12.06.2009 | 14.44 http://www.espectador.com/1v4_contenido.php?id=154162&sts=1
Entrevistado por En Perspectiva, Pablo Mieres, líder del Partido Independiente (PI), calificó de “preocupante” el corrimiento del electorado hacia los extremos del espectro político “confrontando entre imágenes y figuras fuertes que son más referencia del pasado que del futuro”. Sin embargo, consideró que este hecho representa una oportunidad para su colectividad, que podrá captar votos de ciudadanos que busquen una alternativa. Frente a las críticas que apuntan en sentido contrario, aseguró que el PI es claramente de “centroizquierda y socialdemócrata”. Además, expresó sus propuestas en materia de seguridad sobre lo que afirmó que no hay que “tenerle miedo al ejercicio de la autoridad”.
JUAN ANDRÉS ELHORDOY:
“Si los resultados de junio confirman lo que dicen las encuestas, lo que en realidad tendremos porfiando la Presidencia es a dos candidatos que representan los extremos del espectro ideológico.”
La frase corresponde al precandidato del Partido Independiente, Pablo Mieres.
En este marco, esta colectividad política insiste en que el país necesita una fuerza independiente entre los dos grandes bloques en los cuales está dividido el país. Apunta a la elección de octubre en procura de aumentar su representación parlamentaria, que hoy se limita a un solo diputado.
Pese a que no tienen competencia interna en las elecciones del 28 de junio, y con el desafío de movilizar adherentes, los independientes vienen llevando adelante una campaña activa, que incluye actos, visitas a instituciones, reuniones con representantes de distintas entidades y recorridas por todo el país.
Para averiguar cómo se hace campaña para una interna en la que no hay competencia y conversar sobre lo que va a pasar a partir del 29 de junio, estamos con el doctor Pablo Mieres, candidato presidencial del PI.
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JAE - ¿Por qué votar al PI? Hay un aspecto formal, para las elecciones de octubre debe cumplirse este proceso electoral que implica la configuración de los órganos internos de cada partido. Pero en este caso, con un solo precandidato, usted, por el PI, ¿qué sentido tiene?, ¿qué les dice a sus adherentes sobre por qué votar al PI el 28 junio?
PABLO MIERES:
El análisis es real, el PI no tiene competencia, pero les pedimos a todos los que se sienten independientes que el 28 de junio no se queden en casa ni cedan a la tentación de ir a definir en otras tiendas, que si son independientes nos den una mano para arrancar con el mejor piso posible la segunda parte de la campaña. Para nosotros la campaña electoral es una sola, comenzó sobre fines del año pasado, trabajamos sabiendo que el 28 de junio no es nuestro momento especial ni mucho menos, y el que nos mida en función de esos datos se va a equivocar.
JAE - Ese es un riesgo, todo el mundo tiende a mirar la elección primaria del 28 de junio como una especie de “pole position”, para ver cómo arrancan los partidos de cara a la elección de octubre. ¿Visualizan ese riesgo?
PM - Sí, siempre fue así, es una elección que no es fácil para un partido que no tiene competencia, sobre todo en esta elección interna, en la que por primera vez los otros tres partidos sí tienen competencia. En otras ocasiones había situaciones de candidatos únicos en más de un partido o no había competencia, había varios candidatos pero era muy claro que uno tenía la mayoría casi completa. En esta oportunidad las elecciones en los otros tres partidos son competitivas, y eso le agrega un problema a nuestra situación. Por eso estamos trabajando muy fuerte en la organización, en convocar a los que tienen la camiseta puesta, a los que sienten que el PI tiene que jugar un papel absolutamente indispensable, cada vez más indispensable en un panorama político que veo preocupante para el futuro inmediato.
EC - ¿Qué expectativa tienen con relación a la votación de junio? ¿Qué sería lo óptimo?
