domingo, 14 de octubre de 2012

Juan Grompone: la trayectoria de un referente de la cultura del Uruguay




12.10.2012
En esta ocasión, En Perspectiva dedicó su entrevista central a indagar en la vida y obra de Juan Grompone. Este ingeniero industrial polifacético ha transitado por diversos rubros, desde las telecomunicaciones, a la informática, la docencia y también la literatura. Justamente, en relación a esta última actividad es que recibió el premio Bartolomé Hidalgo 2012 a la Trayectoria, gracias a una profusa obra con la que incursionó en la novela histórica y policial, ensayos y artículos científicos, e incluso el periodismo. Junto a sus compañeros de La Tertulia de los Viernes, conversamos con él desde la Feria Internacional del Libro.



Juan Grompone: la trayectoria de un referente de la cultura del Uruguay
EMILIANO COTELO:


Juan Grompone es toda una personalidad de la cultura del Uruguay. A los 73 años de edad, este ingeniero industrial especializado en informática y comunicaciones ha sido un prolífico escritor de novelas, cuentos, ensayos y artículos científicos, más notas periodísticas. Se ha desempeñado como docente universitario en distintos países. También ha sido empresario, e incluso uno de los pioneros de la computación en Uruguay. Una vida intensamente vivida que se merecía un premio a la trayectoria.

El fin de semana pasado, aquí en la Feria Internacional del Libro, la Cámara Uruguaya del Libro dio a conocer los ganadores de los Premios Bartolomé Hidalgo 2012. Y el Premio a la Trayectoria correspondió a Juan Grompone, el mismo Juan Grompone que cada viernes recibimos en nuestras Tertulias.

Por eso esta mañana, vamos a comenzar nuestra emisión especial desde la feria celebrando ese reconocimiento. Vamos a conversar con él, para repasar su obra, para conocer un poco más en detalle algunas de las múltiples actividades en las que se ha metido, generalmente con éxito.

Para Juan esto es un madrugón, para él estas horas son salvajes, ese es un primer detalle que ya podemos ir incorporando sobre su personalidad, su manera de ser.

JUAN GROMPONE:

Me da mucha vergüenza delante de dos destacadísimos autores uruguayos como son Carlos y el Ruso tener que hablar de mí, de esto.

EC - Ya hemos tenido otras oportunidades para hablar de Carlos, para hablar de Mauricio, hoy es tu turno. De paso, dame algún otro detalle de tus costumbres, ¿cómo te llevás con el día, con la noche?, ¿cómo son tus horarios habituales?

JG - Yo soy básicamente nocturno, eso quiere decir que me da trabajo madrugar. Por ejemplo, madrugar para esta hora.

EC - El horario de las 9.30 de la Tertulia está en el filo de lo tolerable.

JG - Absolutamente.

EC - De la Tertulia está con nosotros también Mauricio…

MAURICIO ROSENCOF:

Juan tiene una costumbre que es como del siglo pasado, que nadie detecta, pero cuando terminamos la Tertulia allá en la radio y salimos, él tiene un estilo de caminar que un poco se ha perdido del folclore: pone las dos manos atrás, a la espalda, una apoyada en la otra, y camina así, como esos patricios. Un día te lo filmo.

EC - También están Carlos y Matilde.

Juan, tú te graduaste de ingeniero en el año 1967, y tu primera novela se publica 23 años después, en 1990, cuando se edita “Asesinato en el Hotel de Baños”. Cuando estudiabas ingeniería, ¿ya tenías desarrollada también la vocación por esas otras actividades intelectuales a las que te fuiste volcando después, la narrativa y el ensayo?

JG - Sí, incluso escribí dos o tres novelas que por supuesto están tiradas por ahí, espero que se hayan perdido, porque eran muy malas. Pero además de eso, antes de mi primera novela había escrito varios libros, mi primer libro fue un libro técnico, un libro en educación de electromagnetismo que ganó un premio en España. Y luego escribí algunos otros libros, por ejemplo un libro para enseñar la física en la escuela, que era muy lindo. Hacía experimentos con objetos cotidianos, a pedido de la gente de Magisterio. También había escrito otro libro que fue el colmo de la inoportunidad, que se llamaba “Las leyes de El capital”, del libro “El capital” de Marx, que fue publicado en 1973, unas semanas antes de que comenzara la dictadura.

