miércoles, 23 de diciembre de 2009
Futuro canciller profundizará rumbo actual y estrechará relación con “departamento 20
”
23.12.2009 | El Espectador
La política exterior es uno de los puntos centrales para un país pequeño como Uruguay, particularmente en el marco de una crisis económica internacional como la actual. El doctor Luis Almagro, quien ha sido designado como canciller para el próximo período de gobierno, informó a En Perspectiva cuáles serán los lineamientos estratégicos del Servicio Exterior para el próximo período de gobierno. Entre ellos anunció que se buscará fortalecer la interinstitucionalidad en los temas de comercio exterior, dar más relevancia al Instituto Uruguay XXI en la promoción comercial y en la atracción de inversiones y estrechar la relación con los uruguayos en el exterior. Almagro también se refirió a los desafíos que planteará el relacionamiento con la región y el mundo, e hizo hincapié en las desventajas que presenta Uruguay con respecto a países más industrializados. “Si queremos insertarnos internacionalmente de otra manera, debemos cambiar el esquema productivo del país”, sentenció.
(emitido a las 8.50 hs.)
EMILIANO COTELO:
En el gabinete de José Mujica una de las sorpresas es el futuro canciller, un hombre poco conocido por la población en general e incluso en buena parte del sistema político.
A pocas horas de su triunfo en el balotaje, Mujica dejó saber que nombraría como ministro de Relaciones Exteriores al doctor Luis Almagro. De hecho Almagro acompañó al presidente electo en las reuniones que ha ido manteniendo desde el 29 de noviembre con representantes del BID y también con delegaciones de países extranjeros. Pero seguramente su presencia en las imágenes de televisión le decía poco y nada a los espectadores.
Se trata de un hombre de perfil bajo, que tiene 46 años de edad. Es abogado egresado de la UdelaR, formado luego en el Instituto Artigas del Servicio Exterior y es funcionario de carrera del servicio diplomático. Durante el período en que Mujica se encontraba al frente del Ministerio de Ganadería fue director de la unidad de negocios internacionales de esa cartera y representante de la misma en la comisión interministerial que tuvo conversaciones con técnicos del gobierno de Estados Unidos para avanzar en un acuerdo comercial. Luego fue nombrado embajador en China, cargo ha venido ocupando desde comienzos del año 2007 hasta ahora.
¿Cómo llega Almagro al cargo de canciller? ¿Qué continuará y qué cambiará si tomamos como referencia a los tres cancilleres que tuvo este gobierno: Reinaldo Gargano, Gonzalo Fernández y Pedro Vaz? ¿Qué pasará con la inserción internacional de nuestro país? ¿Qué parte le toca a la Cancillería en la reforma del Estado que impulsa Mujica? Para responder estas y otras preguntas es que en los próximos minutos recibimos al doctor Luis Almagro.
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EC – Repasemos algunos datos. Usted nació en Paysandú, fue corredor de fondo federado, así que tiene una trayectoria por el lado atlético, es vegetariano por convicción, tiene siete hijos –cuatro varones y tres mujeres– con edades que van desde 1 año hasta los 20. Además es abogado graduado en la Universidad de la República, ¿cómo pasó de esa profesión al Servicio Exterior?
LUIS ALMAGRO:
Yo iba a trabajar en el estudio del padre de una compañera con la que estudiaba, Marta Pachioti. Cuando entré al estudio donde iba a trabajar el resto de mi vida tuve una sensación un poco rara y dije “verdaderamente no puedo pasarme el resto de mi vida acá”. A los pocos días apareció el llamado para concurso en el Servicio Exterior, lo di, entré, y desde entonces estoy. Buscaba una vida con mayores alternativas. Yo nací en Cerro Chato, en el departamento de Paysandú, de ahí pasé a Nuevo Paysandú, hice la escuela en la escuela Nº 13, después pasé a la ciudad de Paysandú, fui un par de años a la escuela N°8 e hice el liceo; iba cambiando de lugares, rotando de alternativas.
