miércoles, 10 de febrero de 2010
El candombe hace bailar a Uruguay
Verónica Psetizki
Montevideo
Uruguay celebró una fiesta traída por los africanos que llegaron al país en la época colonial y que hoy en día es un símbolo de identidad nacional: el Desfile de Llamadas.
Cada año, durante el Carnaval, que en Uruguay dura más de un mes, se realiza un desfile callejero de comparsas integradas por negros y lubolos (blancos que se pintan la cara de negro), que recorren varias cuadras de los barrios Sur y Palermo -donde tradicionalmente vivía la mayoría de la población de raza negra en Montevideo- tocando tambores y bailando al ritmo del candombe.
Esta tradición se remonta al siglo XVIII cuando africanos llevaron a Uruguay sus danzas y ritmos.
Este año la celebración adquirió un significado especial porque en octubre pasado la Unesco declaró el candombe Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
“Estamos muy contentos y para nosotros es algo fundamental porque si bien es un reconocimiento a nuestra cultura afrodescendiente, el candombe es algo que une a todos los uruguayos”, explicó a BBC Mundo un tamborilero mientras calentaba las lonjas de su instrumento preparándolo para la procesión.
La historia
Los negros que llegaron al país a fines del siglo XVIII trajeron consigo tradiciones tribales, danzas ceremoniales y ritmos que se fusionaron con otros y dieron lugar a lo que hoy se conoce como candombe.
Los esclavos se disfrazaban como sus amos el día de San Valentín o San Baltasar.
Los esclavos tenían derecho a un día libre al año en el día de San Valentín o San Baltasar. En esa fecha, sus patrones les autorizaban a descansar y divertirse, y ellos se disfrazaban como sus amos y los imitaban.
Esa es la génesis del desfile. La palabra "llamada" obedece a que se trata de una convocatoria de tamboriles. Los integrantes de una comparsa se llamaban haciendo sonar sus tambores y así se iban agrupando para iniciar la procesión.
En 1956 la Intendencia Municipal de Montevideo oficializó el desfile y desde entonces las agrupaciones que quieren participar se anotan y pueden concursar para recibir premios. Se valoran la música, la danza, el maquillaje y el vestuario.
El número de agrupaciones participantes ha crecido de tal modo que en los últimos años se decidió hacer dos desfiles, en dos noches consecutivas, para que todos pudieran participar y que la fiesta no se prolongara mucho más allá de la medianoche.
Ruido, color y alegría
Cada agrupación puede estar integrada por hasta 150 personas. La comparsa se compone de un mínimo de 40 tamborileros (máximo 70), conocidos como la "cuerda de tambores", 15 bailarines con poca ropa y muchas plumas liderados por una vedette, una persona que carga el estandarte o el emblema que distingue a la agrupación y que realiza difíciles malabares y cuatro portabanderas que representan a las naciones africanas de las cuales eran originarios los ancestros de los integrantes.
Las comparsas cuentan con hasta 150 personas y tienen al menos 40 tamborileros.
Otros bailarines cargan palos con una media luna y con estrellas, símbolos que "descienden" del cielo para alumbrar a los carnavaleros. Algunos se disfrazan con máscaras que recuerdan la magia y los rituales africanos.
Hay además otros personajes, como un escobero, el encargado de barrer con su escoba a los espíritus malignos, y para eso realiza malabares y piruetas. También están los gramilleros que, portando un maletín, representan al antiguo médico o brujo hechicero que llevaba yuyos y gramillas a sus pacientes. Las señoras mayores se disfrazan de Mama Viejas, portando una sombrilla que hacen girar constantemente, un abanico y una canasta.
Muchos de los participantes desfilan cada año desde hace varios años, siguiendo la tradición de padres y abuelos.
"Desfilo desde hace 25 años, toda mi familia ha salido en las Llamadas y los Carnavales, mis abuelos, bisabuelos", le dijo a BBC Mundo Daiana Montiel, una joven de 27 años que hoy es una de las vedettes de una comparsa.
Protagonistas por un día
En Uruguay la población negra representa el 10% del total del país.
En Uruguay los negros representan cerca del 10% de la población y es durante el Carnaval y las Llamadas cuando se hace más visible su presencia en el país.
Estudios recientes confirman la obvia percepción de que a pesar de que en Uruguay está garantizada la igualdad de oportunidades y la no discriminación, la mayoría de los negros uruguayos viven en condiciones inferiores al resto de la población.
A modo de ejemplo, un estudio realizado por investigadores de la Universidad de la República en 2008 indicó que el ingreso medio de los trabajadores negros es casi un 30% menor al de los trabajadores blancos.
En el período actual de gobierno, Uruguay cuenta por primera vez con un legislador negro (de un total de 130), pero la presencia de personas negras en cargos públicos de relevancia es prácticamente nula.
Turistas
Los vecinos de las calles por donde pasan las comparsas sacan provecho al evento alquilando sus balcones.
Las Llamadas son además un atractivo turístico. Cientos de personas de todas partes del mundo llegan cada año a Montevideo en febrero para ser parte de este evento.
La Intendencia alquila sillas dispuestas en las aceras y cada una de las dos noches más de 40.000 personas disfrutan del espectáculo.
Los vecinos de los Barrios Sur y Palermo, por donde se realiza el desfile, ven en las Llamadas una fuente de ingresos. Muchos alquilan balcones y cobran hasta US$50 por persona por un sitio de privilegio en la altura.
Algunos ofrecen cervezas, algo de comer y otros hasta cobran por usar el baño, aprovechando que miles de personas pasan entre cinco y seis horas allí, viendo pasar las comparsas.
fuente:http://www.bbc.co.uk/mundo/cultura_sociedad/2010/02/100208_1530_carnaval_uruguay_gtg.shtml