EC - Qué olfato el tuyo.

JG - Una performance fantástica.

MR - ¿Fue una de las causas?

JG - Es posible, se la vieron venir.

EC - Podría agregar, para que tú confirmes, que mientras estudiabas ingeniería escribías en el semanario Marcha.

JG - No, ya estaba recibido, ya había terminado mi carrera. Empecé en el 68 a escribir en el semanario Marcha, en la página de científicas, hasta el 73, hasta que se cerró.

EC - ¿Cómo se explica esa inclinación paralela por la literatura, por la ensayística? ¿Cuánto influyó para eso el ambiente familiar?

JG - Cien por ciento. Yo nací en una biblioteca, la biblioteca de mi padre era enorme. Casi se podría decir que era una biblioteca con habitaciones, con casa alrededor, pero era una biblioteca, básicamente. Estamos hablando de posiblemente 30.000 volúmenes. Eran dos grandes bibliotecas en las que había libros en español, en francés, en inglés, en italiano, en alemán, en fin.

EC - Para que los oyentes se hagan la composición de lugar: el padre de Juan Grompone fue Antonio Grompone, abogado, profesor y catedrático de filosofía, fundador del Instituto de Profesores Artigas (IPA), del que fue director hasta su fallecimiento.

CARLOS MAGGI:

Y que caminaba así como describió el Ruso.



EC - Y la madre de Juan Grompone fue María Carbonell, psicóloga y docente universitaria. Ese fue el contexto, ese fue el mundo en el que te criaste. ¿Cómo fue que saliste para el lado de la ingeniería, entonces?



JG - Falta un tercer integrante no de la familia pero casi, que fue Eladio Dieste. Cuando yo nací Eladio Dieste vivía en mi casa, porque estaba estudiando ingeniería. Y además, luego continuó durante toda la vida viniendo religiosamente a almorzar los sábados.



EC - Ese dato sí que es bueno, no lo conocía para nada.



JG - Esa es la fuente de ingeniería. Además mi padre insistía mucho en que había que estudiar ciencias. Mi hermano, también, es ingeniero químico.



EC - ¿Políticamente cuál es tu definición?



JG - Yo soy frentista disidente.



EC - ¿Por qué? ¿Siempre fuiste?



JG - Yo tengo vocación de disidente, mi formación es más bien tipo anárquica. Entonces en general discrepo con la versión oficial. Creo que es importante que haya disidencias; la verdad sale de la discrepancia.



EC - Pero antes de que existiera el Frente Amplio, ¿cómo te parabas?



JG - Votaba a los partidos de izquierda, voté alguna vez al Partido Comunista y alguna vez al Partido Socialista.



EC - Sí hay una definición marxista en tu cabeza.



JG - Sí, sí, sí. Yo empecé a leer a Marx, empecé a leer “El capital” cuando tenía 16, 17 años, no entendía casi nada. Y después lo volví a leer de ingeniero, junto con un amigo nos reuníamos una vez por semana a estudiar “El capital”, lo leímos desde la primera línea hasta la última línea del cuarto tomo. Fue una experiencia muy linda y muy enriquecedora.




EC - Pasemos a otras facetas, vamos a ir recorriéndolas y profundizando en algunas de ellas. Juan, como ingeniero en telecomunicaciones, jugó un papel importante en el desarrollo de ese sector en Uruguay, en el desarrollo de Antel. Si mis datos y mi memoria están bien, tú encabezaste el equipo que diseñó las primeras centrales de télex que tuvo Antel en el período 1976-1980. Y también estuviste involucrado muy fuertemente en el conmutador Urupac, de los años 80.



JG - De los 80 a los 90, la primera red de paquetes del Uruguay. Luego todo eso terminó porque Antel decidió no convertir Urupac en el vehículo de internet.



EC - Vamos a recordar, de manera sencilla, qué fue aquello, qué relevancia tuvo. ¿Qué eran aquellas centrales de télex?



JG - Fueron los primeros servicios automáticos electrónicos que hubo en el país. El télex era el vehículo natural de los negocios, y en general, cuando empezamos el proceso de automatización se hacía todo por operadoras. Se pedía a la operadora el número de télex, se hacía la comunicación manual. Igual que el teléfono de campaña, digamos así.