EC – ¿Pero la vocación por el servicio exterior estaba en su cabeza?
LA – Sí, estaba. Si vemos mi ficha de estudiante, la mejor materia junto con Sucesiones fue Derecho Internacional Público, y también fue un llamado. Cuando agarré esos libros me pareció interesante, y se dio.
EC – ¿Políticamente hablando usted es un hombre del Movimiento de Participación Popular (MPP) o es un hombre de confianza de Mujica, que no necesariamente es lo mismo?
LA – No necesariamente, pero yo soy fundamentalmente un hombre del MPP.
EC – ¿Cuándo se vinculó al MPP? Porque usted también tiene una historia en el Partido Nacional (PN).
LA – Estuve en el PN hasta el año 98.
EC – Estaba en el Movimiento Nacional de Rocha (MNR), ¿cómo se produjo su pasaje?
LA – Estuve en el MNR hasta el año 98, estuve unos seis meses en Propuesta Nacional con Álvaro Ramos, que se había ido de ministro de Relaciones Exteriores –trabajé en la secretaría de Álvaro Ramos de hecho–. Cuando me voy para Alemania empiezo a descubrir un poco en perspectiva la figura de Mujica, su visión como estadista, sus lineamientos estratégicos, su base ideológica, y vi que eso era lo que había querido toda la vida. Entonces empecé a arrimarme y tuve un par de reuniones al comenzar el año 2000 pero ya en el año 99 había anunciado que quería estar ahí.
EC – Si analiza a los ministros que le precedieron en este cargo de Relaciones Exteriores durante este gobierno del Frente Amplio (FA), ¿con quién se siente más afín? ¿Con la gestión de Reinaldo Gargano, con la de Gonzalo Fernández o con la de Pedro Vaz, que está ahora al frente de la Cancillería?
LA – Mis afinidades con Pedro Vaz son absolutas, con Pedro entramos juntos a la facultad en el año 82, nos conocemos de entonces, somos colegas del Servicio Exterior, vemos la Cancillería desde la misma óptica, vemos el Servicio Exterior desde la misma óptica, enfocamos la visión del mundo de una manera muy semejante. Definitivamente yo me siento mucho más identificado con Pedro Vaz, que quizás precisaba más tiempo en la Cancillería pero para mí es un referente. Yo iba a ver los exámenes de Pedro Vaz en la facultad para aprender, ya era bueno en ese entonces.
EC – Es interesante saberlo, pero quizás las personalidades más fuertes fueron las de Gargano y Gonzalo Fernández, ¿ entre esas dos qué dice usted?
LA – Discrepo.
EC – Por lo menos en cuanto al conocimiento…
LA - …en cuanto al conocimiento público y a la exposición pública.
EC - Y a el peso político o la identificación política.
LA – Pero cuando yo insisto con el tema de Pedro Vaz es que probablemente no sea ni uno ni otro, y ni siquiera Pedro Vaz, sino que uno va encontrando su propio camino en función de sus propias circunstancias. En la política exterior quizás vamos a tener circunstancias diferentes en el contexto internacional, vamos a tener que insertarnos de otra manera, vamos a tener que hacer política exterior de otra manera y ejercitar ciertos principios de otra manera.
Entonces los tres son espejo para mí, los tres son dirigentes muy importantes y de cada uno voy a tomar muchísimas cosas. De Reinaldo Gargano destaco su compromiso ético, su visión muy firme, tiene el norte muy claro y una perspectiva muy fuerte en cuanto a la negociación interinstitucional desde la Cancillería, esos son elementos sustanciales que quiero desarrollar durante esta gestión.
Gonzalo Fernández es una persona de una visión más pragmática, que tuvo una muy buena gestión y muy buena base de consenso interno nacional, para mí también ese es un elemento sustancial.
Con Pedro Vaz compartimos prácticamente todo el resto, como dije.
EC – ¿En Uruguay tenemos una política de Estado en materia de relaciones internacionales?
