechos humanos, tenemos casos que resolver en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), por ejemplo el caso de los ahorristas del Banco Montevideo y el caso Gelman. Son temas que debemos abordar desde un principio, darle una solución ética a los mismos. Tenemos un tema de derechos humanos pendiente, en función de que se ha ratificado nuevamente la Ley de Caducidad, pero el país ha recibido desde 1992 recomendaciones de la CIDH vinculadas a la inconstitucionalidad o la no congruencia de esta norma con los convenios internacionales de los que Uruguay es parte. Esos son temas que requieren acción y gestión permanente, Los temas de medio ambiente también. Estamos en medio de una negociación de cambio climático que promete ser muy dura, muy intensa y de avance muy lento, cuando el mundo necesita soluciones muy rápidas.

­¿Qué otro principio destacaría?

-Yo pondría entre los principios la integración. No como posibilidad de conquistar nuevos mercados, sino como principio; de alguna manera lo recoge la Constitución. Constituye un elemento fundamental la proyección del país, y tenemos diferentes procesos en marcha. Proceso de integración, definitivamente en curso, como el Mercosur, y después proyectos que serían más bien de administración de consensos, de consenso de política que sería Unasur, y tenemos que tener allí definiciones al respecto y trabajar estos temas en profundidad.
El otro pilar será el comercio exterior y acceso a los mercados. Ahí precisamos concentrar recursos humanos, económicos, financieros, materiales, a fin de poder proyectar al país con mayor fuerza. En estos momentos, los temas de promoción comercial están un poco dispersos. Tenemos que lograr que esos recursos se concentren porque eso no dará mejores posibilidades de impacto. De aquí para adelante va a ser fundamental el papel que pueda tener Uruguay XXI, como ventanilla única para la promoción comercial del país y para traer inversiones.
Necesitamos una institucionalidad muy fuerte, un trabajo conjunto muy específico con el ministro de Economía, el de Agricultura y el Ministerio de Industria, entre otros. El diplomático tiene que tener una visión moderna y dedicarse a resolver o gestionar temas reales y dejar de lado esconderse detrás de informes o diagnósticos y pasar a la acción concreta.
El tercer pilar fundamental es la gestión del Ministerio. Ahí tenemos que atacar muchos puntos; la base profesional y específica con mayores niveles de profesionalización y especialización, con capacidad de trabajo muy profesional y especialización en áreas como ciencia y tecnología, agricultura, derecho internacional. Y después, un tema que subyace a todos estos y que es para nosotros prioritario que es nuestra relación con los uruguayos, sean los uruguayos de nuestro país que tengan un proyecto de inserción internacional, sean los uruguayos en el exterior, los cuales ofrecen a nuestro país posibilidades y que a veces es imposible encontrar los recursos humanos a los que tenemos que darle la importancia que tienen, tiene que ser un trabajo prioritario de la Cancillería.
­En este esquema, ¿son una herramienta válida los Tratados de Libre Comercio (TLC)?
-Depende de cómo se negocie y en qué contexto. El Mercosur tiene algún Acuerdo de Libre Comercio firmado. Entonces, una negociación TLC a partir del Mercosur no nos complica la visión que tenemos de inserción internacional. Los acuerdos de Libre comercio sí no podemos decir que sean algo negativo o positivo. Generalmente, esto se basa en el tiempo que lleva la negociación y el resultado que se obtiene de la misma.

­¿Cual es su evaluación sobre el funcionamiento del Mercosur, qué aspectos habría que reformular, qué gestiones que se van a hacer, cuáles son los principales problemas a resolver?

