martes, 10 de mayo de 2011

ESTRUCTURAS ÓSEAS DEL RÍO SAN SALVADOR SERÁN ESTUDIADAS Y PERMANECERÁN EN SORIANO

HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS


Como medida de protección frente a factores ambientales los esqueletos hallados en Soriano fueron conducidos desde el área del río San Salvador hacia Dolores. En el museo local se planifica el montaje de un laboratorio a fin de microexcavar los conjuntos óseos asentados en sus panes de tierra. Al mismo tiempo, se procede a la conformación de un equipo de expertos para el desarrollo de los estudios correspondientes.

El arqueólogo de la Intendencia de Soriano, Aparicio Arcaus, informó que los conjuntos óseos trasladados el día 26 de abril, desde el área de prospección arqueológica del río San Salvador, próxima a su desembocadura en el río Uruguay, permanecen a resguardo en el museo Lacán Guazú de la ciudad de Dolores.

El experto indicó que en estos momentos, mientras un equipo de la Comisión de Patrimonio de la Nación continúa el relevamiento de la zona, se planifica la conformación del equipo humano donde, al menos uno de ellos, sería antropólogo forense, el montaje de un laboratorio y los insumos necesarios para proceder a la microexcavación de los conjuntos óseos.

La microexcavación puede aportar evidencias orgánicas como polen, elementos de carbón, fibras vegetales e improntas que quedan en el sedimento. Éstas se originan cuando se desintegran algunos huesos o los cueros asociados a determinado tipo de enterramiento, lo que provoca un cambio de color del sedimento. Ese procedimiento, además, permitirá investigar las piezas óseas y advertir patologías.

Evitar daños irreversibles

Luego de la exhumación, las dos estructuras óseas, con sus respectivos panes de tierra, fueron conducidas en dos cajones con paredes metálicas recubiertas de yeso en su interior. El traslado con destino a las instalaciones museísticas se realizó, con los recaudos necesarios, en una embarcación que navegó hacia Dolores por el río San Salvador. Ya en tierra, un importante número de pobladores locales acompañó la comitiva con respetuoso silencio.

El arqueólogo Arcaus justificó la acción en el entendido que los panes de tierra que contenían los conjuntos óseos, se encontraban sobre la superficie y era necesario protegerlos de factores ambientales. “De lo contrario, el daño que iba a sufrir el material iba a resultar irreversible”, sostuvo.

Uno de los casos constituye lo que se denomina enterramiento primario.

Ello significa que el individuo fue colocado en la tumba, tal cual murió.

Estos restos mortuorios, en particular, presentaban un ajuar funerario consistente en una boleadora y un pequeño dije de cerámica, lo que permite inferir a los expertos de que se trató de un enterramiento prehispánico.
El otro caso, consiste en un enterramiento secundario. Aquí los huesos fueron acondicionados de manera intencional y particular, una vez que el individuo falleció. El cráneo se dispuso en el centro del conjunto y a ambos lados los huesos largos. La microexcavación también permitirá advertir la disposición completa del paquete funerario aunque, en este caso, no se puede aseverar que se trata de un enterramiento indígena o de la época hispánica. Lo que sí resulta claro, es que ambos enterramientos pertenecen a distintas culturas.

El entrevistado señaló que no puede aseverar que los restos de cerámica encontrada alrededor de los enterramientos se corresponden con éstos. “Es muy difícil ser categóricos y asociarlos, porque el sitio ha sido removido por las tareas agrícolas”. Esa información surgirá en la medida que en las tareas de laboratorio surjan fragmentos de cerámica o alguna vasija completa que esté asociada estratigráfica y espacialmente asociada en forma directa”.

Las estructuras óseas van a permanecer en el departamento de Soriano, aseguró Arcaus. “Lo que no sabemos todavía -y eso va a depender en buena medida de las condiciones de preservación de los esqueletos y algún otro aspecto- es, si vamos a exhibirlos en museo o dejarlos acondicionados en el depósito, a disposición de los investigadores”.