LA – Si usted mira los programas de política exterior de todos los partidos va a ver que a duras penas puede encontrar diferencias. Alguno, de una manera más retórica, puede hablar de una política de inserción al mundo más abierta, pero eso también lo quiero yo. Y noto muchas coincidencias en el sector privado también, que es una de las partes fundamentales de la inserción internacional. Cuando hacemos política exterior tenemos por un lado los principios, que los desarrolla la Cancillería, y tenemos por otro lado los mercados y los temas de comercio exterior. En los temas de comercio exterior el diplomático no pone la firma en el contrato, la pone el privado. Esos 20 metros finales que corre el privado son fundamentales para la inserción comercial externa, ya sea para atraer una inversión, para hacer una venta o para comprar de afuera.
Veo que tenemos coincidencias muy grandes, en toda esta ronda de consultas previas prácticamente no he tenido diferencias con sectores políticos o cámaras.
EC – ¿Usted ha tenido contactos con los partidos políticos?
LA – He tenido contactos dentro del FA, he tenido contactos informales con los otros partidos y quiero hacerlos más formales a partir de enero. Sobre todo para recoger bases de acción, para fortalecer la Cancillería, porque la política exterior es la política de todos; yo tengo que representar los intereses de todos los uruguayos, desde el más encumbrado hasta el más humilde.
EC – De la gestión de Gonzalo Fernández como canciller usted citaba recién un elemento en el que piensa insistir: la buena comunicación con la oposición. ¿Esa va a ser una de sus líneas de trabajo?
LA – Yo quiero tener una base de consenso muy amplia, lo más amplia posible, sobre las bases programáticas de todos los partidos. Obviamente que tengo un norte estratégico que es el programa del FA, que si ustedes lo observan es mucho más profundo que las elaboraciones que hicieron los otros partidos. Por eso también tengo que hablar con los dirigentes que se ocupan de los temas internacionales en esos partidos para recoger más información que permita que esta base de consenso sea lo más amplia posible.
EC – ¿Qué giro tendrán las relaciones internacionales en el gobierno encabezado por Mujica si tomamos como base lo que hemos observado hasta ahora?, ¿cuál sería el matiz o la diferencia?
LA – No la calificaría de diferencia ni de matiz, es profundizar los rumbos trazados durante esta gestión de gobierno. Parece que los rumbos trazados fueron exitosos si los cuantificamos, nunca el país exportó tanto, nunca el país atrajo tantas inversiones, nunca tuvo una solidez internacional tan fuerte. Sin perjuicio de algún cruce en el contexto subregional, pero con el ánimo de trabajarlo; esas pequeñas o grandes dificultades que hubo en el contexto regional siempre tuvieron una base de apoyo nacional muy fuerte…
EC - …usted está aludiendo al conflicto con Argentina por la planta de Botnia.
LA – Sí.
EC – Ese es el problema con el que usted se encuentra cuando asume.
LA – No es un problema porque en este momento está pendiente un fallo de la Corte Internacional de La Haya. Yo tengo que esperar ese fallo, tenemos que ver cuáles son los aspectos jurídicos y prácticos que resuelve y cómo administramos el fallo entre los dos países para hacer que eso se implemente y se ejecute. Eso es lo que tengo que esperar ahora. O sea que no es un problema, es algo que en lo que está todo hecho y yo solamente recibo, no se precisa una acción directa de mi parte para resolver ese tema.
EC – Pero usted estaba diciendo que piensa profundizar las líneas que se han puesto en marcha y desarrollado en estos últimos años en este período de gobierno. Traducido en términos prácticos, ¿qué puede implicar eso?
LA – Una interinstitucionalidad mucho más fuerte en los temas de comercio exterior, un papel más relevante de Uruguay XXI en la promoción comercial y en la atracción de inversiones, una búsqueda de reafirmar ciertos principios en el sentido de que un país pequeño de peso relativo tiene que tener los principios mucho más firmes y mucho más claros que otros. No puede ser un perrito que corre atrás de todas las pelotas que le tiran, tiene que concentrarse y focalizarse mucho más. Esas serían tres líneas básicas de acción.