PM - No hay una expectativa posible, lo importante es movilizar la gente, llevarla a que vote ese día, que no deje de hacerlo, porque, más allá de que todos evaluamos esta situación, puede haber analistas, periodistas, colegas suyos que saquen conclusiones en función de un resultado determinado el 28 de junio. Por lo tanto para nosotros cuanto más votos tengamos el 28 de junio, mejor será el punto de partida, el punto de arranque. De cualquier manera, el 29 de junio seguiremos de largo muy tranquilos, lo que venga bienvenido será, porque la apuesta fuerte del PI es a la elección de octubre, a la que le tenemos muchísima fe, porque estamos sintonizando con una cantidad cada vez mayor de uruguayos que sienten que el Uruguay político va camino a una polarización hacia las puntas extremadamente preocupante.
Y esa confrontación hacia las puntas que se visualiza cada vez más va a estar en medio de un país que desde el punto de vista económico y social va a tener graves dificultades, no vamos a tener el escenario de 2005, en marzo de 2010 vamos a tener un escenario complejo, con un déficit fiscal enorme, con una actividad económica seguramente mucho menos dinámica que en los años anteriores, con un índice de desocupación que lamentablemente va a haber crecido. En esa situación, y encima con un país polarizado, confrontando entre imágenes y figuras fuertes que son más referencia del pasado que del futuro, mucha gente va a visualizar con claridad que la opción es fortalecer el medio de la cancha, fortalecer un partido que va a quedar solo con la bandera de la centroizquierda, del centrosocialdemócrata, y por tanto de las oportunidades de diálogo y las de construir puentes.
JAE - Usted lo ve como una oportunidad, pero se podría pensar de otra manera, ¿esa polarización no puede llevar directamente a que la gente se divida más entre unos y otros y piense “si voto al PI no estoy incidiendo”? ¿Cómo hace su sector político para revertir esa tendencia?
PM - La mayoría de los uruguayos no quiere ese tipo de definición de todo o nada, de jugar todas las fichas a una de las puntas. La mayoría de los uruguayos sigue pensando que lo mejor es encontrar entendimientos y generar condiciones que moderen la situación política. Pero además va a tener la oportunidad política de hacerlo, porque uno mira los números, y las posibilidades de que ocurra un triunfo en primera vuelta de cualquiera de los partidos son prácticamente inexistentes, y es una buena cosa que así sea, porque evita situaciones de mayoría absoluta como la que hemos vivido en estos años y que no ha sido buena para el país. Entonces en un escenario en el que la elección del presidente se va a postergar un mes, se va a definir en noviembre, y sabiendo muy claramente qué dos candidatos juegan la final, los uruguayos van a poder ir en octubre tranquilos hacia una elección parlamentaria, porque la elección de octubre se va a parlamentarizar.
JAE - ¿Para usted es seguro que en octubre se define un balotaje? ¿Entre quiénes?
PM - Entre el candidato del Frente Amplio (FA) y el candidato del Partido Nacional (PN). Está claro que el PI y el Partido Colorado (PC) peleamos por el espacio parlamentario.
JAE - Mi pregunta era un poco más precisa, apuntaba a quién visualiza en el FA y en el PN.
PM - Cuando digo que el país tiende a tironearse hacia las puntas estoy pensando que se confirman las tendencias que todas las encuestas indican, que señalan que la opción va a ser entre Mujica y Lacalle. Pero muchos uruguayos van a resistirse a elegir entre Mujica y Lacalle, por lo que ellos representan dentro de sus partidos, y van a tener que buscar una alternativa; y esa alternativa, por el imperio de las circunstancias, va a ser el PI, con lo cual para nosotros hay una responsabilidad cada vez mayor, que sentimos cada vez mayor, de darle al país una oportunidad de entendimientos. Y con el agregado a favor de que esos uruguayos no pierden la oportunidad de elegir presidente, en la segunda vuelta van a tener que elegir entre uno de ellos dos, aunque no les guste ninguno. Pero al darnos el voto a nosotros en la primera vuelta, nos están dando un poder que vamos a utilizar en el sentido de generar conexiones, entendimientos, de buscar evitar que el país camine hacia un abismo, que combinado a una situación de crisis puede ser muy preocupante para el futuro.