-Los tres temas principales del Mercosur que tenemos que resolver, uno ya lo mencioné en la agenda externa, es la necesidad de tener otra proyección internacional a partir de la región. El otro tema tiene que ver con las asimetrías del Mercosur que requieren soluciones concretas. El tercer tema es el funcionamiento perfecto del mercado ampliado. De alguna manera el tema de las asimetrías está ligado al de la agenda externa y al funcionamiento del mercado ampliado y al no doble cobro del arancel externo común. Tenemos que resolver los temas de las asimetrías cero que es uno de los temas fundamentales y donde los socios pequeños del Mercosur se juegan la vida. Es decir, la posibilidad de traer inversiones en iguales condiciones que los socios mayores. De lo contrario, estamos hablando de una falacia técnica de la integración, si eso no se puede lograr.

­¿Uruguay debe reclamar a los socios mayores, como Brasil, otra actitud hacia nuestro país?

-Estas son negociaciones cuatripartitas y es muy importante el compromiso que todos tengamos con el Mercosur. A veces yo identifico razonamientos un poco extraños; la gente reclama compromisos muy fuertes con el Mercosur a otros países pero no se lo reclama a sí mismo.

­¿Uruguay, sigue siendo el enano llorón?

-Sí, ese es un mote que tenemos encima.

­¿Cómo nos los sacamos?

-Con seriedad; trabajo y propuestas serias.

­Sobre la integración, ¿usted cree que el fallo de La Haya en relación a la instalación de Botnia (actual UPM) pondrá fin al conflicto con Argentina? ¿La resolución de esta controversia es una prioridad para el gobierno electo?

-Es absolutamente prioritaria. No es bueno tener cuentas pendientes con los vecinos. El tema con Argentina y cuáles son los pasos futuros dependen esencialmente de cuál sea el fallo de La Haya. Estimamos que el resultado será favorable en muchos aspectos. Tenemos que darle la practicidad jurídica. Por lo tanto, el fallo en sí mismo es muy importante pero la administración que hagamos del fallo, argentinos y uruguayos, lo es aún más. Allí vamos a tener una base jurídica sobre la cual tenemos que trabajar para lograr las soluciones concretas, prácticas y específicas.
Entonces, definitivamente tenemos que esperar el resultado de este fallo.

El documento de la transición menciona una serie de "asuntos de interés prioritaria durante los primeros seis meses de gobierno", entre otros, la negociación del levantamiento del bloqueo y otra serie de puntos. ¿Habrá continuidad en materia de política exterior respecto al gobierno saliente?

-Definitivamente, hay continuidad, y todos los enunciados mencionados en el documento de transición son absolutamente de recibo para nosotros. Definitivamente, vamos a gestionar los mismos. Tenemos que trabajar esos temas, que a veces parecen ser programáticos, bajarlos a la realidad de la gestión y hacer que la misma sea más eficiente. Y que al final del día podamos evaluar los resultados por gestión. Sobre la base de hechos concretos. Esto quiere decir, por ejemplo, evaluar cómo se ejecutará la reforma del Estado para al Cancillería, que será analizada en estos días.

­El presidente electo José Mujica acaba de observar y preguntarse si no ha llegado el momento de transformar el derecho público.

-Lo que pasa es que el Estado es el Estado, la política exterior es la política exterior, un componente esencial del Estado. La observación de Mujica radica en cuestionarse la creación que estamos teniendo de agencias que permitan ejecutar de una manera más rápida, sin tantas restricciones o presupuestales o de procedimiento, las competencias que tienen uno u otro ministerio. Entonces, el tema es que el Sistema Nacional de Logística, la Agencia Nacional de Desarrollo, el Instituto de Cooperación, mismo el Instituto Uruguay XXI en su momento, prácticamente van generando una institucionalidad paralela a las instituciones ya existentes, tratando de darle mayor eficacia a la gestión. Obviamente que la política exterior no entra en eso. Es un componente esencial del Estado, y por lo tanto no puede ser ni tercerizada ni delegada. Quizás podamos trabajar juntos en temas que hacen específicamente al acceso a mercados, o la cooperación, o algunas acciones vinculadas a temas culturales. Pero el núcleo duro de la política exterior, ésa sólo puede ser ejecutada por el Estado y por el Ministerio de Relaciones Exteriores.