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JUAN ANDRÉS ELHORDOY:
Uruguay XXI vuelve a tener un rol protagónico en la promoción de inversiones y la apertura de mercados, dos objetivos que se trazaron en un principio pero que después se fueron desdibujando por competencias con otras organizaciones, como por ejemplo la propia Dirección de Promoción Comercial de la Cancillería. Uruguay XXI no tuvo un liderazgo claro pese a que se armó como tal en sus orígenes. ¿Qué pasa entonces ahora para que esto vuelva a ocurrir? ¿Cómo ve usted el rol de Uruguay XXI y las resistencias que desde el Ministerio de Economía y la Cancillería han surgido con relación a este instrumento?
LA – Como dije al principio, es profundizar un camino trazado y Uruguay XXI es bastante demostrativo en este caso. Durante esta gestión hubo muchos ajustes de Uruguay XXI para tratar de lograr un resultado óptimo. Creo que estamos en un punto muy bueno y tenemos que trabajar mucho más el fortalecimiento de Uruguay XXI desde el punto de vista institucional. Esto implica mirarlo sin recelo desde la Cancillería y desde el Ministerio de Economía y Finanzas.
El papel de Uruguay XXI es fundamental y no choca con la Cancillería como para provocar recelos. La Cancillería tiene instrumentos que Uruguay XXI no tiene, como por ejemplo más de 40 embajadas y muchos más consulados, tiene una inteligencia comercial externa mucho más viable, puede recoger mucho más información desde afuera y tiene contacto directo con las autoridades de los países donde estamos acreditados.
Uruguay XXI tiene un papel crucial de coordinación interna, de proyección y de auspicio de la participación de privados en el exterior. Uno de los elementos que buscamos es dar mayor eficiencia a la coordinación del sector público y privado para la inserción internacional. Hoy tengo una reunión con la Unión de Cámaras Empresariales y espero poder redondear alguno de estos conceptos para empezar a trabajarlos a partir de enero. Uruguay XXI es fundamental en esto entonces, vamos a fortalecerlo desde el punto de vista institucional y desde el punto de vista económico.
Lo hablamos con el presidente electo, él se preocupaba un poco de la dispersión que hay de organismos de comercio exterior…
JAE – …claro, porque en algún momento se llegaron a cuantificar 170 dependencias dedicadas prácticamente a lo mismo.
LA – La idea es cómo se fortalece uno o cómo se puede concentrar el trabajo en uno, dándole más plata a ese. Si uno le da más recursos financieros a esa institución, el trabajo directamente se coordina por ahí.
Yo no soy partidario de la eliminación de todos los demás institutos u organismos que hay en materia de comercio exterior, sobre todo porque algunos de ellos están en intendencias municipales y esto es crucial en el tema de descentralización territorial y de captar o identificar mejor las oportunidades que hay en todos los puntos del país. Y hay otros que tienen que ver con especialización; ganadería o industria tienen condiciones específicas que hacen importante recoger la opinión que hay en esos temas.
Lo fundamental en esto es fortalecer la interinstitucionalidad, darle un contenido y una proyección.
EC – En algún momento Mujica habló de que las embajadas cumplan la función de boutiques donde se puedan exponer los productos uruguayos, una idea que ya se ha manejado en el pasado, recuerdo al doctor Jorge Batlle hablando de algo similar. ¿Se puede hacer? ¿En qué están trabajando concretamente?
LA – Creo que se puede hacer y que se debe hacer. Siempre nos encontramos con dos problemas en este caso. Uno es el tema financiero. Yo no hablo de boutique, hablo de show room que es una palabra en inglés pero es quizás como me resulta más comprensible y es algo que tienen nuestros competidores en el mundo; Nueva Zelanda tiene un show room en Hong Kong que perfectamente puede ser un show room uruguayo, porque los productos que muestra ahí son los mismos. Tenemos que trabajar ese tema de una manera más fuerte y tenemos que adquirir recursos para hacer esto posible.