Para que eso se potencie yo conecto con el 28 de junio. Muchos uruguayos podrían decir “en el PI no hay nada para elegir, ¿para qué voy a votar?”, o van a estar tironeados por mucha gente a su alrededor que les va a decir “dale, dame una mano en esto, ayudá a definir a favor de esto o en contra de aquel”, pero hay una razón más para que arranquemos con la mayor fuerza posible, porque ese rol lo vamos a cumplir con mayor propiedad si en el arranque tenemos una elección que nos da un piso –siempre un piso– lo más razonable posible.
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JAE - Vamos a las propuestas. El diputado del PI, Iván Posada, explicó que su sector político no propone un plan de gobierno, sino una serie de proyectos focalizados en las áreas de mayor relevancia desde su óptica socialdemócrata: seguridad, educación, integración e inserción social, reforma de la gestión pública, políticas energéticas y logística.
La última propuesta presentada por el PI tiene que ver con seguridad. En concreto, ¿qué propone el PI como iniciativa para discutir seguramente en el próximo período?
PM - Lo primero que tenemos que decir es que más allá de que la seguridad pueda tener causas de fondo más profundas y que tienen que ver con la crisis que la sociedad uruguaya ha vivido en estos años y en estas últimas décadas, no podemos postergar las soluciones hasta que esos problemas de fondo se resuelvan. Hay que trabajar en ellos, y por eso los otros dos temas que incluimos en el área social son educación e integración social, pero hay que responder inmediatamente en materia de seguridad. Nuestra respuesta es muy contundente no hay que inventar cosas nuevas, no hay que salir a buscar nuevos instrumentos o nuevas instituciones, o nuevos cuerpos represivos. Hay que fortalecer, profesionalizar y respaldar al instituto policial.
JAE - ¿De qué manera?
PM - Así como en este período de gobierno se priorizó la educación –aunque con mala puntería, porque se triplicó el gasto y seguimos muy mal–, en el próximo período la seguridad debe ser una prioridad en materia de recursos. Planteamos que hay que tender a eliminar el servicio 222, que ha significado un descaecimiento muy significativo en la capacidad de actuación policial. Esa es una primera medida.
Claro, para eliminar el servicio 222 tengo que sustituir ingresos, por eso decía que hay que aplicar recursos a la seguridad. Esto significa aumentar la remuneración del policía de manera tal que a su salario se sume lo que hoy recibe por el servicio 222. El servicio 222 es perverso, convierte al policía en un guardia de seguridad privado en la mitad de su tiempo, le exige una jornada laboral agotadora, en la que además prioriza el 222, que es el que puede perder, y por lo tanto en un cálculo obvio de distribución de fuerzas termina resintiéndose la labor policial específica. Esto es un error gravísimo que se cometió, no en este período, hace bastante tiempo ya. En el afán de mejorar la situación de ingresos de la policía sin pagar con fondos públicos, se cayó en este error que hoy determina una fuerte caída de la tensión que debe existir en un instituto de represión y prevención del delito como es la policía.
JAE - El PI propone el aumento presupuestal para los policías.
PM - Para eliminar el servicio 222 y permitir que un policía en ocho horas diarias de trabajo directo en su función policial reciba un salario que equivalga a la suma de lo que hoy obtiene por las dos prestaciones.
JAE - En la propuesta del PI también hay una iniciativa que tiene que ver con la institucionalidad, dice que Uruguay hoy está retrasado, que no tiene especialización en diferentes áreas de cobertura o de trabajo de la policía. ¿Cómo es el modelo que plantearía el PI en un proyecto en el próximo gobierno?
