El bar Expreso Pocitos de Montevideo cumple este mes un siglo de vida a orillas del Río de la Plata
MONTEVIDEO, Uruguay (EFE).— Entre cafés, licores y tertulias interminables el bar Expreso Pocitos de Montevideo cumple este mes cien años de vida a orillas del Río de la Plata, orgulloso de haber acogido una legendaria actuación de Gardel y servido a clientes tan exclusivos como el prócer uruguayo Jorge Batlle y Ordóñez.
Más que una simple cafetería, es un "testimonio de lo que es ser uruguayo: las ruedas de amigos, la nostalgia, la democracia", dijo el ministro de Turismo, Héctor Lescano, presente la semana pasada en la fiesta de homenaje por el siglo de vida del establecimiento.
En sus mesas se han sentado, además de gobernantes, jueces del Tribunal Supremo, conocidos deportistas y escritores de todas las épocas. Sin embargo, el Expreso nunca ha dejado de ser un "lugar familiar", aseguran los responsables de este establecimiento inaugurado el 10 de enero de 1910.
Es uno de esos locales que nunca cierra y en el que las anécdotas se suceden constantemente, gracias sobre todo a sus "veteranos", los jubilados que no faltan ni un día al encuentro con los amigos, el café y el "copetín".
Desde hace 32 años es regentado por Manuel Ramos, que en 1962 y con sólo 18 años emigró desde Galicia a Montevideo para probar suerte.
La influencia de Ramos y de sus anteriores dueños, los también gallegos hermanos Carrera, ha dado al Expreso un aire indiscutiblemente español, presente en detalles como el formal uniforme blanco y negro de sus camareros, el suelo de granito o la sencilla decoración de sus paredes de madera.
El Expreso nació como un almacén, donde sus fundadores, los Costa, ofrecían a las familias del barrio fiambres y bebidas, "un rico pan de viena con jamón y queso", recordó Moisés, uno de los fieles parroquianos del bar, que actualmente no cierra ni en Navidad ni en Año Nuevo.
Era la primera mitad del siglo XX, cuando el barrio de Pocitos, donde está ubicado, comenzaba a explotar uno de sus grandes atractivos: la playa.
Familias uruguayas, e incluso argentinas, iban a pasar los fines de semana a orillas del Río de la Plata, mientras el Expreso, que recibe su nombre de un ya desaparecido tranvía que recorría la zona, conseguía poco a poco hacerse una clientela.
Más aún cuando, a partir de los años 40, la edificación costera dio paso a los bloques de edificios, donde empezaron a asentarse familias de clase media-alta de Montevideo.
"Se dice que antes, cuando las familias venían a pasar el día a la playa, las mujeres se quedaban en la arena y los hombres venían al Expreso", rememora Eduardo, un vecino de Pocitos.
Para 1934, cuando se traslada a su nuevo y actual emplazamiento, en el emblemático edificio art decó El Mástil, situado frente al lugar original, el Expreso se erige como "un centro social, de reunión y de charlas", apostilló el historiador Enrique Piñeiro.
Ministros, abogados y artistas de renombre "siempre han sido tratados y se han sentido como uno más", recuerdan sus más veteranos parroquianos, que peinan canas y caminan con bastón.
Entre sus leyendas sobresale una del mítico cantante de tangos Carlos Gardel. Una noche en la que iba a actuar en un pequeño teatro de Montevideo terminó cantando en el Expreso porque "quería interpretar ante un público más amplio", evocó la presidenta del Correo de Uruguay, Cristina González, en la fiesta de los cien años.
Hoy la cafetería es incluso un punto de referencia geográfica para los montevideanos. Cada jornada es frecuentada por entre 100 y 200 personas, explica Jorge, camarero en el local desde hace 12 años. "La mitad de ellos son habituales, vienen cada día sin excepción", agrega.
El olor a fiambres recién cortados, el sonido del afilador de cuchillos y los efluvios de los cócteles de mediodía han dado paso al aroma del "chivito" —típico bocadillo uruguayo de carne con vegetales—, el zumbido de las modernas maquinas de café y los económicos menús del día.
Su notoriedad también le ha convertido en un escaparate para presentar libros y celebrar mítines políticos, como el protagonizado por el candidato del Partido Nacional a las últimas elecciones presidenciales, el ex presidente Luis Alberto Lacalle.
"Es una institución dentro de la sociedad uruguaya, que tiene una fantasía distinta a otras casas y que ha sabido adaptarse a los tiempos", sostuvo su regente, Manuel Ramos, confiado en que el Expreso siga dando de qué hablar "durante, al menos, cien años más".
Fuente: http://www.impre.com/laraza/entretenimiento/cultura-espectaculos/2010/1/24/cien-antilde;os-de-cafe-y-tert-169959-1.html