El otro problema es que a veces el sector privado tiene miedo de meterse en la bañera en este tema y no es tan fácil lograr los apoyos necesarios y el capital de giro que permita la implantación de este sistema. En un país como China es fundamental.
EC – En una nota que publicó el diario El País el 12 de diciembre de 2009 se hablaba de que con estas designaciones –la suya y la de Roberto Conde como subsecretario– se reorientará el Servicio Exterior. “Si bien la idea de Mujica es proseguir con la política de abrir Uruguay al mundo, el presidente electo priorizará el relacionamiento regional con los socios del Mercosur y le dará una mayor relevancia al intercambio con los países de América Latina. También se estima que en forma gradual se producirá un giro en las vinculaciones con países árabes para adecuar las relaciones internacionales de Uruguay a los lineamientos contenidos en el programa de gobierno del FA”. ¿Esta síntesis es correcta?
LA – Parcialmente correcta. Hay muchos elementos: uno es la reorientación del Servicio Exterior, que merece un capítulo aparte porque requiere analizar temas de gestión, de evaluación, de destinos difíciles de concurso y promoción, ingresos de funcionarios…
EC - …claro, porque cuando hablamos de Servicio Exterior estamos hablando de funcionarios destacados en el exterior: embajadas, consulados, etcétera.
LA – O destacados acá, la gente que ha entrado por concurso a desempeñar la carrera diplomática; algunos tienen que servir acá y otros en el exterior.
Y después el otro elemento que usted mencionaba eran los temas de las prioridades de inserción. Hay una realidad inmediata que uno no puede desconocer y son los vínculos muy fuertes que tenemos en la subregión, en el Mercosur. Si analizamos el contexto internacional de todas las maneras posibles que queramos verlo, si miramos las estadísticas comerciales de los últimos 10 o 20 años, vemos que nuestros principales socios son Brasil y Argentina. Pero además tenemos la interconexión más fuerte desde todo punto de vista: finanzas, turismo, temas sociales, culturales. Estamos completamente entrelazados, esa es una realidad inmediata que es imposible negar. El Mercosur tiene temas estratégicos pendientes y ahí es donde tenemos que centrar los esfuerzos. Ojalá logremos resultados concretos en este tiempo.
Después hay una segunda línea que es Latinoamérica, en la que incluimos al Mercosur y al resto de Latinoamérica. Si hay una base industrial en el país es porque exporta a la región, y sobre las bases que exporta a la región no podría exportar a ningún otro país. Si el envase de vidrio que exportamos a Brasil o Argentina quisiéramos vendérselo a la Unión Europea, estaríamos en serias dificultades. Tenemos una base fuerte, amplia que nos permite proyectarnos; lo que tenemos que lograr es esa proyección.
Tenemos que priorizar también la relación con las potencias mundiales. Por donde lo analicemos es muy importante esta relación con Estados Unidos, con la Unión Europea, con China y tenemos que trabajar estos temas de la misma manera. Tenemos Servicio Exterior como para hacer esto, no tenemos un Servicio Exterior que vaya a dedicar el 90% del cuerpo diplomático uruguayo a los temas del Mercosur; tenemos la posibilidad de diversificarnos, no tanto pero sí para concentrarnos en estos países, intereses nacionales y de alguna manera mercados.
EC – ¿Y los países árabes que aparecen en este resumen que yo mencionaba recién?
LA – Tenemos enormes perspectivas de lograr un mayor crecimiento. Donde crecen las economías es a donde uno tiene que ir con sus productos. Las economías crecen en Asia y han tenido una estabilidad en el Medio Oriente, sobre todo el precio del petróleo, entonces tenemos que ir ahí. Eso no quiere decir darle la espalda a los temas o las amistades que tradicionalmente tiene el país. Yo hace tres días estuve en el Comité Central Israelita y una de los mensajes que trasmití fue reafirmar la tradicional amistad de Israel y Uruguay, no tenemos por qué elegir entre uno y otro, tenemos que trabajar con seriedad y objetividad los temas.