PM - En segundo término tenemos que ir a un escalafón único como antes existía en la policía. Hoy tenemos una situación de doble escalafón, los oficiales tienen una carrera determinada, y los que no son oficiales o suboficiales tienen una carrera con un tope muy bajo, inmediato, por lo que los agentes de policía ven un horizonte muy corto porque el escalafón se cierra muy rápidamente. Antes no era así, existía un escalafón único, que les permitía a todos los integrantes del instituto policial tener expectativas de desarrollo profesional y técnico mayores. Entonces planteamos recuperar esa lógica que va a permitir también recuperar un sentido de cuerpo en la institución, que se ha perdido y que ha generado un desánimo y una situación interna complicada, que todos conocemos y que afecta la eficacia en la función policial.
Lo otro es que hay que redistribuir el personal con un sentido de reducción de la función administrativa y aumento de la función ejecutiva. Es decir, demasiadas personas que integran la policía están en oficinas, cuando necesitaríamos mucha más fuerza de calle. Esto supone decisiones que no son fáciles, porque todo el mundo prefiere un destino más vinculado a condiciones de tranquilidad y de seguridad; por eso también incluimos en las propuestas inmediatas establecer un seguro que cubra a las familias de los policías que caen en el cumplimiento del deber.
JAE - El PI cuando mira una reestructura o piensa en iniciativas para mejorar la situación de la policía, de su institucionalidad, ¿en qué piensa? En algún momento plantearon el modelo de Canadá, separar la policía en administrativa, judicial y penitenciaria. ¿A qué apunta eso?
PM - Apunta a la profesionalización y la especialización, a que un policía sepa qué camino sigue y pueda construir una carrera, no estar al golpe del balde y en una indiferenciación que termina resintiendo la función. Esto se da en todos los órdenes de la vida, ustedes los periodistas tienen especialización y van desarrollando una perspectiva sea temática, sea por tipo de medio. En la carrera policial es lo mismo, hay funciones diversas. Incluso tenemos muchas dudas acerca de si el instituto policial tiene que ser el encargado del sistema penitenciario, si no tenemos que volver a un sistema en el que la administración penitenciaria se separe del Ministerio del Interior (MI) y de la función policial, que está orientada a la prevención y a la represión del delito, mientras que la función de un instituto penitenciario es básicamente la custodia y la rehabilitación del delincuente. Quizás haya que rever esto que era de otra manera en el pasado.
Lo mismo otra cosa que parece obvia y sin embargo no se ha hecho. ¿Cuántos cambios demográficos ha habido en 50 años en nuestra población? ¿Cuántos movimientos en el espacio ha habido? Tomemos por caso solo Montevideo, ¿cómo han cambiado la estructura demográfica de Montevideo y la radicación de las personas en zonas en las que antes nadie vivía? Sin embargo, los límites de las seccionales no se han tocado.
JAE - En el documento de propuestas hacen una valoración de la gestión del ministro José Díaz que da pie para redondear este aspecto y ver hacia dónde apunta el PI. Ustedes dicen que durante el período del ministro Díaz “fue particularmente evidente que toda la acción del MI estaba condicionada por una orientación ideológica que centraba la interpretación de las manifestaciones delictivas en una expresión de la exclusión social y la pobreza generadas por las sociedades capitalitas. La atención, por ende, se focalizó en forma casi excluyente en la eliminación de tales causas para lograr disminuir los delitos. Estas acciones, sumadas a la desaparición de las Comisiones de Seguridad Vecinal y Vecino Alerta generaron en la población la imagen de un gobierno prescindente en materia de seguridad, con la consecuente sensación de desprotección”.
Ustedes entienden que hay que fortalecer la policía, que hay que aumentar los salarios; ¿eso pasa por incrementar la presencia policial en la calle, o pasa por apuntar a este otro aspecto que entienden que el ex ministro Díaz aplicó en su gestión?