EC - Los oyentes más jóvenes deben estar preguntándose qué era el télex.



JG - El télex es el telegrama privado, es una comunicación escrita con una máquina, lo que se llama una teletipo, que permite escribir un mensaje. En general se usaba para negocios, estaba regulado en el mundo como un documento válido para los negocios, porque las administraciones se encargaban de certificar que quien enviaba el télex era quien decía ser, se verificaba la autenticidad. De modo que los télex eran el vehículo normal para hacer pedidos, negocios internacionales, intercambios de información, en una época en que la telefonía a larga distancia no existía y además no era documento. En cambio el télex tenía valor documental.



EC - ¿Qué les aportó tu trabajo a aquellas centrales de Antel?



JG - La posibilidad de que se eliminara el intermediario, es decir que directamente la empresa digitara el número de télex del corresponsal y se estableciera la comunicación. Además mucha más confiabilidad.



EC - ¿Esa tecnología no existía en el mundo?

JG - Existía, pero acá se decidió desarrollarla.

CM - ¿En qué año era?

JG - Lo empezamos a hacer en 1977, y en el 84, el 85 la red terminó totalmente digitalizada. Por la red de télex también pasaban los telegramas.

CM - Te pregunto porque yo estuve muy cerca de la agencia Reuters durante la guerra, y allí había una teletipo que se llamaba Margarita, y había un gerente que se llamaba Juan Carlos Onetti. Onetti nos enseñó a todos que escribían en Francia y funcionaba la máquina de escribir en Montevideo, y así funcionaba la agencia de noticias, años 39 a 45.

JG - Además dicen “las teletipos”, en una expresión corriente para los periodistas.

EC - En aquellos años, un poco antes, pero en plena dictadura, te convertiste en empresario, fundaste Interfase. ¿Qué fue, por qué diste aquel paso?

JG - Gracias a la dictadura, me echaron de la universidad, simplemente. Es decir, no solo me echaron a mí, echaron a todo el Instituto de Ingeniería Eléctrica. El Instituto de Ingeniería Eléctrica de la Facultad de Ingeniería fue declarado subversivo y nos echaron a todos.

MR - Apagaron la luz.

JG - Sí, y entonces todos nos dedicamos a sobrevivir en el país.

EC - Más tarde participarías en la fundación de otras empresas. Isis en el año 1979, Tilsor en 1990. ¿Por qué tres empresas?

JG - Porque se dedicaban a cosas distintas. Una era una consultora, otra se dedicaba a electrónica, otra representaba productos extranjeros. En general no convenía mezclar, no convenía que el proveedor de una cosa fuera proveedor de la otra, en general se veía mal eso, entonces eran empresas distintas integradas de manera distinta.

EC - ¿Todas ellas existen hoy?

JG - No, Isis no existe hoy; Interfase y Tilsor sí.

EC - Y te mantienes vinculado, ¿cuál es tu relación?

JG - Me mantengo retirado, pero vinculado, sin duda.

EC - ¿También es una empresa tuya la editorial que publica tus libros, La Flor de Itapebí?

JG - Exactamente.

EC - Nunca te lo había preguntado, pero lo sospeché desde un principio.

JG - Sí, un “síganme los buenos”. Itapebí es la localidad donde nació mi padre, en Salto. Y el logotipo de la editorial es un bibí, que es una florcita de los campos que aparece en verano, una florcita silvestre. Esa es la flor del Itapebí, cuando yo visitaba la estación Itapebí con mi familia en verano aparecían esas flores, siempre recordaba eso. Y entonces un poco en broma, un poco en serio, siempre dije que si algún día tenía una editorial se iba a llamar La Flor del Itapebí.

EC - La obra de Juan Grompone es muy variada, muy dispersa, muy abierta. Incluso, estamos dejando algunos aspectos al costado, por ejemplo, dice un oyente, que nos hemos olvidado de que Juan Grompone fue uno de los responsables del primer tablero electrónico que tuvo el Estadio Centenario.

JG - Es cierto, de la programación. Muchas de estas obras las hicimos en conjunto con la empresa Controles, que se ocupaba de la parte de hardware, de equipos, y nosotros de la programación.

EC - Dice Liliana del Parque Rodó que la madre de Juan diagnosticó su dislexia hace más de 40 años. “Ella salvó mi vida como estudiante, una grande”.