EC – En este capítulo hay un caso delicado que es la relación con Irán, no sólo por los recelos que despierta en Israel sino incluso por las advertencias que ha hecho el gobierno de Estados Unidos hace pocos días a través de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, sobre las consecuencias que podría implicar para los países que avanzaran en ese vínculo, teniendo en cuenta la presión que desde Estados Unidos y otros focos del mundo desarrollado se está haciendo sobre Irán por el riesgo de que esté avanzando en su programa nuclear. ¿Qué dice el gobierno electo sobre la relación con Irán?
LA – La relación con Irán tiene muchas sensibilidades aparte de las que usted mencionaba, Irán es un país que está permanentemente bajo la lupa en la esfera internacional. Estaba bajo la lupa cuando yo estaba destinado ahí, del 91 al 96. Ahora sigue bajo la lupa y sus movimientos políticos y su retórica son especialmente amplificados. Yo recuerdo que cuando estaba en Irán muchas veces, en uno de los rezos de los viernes, el mullah se refería a algún tema de política con el objetivo de llegar a los feligreses y de repente eso era amplificado en el mundo entero. Eso quiere decir que el tema con Irán tiene otra sensibilidad. En 2008 exportamos más de 100 millones de dólares de arroz y en 2009 exportamos casi nada, o sea que tiene una sensibilidad nacional desde el punto de vista comercial.
Todos estos temas tienen que ser amalgamados de la manera correcta. Nosotros no vamos a tener una actitud negativa respecto a Irán. Tenemos el deber de estar informados en los temas sobre los cuales puede haber sensibilidad o que de alguna manera condicionen la estabilidad mundial pero nosotros tenemos una actitud positiva, ha sido una amistad tradicional de Uruguay. Si analizamos desde 20 años atrás, Uruguay ha tenido una relación comercial con Irán pero que también tuvo actitudes políticas favorables en muchos casos, y al mismo tiempo mantuvo su amistad con Israel. Este equilibrio, este balance, esta buena actitud de relación la queremos con los dos. Después las circunstancias políticas nos dirán qué resolvemos, cómo resolvemos los casos concretos.
EC – Cuando estuvo hace pocos días en Montevideo el representante del gobierno de Estados Unidos Arturo Valenzuela y tuvo una reunión con Mujica y con usted como futuro canciller, ¿este tema apareció? Porque la relación con Estados Unidos está muy bien, podría deteriorarse a raíz de esta forma de manejar el vínculo con Irán.
LA – Pero es que esta forma de manejar el vínculo con Irán lleva 20 años y nunca tuvimos un problema con Estados Unidos en ese tiempo, sería muy injusto que ahora lo tuviéramos. No apareció el tema en la agenda, no se planteó, hubo mucha corrección en el sentido de que nosotros tenemos que defender nuestro interés nacional. En nuestro interés nacional tenemos una relación prioritaria con Estados Unidos y vamos a tener una relación buena, y esperamos mejorar, con el Medio Oriente. Eso incluye Irán que ha sido tradicionalmente el principal mercado de Uruguay en el Medio Oriente; Irán no es un país árabe pero sí del Medio Oriente.
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JAE – Recién mencionaba usted el caso de China como potencia, como un socio comercial que va creciendo. En el año 2001 Uruguay importó mercadería china por 121 millones de dólares y este año va a cerrar arriba de los 750 millones. No hablo de exportaciones porque aquí se confunde, hay exportaciones de zona franca que no permiten cuantificar correctamente todavía cuánto exporta, pero ciertamente uno ve que China está exportando muchas máquinas automáticas, aparatos receptores de televisión, aparatos eléctricos, motocicletas, vehículos, y Uruguay exporta productos prácticamente sin procesar como habas de soja, lana, carne, y es una preocupación. El propio Mujica lo ha planteado en algún momento con respecto al calzado, que ha destrozado la industria local. ¿Cuál va a ser la actitud que Uruguay va a tener con respecto a eso?, ¿se va a proteger más a la industria local frente a una competencia que puede considerarse desleal de China?
