sábado, 4 de julio de 2009
Uruguay inicia el 'Año Onetti' al cumplirse el centenario del autor
Por Yanina Olivera –
Fuente: http://www.google.com/hostednews/afp/article/ALeqM5j4sO6G-LKg3lyjIikL3Szy7G90Ag
MONTEVIDEO (AFP) — Uruguay lanzó el 'Año Onetti', al cumplirse el centenario del nacimiento de este escritor hermético y de original vida y obra, con una serie de homenajes que incluye seminarios, conferencias y ciclos de cine.
La celebración incluye un sello conmemorativo lanzado por el Ministerio de Educación y Cultura (MEC), un concurso de historietas basadas en la obra de Onetti, lectura de textos del autor en la Casa de los Escritorers del Uruguay y un ciclo de películas, documentales y entrevistas en la Cinemateca Uruguaya.
Además, la Intendencia de Montevideo, el Centro Cultural de España y la Biblioteca Nacional realizan una serie de 14 conferencias, como "intentos de ingresar al mundo del maestro de la literatura urbana", según el anuncio del ciclo.
Juan Carlos Onetti (1904-1994) fue considerado un "maestro" por la Generación del '45', un creativo movimiento literario que entre otros integraron Mario Benedetti, Mario Arregui, Idea Vilariño, Carlos Martínez Moreno, Ángel Rama, Carlos Real de Azúa y Armonía Sommers.
A Onetti lo rodeaba una leyenda negra de "bebedor", "mujeriego" y "ogro" de la que él renegaba: "La leyenda, en lo fundamental: calumnias. Ignorancia, desconocimento de los hechos. Yo sigo viviendo y la leyenda crece", le dijo a María Esther Gilio, en una entrevista publicada en 1965. Gilio, periodista amiga de Onetti, dijo a la AFP que era "la persona más veraz que conozco. Tenía esa sinceridad total, que en algún sentido es muy positiva, pero que también puede ser muy hiriente".
"Yo lo conocí a los 17 años y medio me enamoré de él. Pero era sumamente respetuoso de la pureza adolescente, de la ilusión, de la ingenuidad adolescente. Él trataba de apreciar esa belleza" sin mancillarla, relató. "Eso era justamente lo que lo atraía. Él decía que si se acostaba con una adolescente, al otro día se levantaba con una mujer", dijo Gilio, a quien Onetti le hablaba de estas cosas y le decía: "vos estás acá para creerme, ¿no?".
Lo más sobresaliente de Onetti como escritor era cómo llegaba "a la profundidad del ser humano, su falta de prejuicio, su capacidad para transmitir más allá de lo que se ve", estimó Gilio.
Nacido en una familia de clase media modesta, Onetti fue desde chico un ávido lector que abandonó la secundaria y pasó por diversos empleos: mozo, portero, vendedor de entradas del Estadio Centenario, periodista.
"El periodismo es de las profesiones más soportables que conozco", decía Onetti, que trabajó en varios medios uruguayos y argentinos, así como en la agencia Reuters.
La aparición en 1939 de su breve novela "El pozo" puso de relieve el sombrío escepticismo urbano que sería piedra angular de su obra.
Con "La vida breve" (1950), Onetti inició la saga de Santa María, esa ciudad inventada, gris y depresiva, a la que también pertenecen "El astillero" (1961), "Juntacadáveres" (1965), "Dejemos hablar al viento" (1979) y "Cuando ya no importe" (1993).
Onetti se exilió en España en 1975, tras haber sido encarcelado en 1974 durante la dictadura (1973-1985) por su participación, como jurado, en un concurso literario en el que fue premiada y publicada una obra de Nelson Marra, que tenía elementos de sexo explícito.
Pasó los últimos cinco años de su vida prácticamente en su cama. Murió en 1994 en Madrid.