JG - Es cierto, mi madre fue de las primeras personas que insistieron en que en el idioma español existía la dislexia, porque en aquel entonces existía la idea de que en las lenguas, la dificultad de aprendizaje estaba en aquellas no eran fonéticas, como el francés o el inglés. Y sin embargo también en el español, a pesar de ser una lengua fonética, que se escribe fonéticamente, hay las mismas dificultades de aprendizaje, porque es una dificultad espacial de los niños. Fue uno de los trabajos pioneros sobre la dislexia en el idioma español.

EC - En la década de 1990 se desata tu faceta como escritor de ficción. En 11 años, entre 1990 y 2001, publicaste tres noveles policiales y dos libros de ensayo. Vamos por partes, ¿por qué la pasión por la novela policial?

JG - Me encanta la novela policial, desde niño leo novelas policiales. Y además la novela policial tiene una propiedad muy importante, tiene que ser una estructura lógica, de modo que va muy bien con la ingeniería o con la matemática. Es un género típico del siglo XX. Siempre me gustó y me parece un mecanismo lindísimo para escribir cosas y para decir otras cosas.


EC - Para decir otras cosas… ¿Cuáles?

JG - Por ejemplo, la primera novela era una reivindicación del Piria empresario, que nadie lo veía. Incluso existen fábulas como el Piria alquimista y todo eso que no me gustan nada. Piria era un empresario del 900, uno de los tantos empresarios del 900. Fue una oportunidad de reivindicar su figura como tal.

EC - Ahí vamos a otro detalle, otra característica de tus novelas policiales: todas están basadas en hechos reales. “Asesinato en el Hotel de Baños” sobre Antonio Piria, el desarrollo del Argentino Hotel, la propia Piriápolis; “Chau, Napolitano” la construcción de la central hidroeléctrica de Rincón del Bonete; “La conexión MAM” a propósito del incendio del Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro, en 1978, en el que se quemaron varias obras de Joaquín Torres García; el último libro, “Nirvana 2” también.

JG - Sobre la salida de la dictadura.

EC - ¿Por qué esa decisión? ¿Por qué hechos reales como telón de fondo?

JG - El que me ilustró y significó una revelación para mí fue Umberto Eco con “El nombre de la rosa”, cuando mostró que se podía escribir una novela policial que pasara en el siglo XIII. Creo que fue pionero en el mundo. Entonces dije: este hombre tiene razón, si una novela policial pasa en el pasado, no pasa de moda. Es un poco lo que les sucede a las novelas policiales tradicionales, que están ubicadas en el mundo en el cual el autor vive, por ejemplo, una novela de Agatha Christie. ¿Qué sucede años después? Que uno dice: “Pero caramba, ¿por qué no habló por celular?, ¿por qué no llamó por teléfono?, ¿por qué no se tomó un avión?”. El ubicarlas en una determinada época precisa, hace que se puedan seguir leyendo. Eso fue lo que me mostró Umberto Eco. Y desde entonces decidí que esa era una muy buena técnica, ubicar una novela policial en un momento preciso de la historia, de modo que nadie se tiene que preguntar por qué no tienen celulares, o por qué esto o lo otro.

EC - Carlos, Mauricio, Matilde, ¿sobre esta faceta de Juan escritor de ficción?

MATILDE RODRÍGUEZ LARRETA:

Para mí fue el primer contacto con su nombre, en “Asesinato en el Hotel de Baños”, que además disfruté enormemente porque lo estaba leyendo en una casa en Solís, donde yo vivía, por lo tanto estaba muy en el entorno del suceso de la novela. Esa faceta me fascinó especialmente, eso que dice Juan, que hay que saber matemática para hacer novelas policiales se nota. Me consta además porque lo vi en el Nirvana haciendo medidas de pasos con sus caminatas en el entorno del hotel para ubicar bien los hechos.

EC - Sí, ese es un detalle que no sé si contamos. Cuando estuvimos hace pocos meses en Nueva Helvecia y realizamos la Tertulia en el Hotel Nirvana, Juan estuvo encantado con esa invitación, porque le permitía verificar una cantidad de datos, medidas, vistas, características del edificio sobre el cual ya había escrito la novela que ahora acaba de publicarse, pero que quería terminar de pulir. Se dedicó a eso un buen rato.