LA – El Uruguay es un país abierto al mundo, no podemos tener dos discursos en este tema. Las importaciones de China han ayudado a resolver cierto déficit global de la balanza de Uruguay porque pudimos importar maquinarias o mercaderías más baratas para ser utilizadas acá. Hay proyectos industriales que solamente han sido viables por la adquisición de maquinaria industrial de China; cuando Pilsen renueva su maquinaria la importa desde China, [también se importan] máquinas para fabricación de espumaplast, maquinaria industrial, cementeras. No sería factible instalar ese proceso industrial o hacer esa inversión nacional si no se comprara en ese país; si compráramos esa misma maquinaria en Estados Unidos o en Europa, sería hasta cuatro veces más cara.
Entonces el déficit tiene que ser visto de una manera global. De cualquier manera este año el déficit baja con relación al año pasado por circunstancias de coyuntura de la crisis internacional. A mí me gustaría que estuviéramos instalando 10 procesos productivos industriales nuevos en el país, y si la maquinaria tiene que venir de China porque es la que ofrece mejores condiciones técnicas y en relación con el precio entonces bienvenido ese déficit. En definitiva está ayudando a generar una base de trabajo y a exportar mercaderías a los otros países de la región o de la subregión. Es muy importante entender el tema con una visión y una perspectiva global.
Sí tenemos una preocupación con la calidad del comercio que tenemos con China. Algunas cosas ha afectado sectores sensibles, los textiles y calzados para hablar de algunos casos, y la calidad de lo que exportamos son productos de transformación primaria, materias primas. Esa calidad de comercio con China la queremos modificar. Así como queríamos reducir el déficit de cualquier manera queremos modificar estas coordenadas del comercio exterior con China.
Este año fue un contexto de crisis internacional y no es fácil durante una crisis vender nuestros productos. En nuestros productos tenemos una oferta exportable muy limitada. Exportamos bienes elaborados o terminados a la región pero nos cuesta llegar con estos bienes terminados fuera de la región, por lo tanto nos cuesta llegar a China. De todas formas, en el marco de la crisis internacional nuestras exportaciones a China crecieron, crecieron nuestras exportaciones a Hong Kong. No pasó eso con los 20 principales mercados de Uruguay, en general de estos 20 principales mercados hubo algunos que crecieron, como Brasil, Venezuela, China, Hong Kong, Canadá, Irak, pero el resto se nos desflecó bastante.
¿Qué quiero frente a una crisis internacional? Colocar mis productos. ¿Son de transformación primaria? Sí, pero eso es más responsabilidad nuestra que de los chinos. Debemos tener otro país para insertarnos internacionalmente de otra manera, precisamos otro esquema productivo. Mientras tengamos este aparato productivo nos seguiremos insertando internacionalmente de la misma manera en materia de comercio exterior. Es como se insertaba Corea en el mundo hace 30 años, cuando no tenía una base industrial; ahora se inserta de otra manera porque tiene tecnologías mucho más desarrolladas y una base industrial mucho más fuerte. Tenemos que cambiar el país para cambiar la inserción.
EC – Le pregunto por otro capítulo sensible: el ALBA, la Alianza Bolivariana Para las Américas, que ha impulsado el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y donde están Ecuador, Nicaragua, Bolivia y Cuba. Es un punto sensible porque se mira con lupa desde la izquierda y desde la derecha; desde los dos lados se quiere saber qué va a hacer un gobierno de Mujica. El diario La Juventud, después de una entrevista que concedió al semanario Búsqueda, titulaba: “Según futuro canciller, Uruguay debe estar lejos del ALBA”. Recordemos que el programa del FA dice en uno de sus puntos “consideramos necesario avanzar en la toma de decisiones de nuestro gobierno hacia la integración al ALBA como alternativa a los procesos panamericanistas del ALCA o los planteos de los TLC”. ¿Cuál es su respuesta concreta sobre cómo se manejará esta relación en particular?
