17 DE JUNIO DE 2009
Para el suscrito constituye un alto honor asumir la presidencia del capítulo chileno del Consejo Empresarial Chileno-Uruguayo, que como ustedes saben fue creado en abril de 2007 con motivo de la visita del Presidente de la República Oriental de Uruguay, Sr. Tabaré Vásquez, en abril de 2007.
En su acta constitutiva, este consejo se crea como un foro institucional del sector privado con la finalidad de evaluar y dar seguimiento a la marcha de las respectivas economías y de sus efectos en las relaciones económicas-comerciales bilaterales, con miras a fomentar en forma preferente el intercambio de bienes y servicios y las inversiones recíprocas.
Asimismo, se dota al Consejo de la facultad para presentar a los respectivos gobiernos recomendaciones y sugerencias para la mejor marcha del proceso de integración y cooperación económica-comercial y de sugerir acciones conjunta hacia terceros mercados.
A pesar de su corta existencia, el Consejo Asesor Empresarial ha venido cumpliendo con los objetivos que señala su acta constitutiva y se ha convertido en un instrumento gravitante en promover el comercio de bienes y servicios e inversiones entre ambos países a través de la realización de numerosos eventos y reuniones tanto en Chile como en Uruguay.
No cabe la menor duda de la existencia de una sólida relación de amistad y cooperación entre ambos países a nivel político sin altibajos a lo largo de su historia común.
Al respecto, no se puede dejar de mencionar algunos hitos que corrobora lo anteriormente señalado. En la organización de la expedición libertadora de Chile muchos uruguayos se enlistaron en ella y tomaron parte en las batallas que dieron la independencia de Chile de la corona española. Un hecho que es poco conocido en nuestra historia es que entre el 16 de abril y el 7 de septiembre de 1817 el uruguayo Hilarión de la Quintana encabezó el Poder Ejecutivo de nuestro país, con el título de Director Supremo Delegado de Chile mientras Bernardo O´Higgins se encontraba en campaña con el objeto de consolidar la independencia nacional.
El accionar conjunto de chilenos y uruguayos en las luchas emancipadoras obvió el establecimiento formal de relaciones diplomáticas y consulares. La primera representación oficial uruguaya en Chile estuvo a cargo de don José Arrieta, quien fue Cónsul, Encargado de Negocios, Ministro Residente y Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario, ocupando por muchos años el rango de Decano del Cuerpo Diplomático. Su gran labor lo llevó a establecer una estrecha relación con importantes actores de la vida política, cultural y económica del país. Fue él quien actuó como albacea del Presidente José Manuel Balmaceda y se encargó personalmente del traslado de sus restos al momento de su trágico fallecimiento. Hoy, una importante calle de Santiago lleva su nombre como recuerdo al gran aporte que realizó al país.
Estos hitos tienen consecuencias en las relaciones económicas y comerciales bilaterales. Las cifras de intercambio comercial en los últimos 5 años se han triplicado y las inversiones de capitales chilenos en Uruguay alcanza la cifra de 530 millones de dólares distribuidas en los sectores agropecuario, industrial y servicios.
El reciente anuncio de las inversiones que están realizando las empresas Copec, Celulosa Arauco y el grupo Ultramar en los sectores de generación eléctrica y forestal permitirá más que triplicar este registro histórico.
Una parte importante de esta positiva evolución se debe a la vigencia del ACE N°35 Chile-Mercosur y al Acuerdo sobre Promoción y Protección Recíproca de Inversiones.
Sin embargo, en nuestra opinión el factor más relevante que explica el aumento y diversificación de las relaciones económicas y comerciales bilaterales es la existencia de dos países de tamaño pequeño en el concierto mundial con una visión compartida para enfrentar sin temores y complejos los desafíos que significa la globalización.
Entre los elementos que forman parte de esa visión común se encuentran la libertad, la democracia, el respeto al Estado de Derecho, el crecimiento económico, la justicia social, la inserción internacional basada en el regionalismo abierto, la existencia de una institucionalidad que garantiza la estabilidad y un clima favorable para la inversión, entre otras.
Esto se ha traducido en el último tiempo en la materialización de importantes iniciativas tales como la puesta en vigencia del Acuerdo de Asociación Estratégica y del protocolo que aceleró las desgravaciones arancelarias en el marco del ACE N°35; la suscripción de un acuerdo en materia de compras públicas; la profundización del acuerdo de Promoción y Protección Recíproca de Inversiones y el compromiso de iniciar negociaciones con miras a suscribir un Acuerdo para evitar la Doble Tributación.
En ese contexto tan propicio, es indudable que el sector privado en ambos países encuentra un marco muy favorable para el emprendimiento de iniciativas en el campo del comercio y de la inversión.
Sin embargo, queda mucho por hacer. En ese contexto, la crisis económica mundial que ha tenido sus efectos en ambas economías no nos debe amilanar y en ese sentido el Consejo Asesor Empresarial está llamado a ser un catalizador de un conjunto de actividades y tareas tales como facilitar el desarrollo de alianzas estratégicas entre empresas uruguayas y chilenas para aprovechar las oportunidades que ofrecen la red de acuerdos comerciales que han suscrito ambos países.
Al respecto, y como consecuencia del trabajo ya realizado por el CASE y otras entidades empresariales de ambos países se han identificado oportunidades en sectores tales como: productos químicos orgánicos e inorgánicos, abonos, auto partes, calzado, textiles plásticos, madera, papel, lana, carne deshuesada, leche en polvo, chocolates arroz, cebada, entre otros.
Sin perjuicio de lo anterior existen otros ámbitos en donde el CASE puede seguir jugando un papel relevante en el proceso de densificación de las relaciones económicas y comerciales entre ambos países. Me refiero a seguir impulsando iniciativas en medidas de facilitación de comercio, turismo, servicios logísticos, infraestructura, entre otros. Asimismo, seguir instando a los respectivos gobiernos a avanzar de manera rápida en la concreción de un Acuerdo para evitar la Doble Tributación.
Antes de terminar, quisiera agradecer la extraordinaria labor de mi predecesor, el Sr. Alfredo Ovalle, quien con gran sacrificio, inteligencia y empuje ha contribuido a que el CASE se haya convertido en un referente importante para el sector privado y para los gobiernos de Chile y Uruguay.
Finalmente, deseo manifestar la importancia de la presencia en este acto del Ministro de Industria, Energía y Minería de la República Oriental del Uruguay, Ingeniero Daniel Martínez y de la distinguida delegación oficial que lo acompaña. Su concurrencia otorga un especial realce a esta ceremonia. Asimismo, hago extensiva este agradecimiento al embajador de la República Oriental de Uruguay, Sr. Carlos Pita y a los representantes del Capítulo Chileno del CASE y de las entidades empresariales nacionales presentes y solicito el apoyo de todos ustedes para seguir la tarea de ampliar y profundizar los lazos económicos y bilaterales entre ambos países.
Muchas gracias.