MRL - Pero debo confesar que mi contacto con su cabeza, que es lo que hoy estamos homenajeando, es este libro que sacó hace pocos meses, “El paradigma del laberinto”, que me capturó. Apenas he leído algún capítulo, pero estoy muy motivada para entrarle y pensar, porque es un libro muy en serio, muy motivador y que vale la pena leer con mucha detención.

EC - Carlos, ¿tú por qué lado vas?

CM - A mí me gusta mucho cómo escribe Grompone, y me fascina la cantidad de cosas que evita. Es una forma lógica de desarrollar una acción, una forma abstracta, nunca hay esa cosa pastosa, un tanto pegajosa de los novelistas que van atendiendo, además de lo que sucede, lo que les pasa a los sujetos. La novela de Grompone, que es una novela de ingeniero, se desarrolla como una partida de ajedrez, casi deshumanizada. Cada uno cumple su función y el lector queda atrapado por una situación que va a tener un desarrollo lógico, lento y apasionante. Me gustan mucho las novelas, empiezo a leer a Grompone y me quedo horas leyendo, porque me descansa enormemente y además me saca de esa cosa novelada vinculada con muchas cosas que son subjetivas e incluso inexplicables. Eso es lógico y es todo explicable, y cada uno funciona de acuerdo con una lógica y no con la sangre ni con la pasión. Eso me atrae mucho, me gustaría mucho ser ingeniero. Esta es una manera de practicar la ingeniería, ingeniería literaria.

EC - Podrías ponerte a estudiar la carrera.

CM - Podría proponerme ser otro.

MRL - Nacer de vuelta.

EC - Energía y decisión no te faltan. En cuántos proyectos locos te has metido en los últimos años, ¿no?

CM - Sí, pero todos tienen que ver con un sujeto que desgraciadamente no es muy parecido a Juan, es un sujeto más inestable, más neblinoso, menos perfecto. Juan, por lo regular, va lapidando como un brillante, agarra un diamante y lo va lapidando. De ahí queda la obra.

EC - Se muere de vergüenza. Está un poco incómodo con todo esto que estamos charlando sobre él. A propósito de esta crítica positiva de Carlos, ¿cuál es tu comentario, Juan?

JG - Es absolutamente así, para mí una novela policial es una partida de ajedrez entre los malos y los buenos.

MR - Estamos frente a un personaje fuera de serie, cuando uno lee sus cosas y lo escucha o lee el libro que mencionaba Matilde, que tratamos en una Tertulia hace dos o tres meses cuando salió… Y es que Juan es un personaje, entonces uno lo tiene presente. Incluso cuando se define políticamente me recuerda a un amigo del liceo nocturno que siempre llegaba tarde a las asambleas y ni bien entraba, en vez de decir “buenas noches”, abría la puerta, metía ruido y decía “me opongo”. Y además, uno siente el humor de Juan en su literatura, que una literatura de novelas policiales en este país es bastante insólita. Y además, si fue tocado por Umberto Eco, que también va camino a película, o se hizo película, “Asesinato en el Hotel de Baños”, con Esteban Schroeder, creo que estaba trabajando en eso. Porque además es de las pocas novelas llevadas al cine.

EC - ¿Se hizo efectivamente?

JG - Existe el proyecto, pero todavía no se hizo. Las películas tienen esa característica, son proyectos.

EC - Es que es absolutamente cinematográfico, si uno la lee, se imagina la película.

MR - Es una novela de película. Y la otra cosa es que no hay regla sin excepción. Agatha Christie, por ejemplo, nunca pudo recibirse de bachiller porque siempre perdía matemática, quiere decir que no necesariamente se necesita ser matemático para hacer novela policial.

EC - Es cierto eso.

JG - Es un estilo especial.
EC - Tengo unos cuantos saludos y mensajes de los oyentes a propósito del Premio Bartolomé Hidalgo a la Trayectoria que acabas de recibir. Por ejemplo, este de […] de Sauce de Portezuelo, que dice: “Un saludo cordial al señor Grompone, la materia gris rebelde”. ¿Cómo te resulta eso?

JG - Está bien.

EC - También saluda a los tertulianos, “muitos saludos”, tiene portugués la cosa, no sé si les parece bien.

MRL - Muy lindo.

