jueves, 18 de marzo de 2010

Mujica dio un mensaje de reconciliación a los militares.

'No queremos que los soldados de hoy carguen con la historia como un fardo', afirmó el presidente.

El presidente José Mujica brindó ayer un fuerte mensaje de reconciliación a las Fuerzas Armadas, a las que convocó a trabajar para lograr la "unidad nacional".
Dijo no querer "soldados que carguen la historia como un fardo" y aclaró: "Yo no soy juez".

"Soldados de mi patria" fueron las primeras palabras utilizadas por Mujica para iniciar su discurso frente a más de 300 Oficiales reunidos en la Base Aérea Nº 2 de Santa Bernardina, en Durazno. Con un lenguaje directo y enfático, el presidente convocó a los militares a trabajar por la "unidad nacional" como apuesta al futuro. "Los preciso a todos para pelear contra la pobreza", afirmó.

En un discurso que pronunció durante el almuerzo compartido con los oficiales, tras mantener una reunión con los comandantes de las tres armas y con el ministro interino de Defensa, Gabriel Castellá, Mujica se definió como un "viejo combatiente" y reconoció que "sería un cínico" si dijera que no tiene sentimientos propios frente al pasado. Sin embargo, enfatizó que su deber es ser objetivo y " gritar patria para todos y con todos".

En su búsqueda de "caminar con todos", Mujica descontó que le van a "pegar tirios y troyanos", pero insistió en la necesidad de "salir de la trampa del dolor. No quiero que los de hoy se antagonicen por el ayer".

En un* alocución cuidada y escrita, a diferencia de su costumbre de improvisar, destacó que el único camino para la reconciliación será "encontrar causas comunes como nación". Con el objetivo de combatir la pobreza y la miseria, pidió "no vivir con razones del pasado", sino del "porvenir". Mujica destacó que "la unidad nacional es un largo proceso de construcción donde no se le imponen renunciamientos a nadie, porque no funciona por orden de un mando". Agregó que espera encontrar "obstáculos e incomprensiones" y señaló que "ya las tiene".

En ese sentido, distinguió entre "gente que con razón o sin ella reclama que hay que dar vuelta la página" y otra "que grita por justicia, también con razón o sin ella".

A ellos aclaró: "Yo no soy juez, soy presidente. No me eligieron como juez".

El mandatario indicó que las "Fuerzas Armadas de hoy no deben cargar con ninguna mochila del pasado ante su pueblo", pero reconoció que es necesario "cultivarlo" para "hacerlo evidente a los sentimientos de la gente. Esto no funciona por orden del mando. No hay otro camino posible, en mi humilde opinión, que la lenta persuasión por la vía de los hechos.

Hay que no cansarse nunca de servir noblemente a nuestro pueblo para que esto nos termine haciendo parte afectiva de su yo".

Su aspiración es que el respeto, que en la actualidad responde a "la distancia, la amenidad y hasta el temor", se convierta en afecto.

Indicó que sus mensajes de reconciliación comenzaron en la misma noche del 29 de octubre. "Recuerden, soldados; dijimos: 'Ni vencidos ni vencedores'.

Unidad nacional significa que hay un algo mayor que es causa común, que nos envuelve a todos, algo así como una gigantesca bandera que nos abriga y nos compromete, una especie de 'nosotros' anónimo, que más que actuar como un legado del pasado es una afirmación hacia el porvenir. Es el sueño, en definitiva, de que nuestros hijos sean mejores que nosotros", apuntó.

El presidente afirmó que "las guerras generan llagas permanentes que solo puede superar la alta política" y convocó a todos los uruguayos a practicar "el arte de persuadir sublimando el dolor en causas comunes que nos identifiquen". Dijo que el camino que propone ya fue "ensayado" por blancos y colorados, que tras varias décadas de enfrentamientos a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX consiguieron alcanzar el objetivo de "construir ciudadanía en común".

Advirtió que la "unidad nacional" llegará a través de un largo proceso, cuyo objetivo final será que la ciudadanía llegue a percibir a las Fuerzas Armadas "no como una carga, sino como una parte de nuestro pueblo".

Para lograrlo, llamó a "transformar las ideas y los discursos en sentimientos" porque "las ideas, hasta que no son sentimientos, no son fuertes".

Si bien reconoció que como máxima jerarquía de las Fuerzas Armadas los militares le deben disciplina, pidió a los presentes que se sintieran libres de opinar. "Soldados, en el fondo somos ciudadanos.

En ese plano, en el de ciudadanos, existen las ideas y la libertad. Allí nadie es más que nadie. Todos ustedes son mis iguales y tienen por lo tanto el derecho natural a compartir o discrepar en cualquier caso y en cualquier ubicación tendrán todo el respeto", garantizó.

Presidente admitió pobreza de soldados .El presidente José Mujica comenzó ayer su discurso ante las jerarquías militares con un reconocimiento a la "postergación en lo económico" que sufren las Fuerzas Armadas. "Debo asumir también que la mayoría de los soldados rasos de mi Patria navegan en la pobreza", admitió.

El mandatario se comprometió a brindar ayudas "concretas" antes de la aprobación del próximo presupuesto quinquenal, que regirá a partir del año 2011 aunque no aclaró cuáles serán.

Mujica reconoció que en el Ministerio de Defensa "una parte fundamental del presupuesto termina agotado en magros salarios y los medios materiales poco se renuevan, haciendo difícil cualquier operativa mínima". En ese sentido, Mujica indicó que "la seguridad del cielo y de las costas está muy comprometida por la falta de medios" y lamentó que los soldados tengan "una constante lucha para generar recursos para intentar sobrevivir".

Sin embargo, no responsabilizó al gobierno de Tabaré Vázquez sino al de Jorge Batlle por la gravedad de la situación. Sin nombrar a ninguno de ambos mandatarios, indicó que en los últimos años el país debió "atender la pobreza, la indigencia extrema y las obligaciones del endeudamiento. Hay coletazos de 2001 y 2002 que todavía nos están golpeando". Afirmó que su prioridad es "la lucha contra la miseria y la pobreza como el gran objetivo de la nación entera". (Ultimas Noticias)