­Ahora, si uno lee el informe de la transición observa que también en la Cancillería están presentes esos problemas que usted señala.

-Sí. El hecho es que lo que en algún otro tiempo se llamó reforma del Estado eran simplemente reestructuras a nivel de organigrama de los ministerios y de las diferentes instituciones. En consecuencia, cada uno que pasó le fue agregando una parte al Estado, la que más le convenía, la que más quería. Algunas variables dependían de lobbys externos, otras variables dependían de necesidades de servicio, o de necesidades presupuestales. Cada ministerio se fue haciendo a sí mismo con agregados parciales, eso fue generando una especie de 'Frankestein'; uno le ponía un brazo, otro le ponía una pierna, otro le ponía un ojo. Creo que a la hora de reformular el Estado es necesaria una visión integral. Es decir, partir desde arriba con nuevos conceptos. El fortalecimiento de la institucionalidad tiene que ser uno de ellos, una realidad en cuanto a los objetivos, en cuanto a las competencias, a la evaluación y dotación de los recursos humanos y la funcionalidad del mismo con relación a los objetivos trazados. Se tiene que partir de una visión única y desde arriba que abarque todos los temas resolviendo algunas especificidades concretas, pero tratando de evitar la duplicación de esfuerzos, de instituciones, y la futilidad del trabajo público, tratar de darle una orientación, una visión y resultados.

­¿Cómo será su relacionamiento con los funcionarios, teniendo en cuenta que existen tres asociaciones con sus especificidades?

-Hay que tener en cuenta un par de cosas. Que mi visión del ministerio es integral, y que por tanto tendré en cuenta a todos los funcionarios que tengo, sean del Servicio Exterior, del personal administrativo, o del personal técnico profesional, o del personal de servicios. Todos forman un conjunto, todos tienen que ser orientados a apoyar la gestión de la inserción internacional y de la política exterior del país. Nosotros, a partir de esa visión integral del Ministerio tenemos que reconocer algunas especificidades que presenta el servicio exterior. No es una carrera administrativa como cualquier otra, es una carrera que tiene estatuto propio y que tiene características propias que deben ser reconocidas y respetadas. La idea es fortalecer a cada uno de estos escalafones, para que los mismos tengan la mejor acción y la mejor capacidad para integrarse. Y para que los mismos tengan la mejor capacidad de integrarse, y que la visión del ministerio sea única. Ese es el objetivo que perseguimos.

­¿Cómo combatir la imagen que a veces se tiene del diplomático como un funcionario privilegiado respecto del resto?

-El funcionario del servicio exterior tiene características que lo hacen diferente. Obviamente, es un funcionario que cumple la mayor parte de su gestión en el exterior. Son cinco años en el exterior, dos años en el Uruguay. Eso es lo que marca la normativa vigente. Es un funcionario que objetivamente gana en dólares, es un funcionario que en algunos casos puede tener una capacidad de ahorro mayor que otros funcionarios públicos; que cumple áreas vinculándose no directamente con el medio nacional sino con contrapartes en el exterior. Todas esas especificidades no significan necesariamente privilegios, implican necesidades a los efectos de hacer que su gestión sea efectiva. El problema con los funcionarios del Servicio Exterior no es el sueldo que ganan, es que se lo ganen. O sea que trabajen, que cumplan su función y obtengan resultados de tal manera que el contribuyente que les paga tenga un retorno. Es ése el objetivo.

­¿Cómo se evaluará la función del embajador, qué criterios se aplicarían?

-Esto está presente ante la perspectiva de la reforma del Estado. Definitivamente, tenemos que evaluar al funcionario por gestión y también tenemos que evaluar a los evaluadores.
Tienen que ser criterios de evaluación, en función de gestiones que realizó, ante quiénes se hicieron esas gestiones, y los resultados que obtuvo de las mismas. A veces, son trabajos distintos que no tienen una cuantificación, ya sea económica o financiera o comercial. Pero sí que esa gestión esté dando el resultado que se espera de ella y teniendo en cuenta las instrucciones que reciba la Cancillería.