MR - Yo recibí uno también acá, dice: “Ya que arreglaste el tablero del estadio, ¿no podés arreglar el de esta noche?”. Mirá la inquietud de la gente.

MRL - Buenísimo, la cabeza está en otro lado hoy.

EC - Los oyentes dicen bastante a propósito de la obra de Juan, de su trayectoria. Tenés unos cuantos seguidores. Por ejemplo, Ignacio, que leyó tus novelas, agrega: “Nadie mencionó el magnus opus de Grompone, ‘La danza de Shiva’. Pocos libros me partieron tanto la cabeza como ese, obliga a pensar”. En ese frente todavía no habíamos entrado. ¿Qué es “La danza de Shiva”, Juan?

JG - “La danza de Shiva” es un modesto intento de escribir la historia de la humanidad, para decirlo suavemente. Es un intento de reconstruir la historia de la humanidad desde el punto de vista de la cultura material. Son seis tomos, el primer tomo, que es el que estoy preparando ahora y supongo que estará publicado el año que viene…

EC - ¿Cómo dijiste?

JG - Que el primer tomo estará publicado el año que viene.

EC - ¿Cómo entiende el oyente eso de que el primer tomo es el que vas a publicar ahora?

JG - Porque los estoy escribiendo en desorden, por el punto más fácil. Este tomo es el nacimiento de las sociedades de clases humanas, la emergencia del hombre, la emergencia de la tecnología y cómo eso lleva a construir sociedades con dominación de clase. El segundo tomo está publicado, son las sociedades feudales. El tercer tomo va a ser uno de los últimos en publicarse, son las sociedades esclavistas. El cuarto tomo son las sociedades capitalistas, que es una versión ampliada de “Las leyes de El capital”. Y el quinto tomo, que está publicado, tiene que ver con un estudio sobre el futuro de la sociedad capitalista. Supongo que el oyente se refiere a ese libro. Y el sexto tomo es el problema metodológico, por qué esa metodología de la cultura material y no otras cosas, no las batallas, no los reyes, sino la cultura material, las cosas tangibles.

CM - Es porque sos un marxista.

MR - ¿Te das cuenta? Maggi y yo nos matamos escribiendo hoja por hoja, y éste escribe en tomos.

CM - Sobre ese libro me gustaría tratar de averiguar algo sobre el quinto tomo. Hay en tu presentación del Premio de Bartolomé Hidalgo –están muy bien hechas esas presentaciones, la tuya es muy buena– un párrafo que me provocó bastante inquietud. Transcribe lo que escribiste, que es muy hermoso: “La economía capitalista crece más rápido que la población humana. En la segunda mitad del siglo XXI el capitalismo habrá dominado todo el planeta y no podrá crecer más. En ese momento debe comenzar su destrucción. ¿Qué sociedad nueva podemos construir? ¿Qué queremos construir? ¿Cómo se desarrollará la contradicción fundamental?”. Mucho me gustaría saber si estás de acuerdo con la utopía marxista o si vas a superar a tu maestro.

JG - Es difícil saber qué es la utopía marxista, porque Marx nunca fue demasiado explícito sobre el futuro. Mi posición es que el futuro es algo que se construye, es decir, es algo que no está previsto. Tal vez mi principal discrepancia con el marxismo ortodoxo es pensar que la sociedad futura es una sociedad en la que el trabajador de fábrica va a ser la clase dominante y yo qué sé cuánto. Eso me parece que no está bien.

CM - No va a haber fábricas, va a haber cibernética.

JG - Por eso, no va a haber fábricas, han cambiado muchas cosas desde el momento en que se escribió esa idea. Y es una idea que Marx revisó posteriormente, pero a las revisiones no se las tiene en cuenta.

CM - Digamos que no sos partidario de la dictadura del proletariado.

JG - No, no, no.

CM - Es un alivio muy grande para mi. Me gustaría ahondar un poco más, porque pienso que si está tan próxima la desaparición del capitalismo –cosa que no me parece nada descabellada– es porque tiene que haber ya raíces de lo que va a crecer. Y voy a dar un pasito más, a ver si también coincidís. Yo pienso que buena medida de lo que va a suceder está en la aparición de la última revolución, después de la industrial, después de la electrónica, que es la revolución digital, que crea por primera vez un mundo diferente en internet, que tiene normas morales diferentes. Internet no es capitalista.

