INTEGRACIÓN SURAMERICANA
El camino de la integración suramericana tiene distintas experiencias, pero cada una tiene su origen, historia y características y seguramente en las próximas décadas se irán cohesionando y perfeccionando, dijo el canciller interino, Roberto Conde.
Se aspira a que América del Sur tenga un único proceso totalizador e integrador como unidad continental, pero es un objetivo ambicioso, reflexionó.
El ministro interino de Relaciones Exteriores, Roberto Conde, participó de la reunión de traspaso de la presidencia del Consejo Suramericano de Salud de UNASUR y en ese ámbito se refirió a la integración.
La Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) brinda una posibilidad histórica a los países de aportar en conjunto políticas públicas comunes en beneficio del desarrollo de las sociedades y del diálogo y la concertación política de los Estados. Ya se experimentó en el campo de defensa, salud, cooperación (policial y judicial), combate al crimen organizado, educación, desarrollo de la investigación científico-técnica, desarrollo económico y agropecuario, políticas fitosanitarias. Son oportunidades que se pueden llevar adelante con una perspectiva de futuro casi infinita, dijo.
Conde celebró la ratificación de UNASUR, incluso en el campo jurídico-institucional donde se está a 10 días de que la misma quede definitivamente instalada como una persona jurídica de derecho internacional plenamente ratificada por la voluntad de los Estados.
Será la consagración de una oportunidad histórica. “Un acontecimiento de esta naturaleza ocurre justo en los días de celebración del Bicentenario de nuestras independencias”, reflexionó el jerarca.
La separación de los territorios de los viejos virreinatos españoles en América y su división en un conjunto de Estados divididos fue quizás la consecuencia más dramática y negativa para el desarrollo de los pueblos, aseguró.
Se bien se fracasó en la unidad política, el siglo XXI abre una nueva oportunidad; la integración es la visión moderna, contemporánea de esta posibilidad de unión de los pueblos, mediante distintos grados de compromiso.
Conde realizó una serie de aclaraciones ante la confusión que aún sobrevuela el proceso de integración suramericana entre distintas experiencias integradoras (Comunidad Andina, MERCOSUR, UNASUR, la creación de una nueva Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños).
Son procesos compatibles, con distinta naturaleza y características. El primer gran error que los gobernantes deben evitar es caer en falsas contradicciones entre unos y otros.
Cada proceso tiene su origen, historia y características. Confía en que en las próximas décadas se irán cohesionando y perfeccionando.
La búsqueda es que América del Sur tenga un único proceso totalizador e integrador como unidad continental, pero es un proceso ambicioso, en tanto habrá que asimilar cada proceso sub-continental con sus características.
Sobre el vínculo entre MERCOSUR y UNASUR dijo que no son procesos incompatibles ni comparables sino complementarios que obedecen a lógicas diferentes en la evolución del conjunto de los países. “Queremos ser un mercado común y por tanto desarrollar una integración completa y total”, y una institucionalidad propia, explicó.
Esto no quiere decir que uno sea mejor que otro. Algunos países optaron por estrategias de inserción internacional donde predominó una visión bilateralista y no tienen interés en acelerar un proceso integracionista con el grado de ambición del MERCOSUR. Son los debates de la construcción -dijo-, lo que no se puede permitir es enfrentar de un modo estéril distintas posiciones.
“Tenemos que tener la sabiduría de sacar el máximo de avance histórico de cada realidad, consenso y conjunto de acuerdos que podamos lograr y confiar en que el tiempo irá potenciando al continente en su conjunto para avanzar en el proceso de integración”, añadió.
Repasando los acontecimientos, percibió que por primera vez, en esta década del siglo XXI el continente suramericano logró ser absolutamente democrático, sin gobiernos dictatoriales, ni situaciones de violencia ni usurpación ilegítima del poder. Esto marca una época diferente para América del Sur.
“Cuando se insiste con la idea que UNASUR debe ser un instrumento para reafirmar a América del Sur como un continente de paz, estabilidad y seguridad es porque se crearon condiciones que en el siglo XX no existieron”, sostuvo. A partir del pluralismo se construirá una visión estratégica continental.
La idea de una América del Sur unida es irreversible, se echó a andar para no detenerse, pero es un proceso de desarrollo desigual, aclaró.
“No permitamos que las desigualdades nos dividan. Hay que construir a partir de esa desigualdad la cohesión necesaria y esas son tareas de décadas”. La integración regional ya sea en los niveles sub-regionales como a nivel continental suramericano es la construcción geopolítica y el hecho histórico más importante que fuimos capaces de crear desde la independencia. “Espero que seamos capaces de desenvolverlo plenamente”, añadió.