­Otra de las observaciones que se hacen al servicio exterior tiene que ver con el gasto que éste representa. Mujica ha hablado de poner a la venta alguna embajada.

-Sí, hay estudios realizados respecto al edificio de la embajada en Buenos Aires hechos por el actual embajador Francisco Bustillo. Tomaremos esas evaluaciones y haremos otras a fin de racionalizar nuestra representación, nuestra embajada en Buenos Aires, atendiendo a nuestras necesidades de servicio. Tenemos que tener en cuenta que tampoco puede ser una embajada muy chica. En Argentina, Buenos Aires, es donde tenemos la mayor colonia de uruguayos en el mundo. Entonces, todo eso tiene que tener un espacio que sea digno, representativo y funcional.

­¿Hay otras sedes diplomáticas en la misma situación?­

No.

­Volviendo al tema de la integración, ¿el regionalismo abierto es una estrategia de recibo para el nuevo gobierno?

-A mí no me gustan los encasillamientos. El término regionalismo abierto ya lleva mucho tiempo, obedece a otras circunstancias y a otras visiones. Lo que se ha querido significar es que sin descuidar el proceso de integración tengamos también la apertura de insertarnos comercialmente en el mundo. Nosotros estamos de acuerdo con los dos conceptos. Con fortalecer la inserción, profundizarla, obtener resultados concretos de la misma, y también estamos de acuerdo en que el proceso de integración tiene que llevar adelante una agenda externa mucho más fluida y mucho más dinámica.

­¿Comercio con todo el mundo?

-Tenemos que tener negociaciones comerciales con los tres principales mercados del mundo. Estados Unidos, la Unión Europea y China. El Mercosur sin eso, definitivamente pierde competitividad internacional y se posiciona mal. Son temas que debemos resolver. Uruguay en ese contexto apoya las negociaciones Mercosur-Unión Europea, quiere profundizarlas quiere resultados positivos de las mismas. Se apoya también lo que se ha hecho en cuanto a las negociaciones en el marco del TIFA, creo que es necesario obtener resultados muchos más profundos en nuestros vínculos comerciales con Estados Unidos, hay sectores productivos enteros del Uruguay que necesitan esa inserción. Con China, definitivamente, creo que tenemos que impulsar también las negociaciones.

­¿Por dónde pasa entonces el camino de la integración en un contexto como el actual, con Estados Unidos y Europa en problemas?

-Si vemos lo que ha pasado desde la crisis internacional hasta ahora, y los resultados finales, vemos que en materia de respuesta comercial las mejores las hemos obtenido de la región y de Asia. El mercado de Estados Unidos bajó, los mercados europeos bajaron en la adquisición de bienes uruguayos. Esa es la realidad, son datos de la realidad. Esto no quiere decir que no trabajemos en la dirección de Estados Unidos y Unión Europea y también Asia. Pero fundamentalmente miremos hacia la región, porque es aquí donde se juega lo más importante del partido. Está aquí, en la región, donde Uruguay tiene el mayor comercio, con mayor valor agregado. Tenemos que proyectar las relaciones comerciales con Argentina, que se contrajeron el año pasado, tienen que estar en un nivel mucho más alto, procuraremos que así sea. Brasil es, definitivamente, para nosotros prioritario. El mundo a nosotros sin Brasil, no se nos abre, se nos cierra. Tengamos la mejor relación comercial con Estados Unidos, Europa y Asia, pero miremos la región, tenemos que mantener una relación estratégica y de seriedad con Chile, tenemos que fortalecer y profundizar los vínculos que hemos tenido con los otros países de la región, Bolivia, Venezuela, también Colombia, Perú.