JG - Sí, es la avanzada.

CM - En internet el interés fundamental no está en ganar dinero. Pienso que desde el punto de vista moral eso es la raíz de una cosa que no sé lo que es, pero que puede ser un futuro mejor, con gente mejor que nosotros.


JG - Pienso exactamente lo mismo, pienso que la vanguardia, lo que se puede avizorar de la sociedad nueva, se parece mucho más a lo que está pasando en internet que a lo que pasaba en las fábricas.
EC - Hablando de la era digital, hace poco Juan Grompone sumó otro jalón a su carrera cuando se desempeñó como asesor en el lanzamiento del Plan Ceibal. Contanos a propósito de ese arranque.

JG - El Plan Ceibal es una hermosa experiencia, es una experiencia pionera en el mundo, creo que es lo más importante que se ha hecho en educación en las últimas décadas. Eso no quiere decir que esté todo bien ni que vaya a ser exitoso, es un experimento, y la experiencia dirá qué cosas serán buenas, qué cosas hay que corregir y qué resulta de todo eso. Pero a mí me resulta muy emocionante pensar que niños escolares aprendan a sacar fotografías, a tomar videos, a comunicarse con el mundo. Eso va a crear algo muy nuevo en este país. Eso es la parte más importante. Veremos los resultados; mejor dicho, algunos verán los resultados, dentro de 10, 15 años.

EC - ¿Todavía estás involucrado? ¿Cuál es tu relación con el Plan Ceibal?

JG - No, soy defensor voluntario del Plan Ceibal, y objetor, como siempre, de algunas cosas.

EC - ¿Qué estás objetando? ¿Un ejemplo?

JG - Ninguna cosa es perfecta. Creo que se ha hecho mucha experiencia, hay una cantidad de maestros que han hecho muchas experiencias interesantes, pero me parece que no se está recogiendo ni sistematizando toda esa experiencia que han aportado maestros entusiastas. No se está sistematizando y se está desperdiciando esa experiencia.

CM - Pienso que lo más importante del Plan Ceibal es secreto, no se documenta en ningún lado, y es la transformación de la cabeza que tiene un sujeto que en la niñez conoce a fondo un sistema tan delicado y tan complicado como es el de la comunicación en el mundo cibernético. Esa cabeza no es la misma cabeza que nos formaron a nosotros, es sustancialmente otra. ¿Cuál es?, no sé. ¿Adónde va?, no sé, pero de que es otra no tengo duda. Porque lo agarra tierno, lo agarra cuando se está formando y va hasta el fondo. Yo hablo con mi amigo en Las Toscas, que tiene 11 años, y vengo hablando con él de esto desde que tiene menos, y el sujeto piensa, razona y plantea las cosas de otra manera. Porque está formado con otro mundo que lo acompaña y sobre lo que no se escribe, no hay literatura sobre lo que está pasando ahí. Por eso es una experiencia masiva que no sabemos adónde va. Pienso que es muy buena.

JG - Ese es el tema del laberinto, piensan en forma laberíntica.

CM - Exacto, yo te lo dije, lo conversamos alguna vez. La palabra laberinto es una maravilla.

EC - A propósito, dice una oyente: “Le regalé a mi hijo el libro ‘El paradigma del laberinto’. Está en sexto y va a hacer ingeniería. Yo soy psicóloga, y el libro fue un buen punto de encuentro para nosotros”.

JG - Me alegra muchísimo.

EC - ¿Te imaginabas ese tipo de consecuencias?

JG - No, no me imaginaba.

EC – Después, un mensaje que llega a nuestro muro en Facebook pero que viene de acá de la platea, de María Luisa que está sentada por allí. Dice: “Juan, un genio capaz de hacer entender informática a abogados”. Y destaca “Yo hombre, tú computadora” y “El paradigma del laberinto”.

JG - Mi padre era abogado, de modo que tengo proximidad con la manera de pensar de un abogado.

EC - Juan es miembro de la Academia Nacional de Ingeniería, de la Academia Nacional de Letras. Dijimos al comienzo que va por los 73 años. ¿Hoy en qué estado de ocupación te encontramos? ¿Estás retirado de la ingeniería, por ejemplo?