LA – Repito, y al que lee el reportaje en Búsqueda creo que le debe quedar claro el tema: no se puede ingresar a ningún bloque de un día para el otro, requiere estudios previos que llevan mucho tiempo. Entonces es prácticamente imposible implementar todos esos estudios y resolver todas las ecuaciones de política exterior y de inserción internacional que hay que resolver en este tema –que tienen que dar siempre un resultado positivo– para ingresar al ALBA; eso lleva mucho tiempo.
El ingreso de Venezuela al Mercosur lleva muchísimo tiempo, cualquier ingreso de un país europeo a la Unión Europea lleva muchísimo tiempo.
EC – ¿Pero se va a trabajar para cumplir con este mandato del programa del FA?
LA – Estamos obligados a realizar los estudios correspondientes, a establecer los contactos preliminares correspondientes y ver cómo podemos desarrollar este tema con un determinado cronograma. No quiere decir que al final del cronograma se ingrese al ALBA o no, se tienen que dar positivamente todas las ecuaciones de política exterior de interés nacional del país para que eso suceda. No quiere decir que vayamos a estar lejos del ALBA; la relación con sus integrantes, con Venezuela, con Cuba, con Bolivia, son relaciones prioritarias para el Uruguay, pero en ese contexto.
EC – Para terminar vayamos al tema del “departamento 20”, que incluso lo preguntan los oyentes en varios mensajes.
JAE – Establecer vínculos con la diáspora es una línea de acción que ya se ha manifestado como prioridad del próximo gobierno. ¿Qué puede esperar aquel uruguayo que está residiendo afuera, qué puede esperar el uruguayo que tiene familiares afuera, qué puede pasar con aquellos que tienen ganas de volver y no encuentran las condiciones adecuadas?
LA – La relación con los uruguayos en el exterior es prioritaria como visión política estratégica del Uruguay. En Uruguay no tenemos 10 millones de vacas, tenemos la población uruguaya, los recursos humanos de Uruguay, y eso es lo que quiero fortalecer. Con el “departamento 20” tenemos recursos humanos que no tenemos acá, hay áreas científicas enteras cuyos científicos solamente tenemos en el exterior. Tenemos uruguayos que están haciendo trabajos muy importantes y otros que están haciendo trabajos más humildes. Todos esos constituyen mi prioridad A1 en la gestión en la Cancillería. Tenemos que ver, y ese quizás es uno de los temas que tenemos que reforzar, el enfoque del Servicio Exterior uruguayo, que la relación con estos uruguayos sea el trabajo más importante de todos. A veces –y lo he visto– nuestros diplomáticos consideran más importante su relación con el cuerpo diplomático del lugar donde están acreditados, con las altas autoridades, con las empresas más importantes, y consideran el trabajo con los uruguayos como un trabajo de segunda clase. Eso tiene que cambiar.
EC – ¿En qué sentido? En términos prácticos, ¿de qué manera entiende usted que debe cambiar?
LA – Tenemos que cambiar en la dotación de los recursos humanos que se dedican a este tema en la Cancillería, en los recursos materiales que le damos a este tema y en los recursos financieros que le damos a este tema.
EC – ¿Para obtener qué resultados?
LA – El resultado es el apoyo al trabajo de todos los uruguayos que están en el exterior, que tengan en la embajada una referencia directa para sus inquietudes, sus problemas, sus dificultades o sus metas y objetivos. Pero los uruguayos en el exterior también presentan al país un sinnúmero de oportunidades. Creo que se puede recoger muchísimo más de ellos para hacer cosas mucho más importantes en Uruguay.
EC – ¿Hay proyectos concretos, pensados a esos efectos?
LA – Hay una institucionalidad vigente que por primera vez ha trabajado el tema de los uruguayos en el exterior de una manera orgánica. Ese proceso ha tenido que llevar muchos ajustes, con cambios de autoridades tres veces en este período. Los proyectos concretos los voy a empezar a esbozar a partir del mes de enero, cuando regrese de China y empiece a trabajar en los temas de la transición, no antes. Los tengo que discutir primero con mis contrapartes.