­Mujica ha hablado de gestos conciliadores hacia Argentina, ¿pasan esos gestos por ejemplo por apoyar una postulación de Néstor Kirchner como secretario general de la Unasur? ¿Está planteado esto?

-Ese es un tema institucional, que obviamente recién puede estar en condiciones de abordarse fuera del esquema de transición, después del 1º de marzo. Este es un tema en que Uruguay, este gobierno tiene una posición, y en este contexto no es pertinente que yo tenga otra opinión.

­Respecto al Ministerio de Relaciones Exteriores, ¿está prevista una nueva reestructura?

-Yo no soy partidario de manosear la institucionalidad vigente, sino sobre la base de un proyecto general de reforma del Estado. Hay temas de estructura y de funcionamiento del Ministerio que para mí es importante abordar, y que creo que nos vamos a sentir todos más cómodos trabajando de esa manera.

­¿Por ejemplo?

-Por ejemplo desagregar nuevamente las direcciones generales de Mercosur y de Asuntos Económicos Internacionales y separar nuevamente las direcciones generales de Cooperación y de Asuntos Culturales. Este sería un cambio. Tenemos que darle mucho más énfasis a las direcciones regionales. En cualquier país en el que yo he estado, mi contraparte natural era una dirección general para América Latina, sea que esté en Irán, Alemania o en China. Las direcciones generales tienen que tener una preponderancia mayor, tienen que comprender todos los temas de gestión, y tienen que tener mayor dotación de recursos humanos y materiales.

­La mayor parte de los embajadores son funcionarios de carrera, por lo tanto no están sujetos a los avatares políticos. Hay un número reducido de representantes designados por confianza política. ¿Cual será el criterio de designación de los futuros embajadores?
-En el caso de los funcionarios de carrera, todos ellos van a permanecer en sus puestos sobre la base del esquema general de rotación que son cinco años afuera y dos en Uruguay. Eso para empezar. Los funcionarios políticos, hoy de acuerdo al estatuto del Servicio Exterior, terminan su gestión con el período de gobierno. Se evaluará en todo caso. No soy partidario de que un funcionario de carácter político permanezca en el exterior más de cinco años. Y en algunos casos tendremos que abordar temas concretos de necesidades de servicio.

­¿Qué Ministerio le gustaría dejar a partir de su trabajo desde el 1º de marzo?.

-Me gustaría dejar la Cancillería más fuerte que haya existido en materia de definición de política exterior, con los recursos humanos más capacitados, las definiciones más claras y abiertas en cuanto a los principales temas de política exterior. Querría que el Ministerio fuera el brazo más fuerte en la coordinación interinstitucional en los temas que hacen o a la política exterior o al comercio exterior y querría tener la posibilidad de garantizar trabajos a largo plazo para que no existan problemas de desestructuración o de disfuncionalidad en el futuro. O sea que el Ministerio sea, digamos, un referente inmediato, que prácticamente la política exterior sea definida desde nuestra casa.

­¿Qué quiere decir con esto?

-Que se haga desde la Cancillería. O sea, la institucionalidad es la parte más importante que tenemos en materia de política exterior. Respetarla y fortalecerla es fortalecer la acción de política exterior. Manosearla o destratarla es debilitar la política exterior del país. Por lo tanto, nosotros tenemos que concentrarnos en que esto sea algo fuerte, operativo, con capacidad de gestión. Definitivamente, si usted analiza la política exterior desde la recuperación democrática, ésta ha tenido una fuerte impronta presidencial. O sea que la política exterior se trasladó al Edificio Libertad. Lo que yo apunto es a recuperarla.

­¿Esto que usted señala también ha ocurrido durante el gobierno de Tabaré Vázquez?

