lunes, 9 de enero de 2012

Uruguay se abre a trabajadores extranjeros para cubrir vacantes

¿Demasiado empleo?

Con un desempleo históricamente bajo, menor al 6%, y un crecimiento sólido, Uruguay enfrenta el desafío de disponer de más y mejores recursos humanos, para lo cual el gobierno apunta a programas de formación, a facilitar la contratación de jóvenes y mujeres, y en algunos sectores al regreso al mercado de personas retiradas.
La tasa de desempleo en el país bajó a 5,5% en noviembre, dos décimas menos que el mes anterior (5,7%) y apenas una décima más que el 5,4% registrado en diciembre de 2010, su nivel más bajo en décadas.


Un dato para celebrar en un país de 3,4 millones de habitantes -que llegó a registrar un paro de 20,4% durante la crisis económica de 2002- y que sin embargo también plantea problemas.


La cifra de noviembre -divulgada esta semana- se ubica por debajo del considerado desempleo estructural del país, estimado entre 6% y 7%, por lo que el gobierno enfrenta ahora el problema de cómo obtener más recursos humanos para mantener un crecimiento que en 2010 fue de 8,5% y se espera que llegue al 6% en 2011.

Para el viceministro de Trabajo y Seguridad Social, Nelson Loustanau, la variable “podría llegar a ser afectada por la crisis mundial, si afectara sensiblemente a algunos de los sectores líderes en producción de empleo en Uruguay”, que abarcan desde el industrial, comercial o agrícola hasta el de servicios.


Pero “el gobierno espera que el desempleo siga teniendo este comportamiento y las políticas activas se orientan hacia eso”, dijo.


Con 1,5 millones de ocupados, el desempleo afecta a menos de 100.000 trabajadores, en su mayor parte mujeres y jóvenes y cuyo mayor problema es la falta de formación, explicó Loustaneau.


Límite al crecimiento país

Para Neker de la Llana, gerente de servicios profesionales de la consultora Manpower Professional, se está “en un escenario de complejidad creciente tanto para poder reclutar como para poder retener el personal, sobre todo el que tiene mayores niveles de calificación”.

De la Llana estableció que “las tensiones entre oferta y demanda se vienen percibiendo desde 2006 inclusive y se han agudizado en los últimos dos años”.

Estas tensiones se dan sobre todo en los segmentos de mayor calificación, en particular con las áreas industriales o de tecnología de la información, explicó.

De todas formas, en los últimos dos años se ha percibido un movimiento en el que en casi la totalidad de los segmentos podés encontrar dificultades para reclutar perfiles”, observó. “Hace cuatro años reclutar perfiles de baja calificación no necesariamente era un gran desafío, hoy ya es una actividad que tiene sus complejidades porque se están alcanzando niveles de desempleo estructural”.


Según De la Llana, quienes siguen estando fuera del mercado de trabajo “no cuentan con las habilidades, conocimiento o experiencia como para poder insertarse en el mercado”.

El bajo desempleo también ha generado un incremento de los salarios por la fuerte competencia en algunos sectores, donde las remuneraciones crecieron en torno al 15%, observó.

“En este momento el riesgo de perder competitividad en pocos años, debido a un incremento de salarios que vaya más allá de un incremento de los niveles de productividad reales, puede erosionar las posibilidades de continuar con un desarrollo sostenido”, sostuvo.


Para el consultor, “Uruguay tiene el desafío de poder generar una fuerza laboral más calificada”, en particular en las áreas donde hay más demanda, promoviendo la formación continua y manteniendo a los jóvenes dentro de los sistemas educativos.



Con esa meta, el gobierno trabaja en varias líneas de acción: la preparación de una ley de empleo juvenil que permitiría agilizar las contrataciones y que éstas incluyan un alto contenido de formación; y la instauración de políticas específicas para las mujeres, muchas de las cuales permanecen fuera del mercado laboral por tener niños o ancianos a su cargo.

También se analiza reincorporar a jubilados en algunos sectores para la formación de los más jóvenes, una experiencia que ya se realiza en el sector de la construcción.

Mirando al exterior.

Otra carta sobre la mesa es traer mano de obra extranjera a trabajar en Uruguay. Sin prisa pero sin pausa, esta opción viene ganado terreno en círculos oficiales. Eduardo Brenta, ministro de Trabajo, anunció días atrás que se están preparando medidas para que los trabajadores extranjeros obtengan las mismas condiciones que los nacionales al ser contratados en Uruguay.

“Es imprescindible que los trabajadores de la región y el mundo puedan acceder con facilidad al mercado laboral uruguayo”, explicó, y señaló que el país precisa “recursos humanos y no únicamente en los más calificados”.

En esa línea, el gobierno está dispuesto a derogar la obligación de que el extranjero ingrese con un contrato de trabajo.

También podría rever la norma que establece que los emprendimientos beneficiados con exenciones fiscales puedan contratar personal foráneo a sólo un 25 por ciento de la plantilla.

Pretendemos primero ocupar a los uruguayos y luego evaluar otras posibilidades”, sostuvo.



Aclaró que “los trabajadores de la región que lleguen al país lo harán en las mismas condiciones y salarios que los uruguayos. No queremos mano de obra barata“, concluyó.



LARED21/AFP/Agencias