JG - Sí, retirado de la ingeniería. En este momento estoy intentando terminar el libro primero de “La danza de Shiva” y empezando a preparar el libro cuarto. Además estoy digitalizando todo, estoy digitalizando todos los materiales que tengo en papel, en fotografías, en cosas por el estilo, todo lo que puede llamarse archivo lo estoy convirtiendo en digital.

EC - Estás digitalizando tu vida.

JG - No, todo lo que he juntado a lo largo de mi vida o de mi familia o de mi entorno, de la gente que quiero o que me detesta.

EC - ¿Por qué? ¿Para qué?

JG - Porque dentro de muy poco tiempo todo lo que no sea digital no existe, no va a existir. Va a existir archivado en algún depósito rarísimo. De modo que para que todo eso tenga sentido, para que mis nietos se puedan enterar de una cantidad de cosas, va a tener que ser digital. Estoy haciendo eso. En las fotografías familiares, quién es cada uno de los que están allí, si no, no se van a enterar nunca de eso.

EC - La semana pasada estuvo pronta, salió y se puso a la venta la última novela de Juan Grompone, “Nirvana 2”. Otra novela policial basada en hechos reales y dedicada a la memoria de Julio Castro. ¿Por qué?

JG - Cuando comentamos en la Tertulia este tema para mí fue un acontecimiento realmente terrible, nunca pensé que se podía haber llegado a ese nivel de brutalidad y de perfidia, matar a una persona, fusilar, matar de un balazo.

EC - Tú estás aludiendo a cuando se conoció la forma como Julio Castro había muerto, hace poco tiempo.

JG - Sí, a fines del año pasado. Eso fue lo que me dijo “esto no lo puedo dejar así”. Y ahí resucité la idea de una novela sobre el Hotel Nirvana, de la cual tenía notas, borradores y cosas por el estilo, ahí se me armó todo en la cabeza. Y la escribí en tres semanas.

MR - Recuerdo que cuando tocamos el tema de Julio Castro, cuando saltó todo el tema de Julio Castro, uno de los comentarios que hizo Juan en la Tertulia fue: “Ahora tengo la forma de redondear una novela policial que tengo en la cabeza”. De eso hace unos seis, siete meses, fue un viernes.

EC - La escribió de un tirón en el verano.

JG - Fue así, tres semanas. Y después la corregí en cuatro o cinco meses.

EC - Puede llamarle la atención al oyente el título, “Nirvana 2”. Viene de que el disparador de esta novela es un segundo cónclave de aquellos que hacían las Fuerzas Armadas durante la dictadura, que se hizo en el Nirvana, porque había habido otro antes.

JG - Un segundo cónclave novelado, que no existió, pero que razonablemente ocurrió en el Nirvana.

EC - ¿Lo leyeron ustedes, empezaron ya?

CM - Sí, yo he avanzado mucho. Me saca del trabajo, porque me gusta y me quedo leyendo demasiado tiempo y después quedo atrasado con lo que tenía que hacer. Pero me pasa siempre que encuentro cosas que me gustan para leer.

EC - Una última referencia al tamaño: es un libro chiquito, es como de bolsillo. Repite un formato que habías usado por ejemplo con “La conexión MAM”.

JG - Sí, para mí las novelas policiales tienen que tener más o menos ese tamaño. Se tienen que poder llevar en el bolsillo, tienen que ser cómodas.

EC - A propósito, dice Ana Inés: “No he leído nada de Grompone, pero me voy a comprar uno. ¿Cuál? Recomiéndenme uno en particular”.

MRL - “Asesinato del Hotel de Baños”, para empezar.

JG - Yo puedo recomendar otro. Hace pocos días publiqué la versión electrónica de “Chau, Napolitano” para Kindle, y pienso seguir con otras novelas. Me dio bastante trabajo publicarla.

EC - Otro oyente destaca que fuiste el primer autor de un libro que incluía un CD multimedia.

JG - Sí, fue “Asesinato en el Hotel de Baños”.

EC - La platea se nos ha ido poblando desde que empezamos esta entrevista sobre las 9 de la mañana. Pero quienes nos están escuchando por la radio, capaz que no se dan cuenta, capaz que no tienen una idea. Vamos a demostrarlo aplaudiendo a Juan, para felicitarlo por el premio.

***


Transcripción: María Lila Ltaif
Fuente: http://www.espectador.com/1v4_contenido.php?id=250293&sts=1