-Fueron gestiones muy diferentes. Hemos tenido tres ministros de Relaciones Exteriores bien diferentes durante el gobierno de Vázquez. Para mi gusto, fueron muy buenas y muy diferentes. Creo que la línea de estabilidad que le dio Pedro Vaz en esos seis meses es lo que yo más quiero rescatar, lo que quiero fortalecer para proyectar hacia adelante.

­¿Habrá un tratamiento especial respecto a los uruguayos en el exterior?

-Tenemos que evaluar lo hecho hasta ahora, y definitivamente lograr coordenadas de gestión para adelante. La idea es que este proceso nuevo de institucionalizar el vínculo con los uruguayos con el exterior, a través del Departamento 20, tiene que ser fortalecido y profundizado.
Vamos a trabajar para la solución de temas concretos, y también trataremos de proyectar e identificar nuevas oportunidades y posibilidades de trabajo conjunto con esos uruguayos.


"TOPEADO"
­¿Su sueldo como canciller estará topeado, embajador, teniendo en cuenta que es integrante del MPP?
­

Sí, definitivamente estoy comprendido. Es que no todos los integrantes del MPP tenemos el mismo esquema familiar y las mismas razones y estructura de gastos. Yo tengo una familia numerosa. Entonces, sí, el Fondo Raúl Sendic va a contar conmigo en la mayor proporción posible. Ese compromiso es indudable.

El impacto de China "No hay fórmulas´´­

¿Qué le han aportado en conocimiento y experiencia países como Irán, Alemania, y sobre todo su último destino China?­

Curiosamente, todos estos países tenían algo en común. Irán era el principal mercado de Uruguay en el Oriente Medio, Alemania era el principal mercado en la Unión Europea, y China es el principal mercado del país en Asia. Lo que me dejaron estos países es abrir la cabeza a una serie de perspectivas diferentes y ver que no hay fórmulas matemáticas sino que hay necesidad de trabajar las políticas, de gestionarlas y de ir permanentemente ajustándolas en función de que las condicionantes internas y externas varían todo el tiempo. Definitivamente, China es lo más interesante que me ha tocado vivir, sin perjuicio de que Irán tenía también sus características. Pero un proceso de desarrollo y crecimiento económico como es el de China, en la actualidad, prácticamente no se registra a nivel internacional. Hay que remontarse a Inglaterra en época de la revolución industrial o a EEUU en la época de la expansión económica.


Del Movimiento Nacional de Rocha al Movimiento de Participación Popular Mujica, un líder "mitológico"

Usted proviene del Partido Nacional, del Movimiento Nacional de Rocha. ¿Cómo se produjo ese pasaje al Movimiento de Participación Popular?

-Yo vengo fundamentalmente del servicio exterior, y es ahí donde he estado trabajando desde los 23 años. Por tanto, toda la militancia política o de asesoramiento que haya dado ha sido condicionado también por esta carrera. Estuve en el Movimiento Nacional de Rocha, trabajé con Javier Barrios Anza en algunos temas de política exterior, antes de las elecciones de 1989; seguí con una militancia mucho más laxa luego, por la sencilla razón de que pasaba mucho más tiempo en el exterior. En 1998 me voy a Alemania. Desde allí, viendo el país en perspectiva, viendo sus valores, los valores de principios en cuanto a posicionamiento y a características geoestratégicas, me di cuenta de la importancia que tenían el MPP y Mujica en la configuración del futuro de Uruguay. Y para mí eso era lo más relevante, el activo más fuerte de Uruguay en materia de política exterior, que era la figura de Mujica. Ya en esa época. Que ese liderazgo tenía componentes mitológicos, por su pasado guerrillero, pero también por su nueva visión de Uruguay, de la región y del mundo y de cómo debía ser ese trabajo a la interna del Uruguay, de cómo ese país había que proyectarlo externamente.
Eso definitivamente me convenció de tratar de arrimar un grano de arena, después fue un balde y después algún camión. Pero sin pensar que esa militancia podría tener una consecuencia política de esta magnitud.