PM - Pasa por fortalecer la presencia de la policía en la calle, pasa por fortalecer la integración entre el policía y el barrio. Se ha perdido la conexión entre el instituto policial y los barrios concretos, porque las comisarías tienen a su cargo territorios demasiado grandes y demasiado poblados, sobre todo en la capital del país y en la zona metropolitana. Pasa por generar un sentido de confianza, de recuperación de la confianza entre el comisario y el agente policial y los vecinos, incluso para coordinar la tarea de recuperación de la seguridad.
En esta administración, no solo en el período de José Díaz, hemos visto un viejo tic de la izquierda frenteamplista que es tenerle miedo al ejercicio de la autoridad, confundir autoridad con autoritarismo. El autoritarismo es una cosa, la autoridad es otra. Un gobierno debe ejercer la autoridad, lo que a veces significa tomar medidas que no son simpáticas. El FA le tiene repulsión a tomar medidas que no son simpáticas. Por ejemplo, en el área de las políticas sociales no ha asumido que uno debe entregar beneficios y subsidios a cambio de exigir cosas como contrapartida, porque esa es la manera de que la política social sea pedagógica e integradora. Pero eso no es simpático. En ningún área el gobierno del Frente ha tenido esa capacidad de decir “acá estoy y mando”, hay gente que se enoja; que se enoje, pero mando y ejerzo la autoridad. Esa señal no se ha dado desde el MI, y la policía lo ha sentido como una pérdida de respaldo y de tensión en una tarea proactiva en el enfrentamiento de la delincuencia.
JAE - Ha llegado una cantidad de mensajes de la audiencia. Algunos ameritan algún comentario suyo.
Juan: “Ese discurso es dañino porque quiere chupar votos de Larrañaga, no cambia nada en política”.
Javier, de San José: “Dígale a Mieres que el PI es de derecha. Así lo demostró en las votaciones del Parlamento”.
Ese concepto aparece también en otros mensajes. ¿Qué dice usted? Porque hace un rato señalaba que el PI está ubicado en la centroizquierda. ¿Qué dice a estos cuestionamientos?
PM - En primer lugar, no queremos chupar votos de nadie, simplemente queremos representar ciudadanos que van a buscar la mejor manera de estar representados en el Parlamento en el próximo período de gobierno. Cada ciudadano elige en función de sus criterios, nuestra obligación es presentar lo que entendemos que es el panorama político nacional y explicar la utilidad fundamental del PI en el próximo período.
Sobre si somos de derecha, de centroizquierda… el tema son las actuaciones, y de acuerdo con nuestras actuaciones está muy claro que somos un partido de centroizquierda y socialdemócrata. No estamos en contra del impuesto a la renta de las personas físicas (IRPF), por ejemplo, como están los blancos y los colorados, estamos a favor, solo que entendemos que este IRPF es injusto. Hemos apoyado la política que el gobierno ha impulsado de reinterpretar la ley de Caducidad de manera tal que no se convierta en un gran poncho que permita abarcar todo y toda situación, e impedir cualquier tipo de juzgamiento. Hemos aplaudido la decisión del doctor Vázquez, sobre la base de una interpretación correcta de la ley de Caducidad, de dar soluciones que han permitido que gente que cometió delitos durante la época de la dictadura esté presa. Para hablar de dos casos que demuestran con claridad que tenemos diferencias con los partidos tradicionales que forman parte de la otra oposición.
Tenemos una posición favorable a las políticas sociales, en 2001, cuando el Frente no estaba de acuerdo, presentamos la creación de un Ministerio de Desarrollo Social, y entendemos que las políticas sociales son fundamentales para generar equidad y justicia social. Lo que no queremos es que se conviertan en asistencialismo, porque cuando falta ejercicio pleno de una concepción promocional, reintegradora, se cae en el riesgo del clientelismo político. Yo sé que a los que se sienten identificados con este gobierno eso los enoja, y es muy sencillo decir “todo el que no está con nosotros es de derecha”. Craso error: acá estamos nosotros, que no somos ni blancos ni colorados, somos independientes y socialdemócratas.