AÑO 1811: NOTABLES SUCESOS ACONTECIERON EN LA BANDA ORIENTAL
GRITO DE ASENCIO 28 de febrero
Dos caudillos locales, Venancio Benavídez y Pedro Viera apodado “Perico el Bailarín” se pronunciaron en Soriano a orillas del arroyo Asencio, a favor del gobierno revolucionario de Buenos Aires.
Este “Grito de Asencio” ha sido considerado tradicionalmente el principio de la Revolución Oriental.
Siguiendo a sus caudillos naturales, el paisanaje se levantó en armas proclamando su decisión de luchar contra el baluarte español de Montevideo y a favor de la Junta de Mayo.
Irrumpen en la historia algunos nombres clave: Félix y Fructuoso Rivera se levantan en Durazno, Blas Basualdo y Baltasar Ojeda en Tacuarembó, Baltasar Vargas en Arroyo Grande, Tomás García de Zúñiga en Casupá, Manuel Francisco Artigas y Andrés Latorre en Florida, Juan Antonio Lavalleja en Minas, Julián Laguna en Belén y muchos otros caudillos locales sublevan a la gente.
Faltaba el caudillo integrador, que sería José Artigas. El 8 de febrero llegó a Buenos Aires, donde fue nombrado Teniente Coronel al mando de las tropas que pudiera reunir y subordinado directamente a José Rondeau, designado comandante de la Banda Oriental.
Artigas recibió una magra ayuda económica y regresó atravesando el Entre Ríos y cruzando el Uruguay por Paysandú. El 11 de abril desde Mercedes emite una proclama llamando a la lucha.
PROCLAMA DE MERCEDES (fragmentos)
“Leales y esforzados compatriotas de la Banda Oriental del Río de la Plata: vuestro heroico y entusiasmado patriotismo ocupa el primer lugar en las elevadas atenciones de la Exma. Junta de Buenos Aires, que tan dignamente nos regenta”…
“Unión caros compatriotas y estad seguros de la victoria. He convocado a todos los patriotas caracterizados de la campaña; y todos se ofrecen con sus personas y bienes, a contribuir a la defensa de nuestra justa causa”.
“A la empresa compatriotas que el triunfo es nuestro: vencer o morir sea nuestra cifra; y tiemblen, tiemblen esos tiranos de haber excitado vuestro enojo, sin advertir que los americanos del sud, están dispuestos a defender su patria; y a morir antes con honor que a vivir con ignominia en afrentoso cautiverio”.
Cuartel General de Mercedes, 11 de abril de 1811
José Artigas.
BATALLA DE LAS PIEDRAS 18 de mayo
Inmediatamente inició Artigas la marcha hacia Montevideo. Después de una escaramuza en Paso del Rey y del enfrentamiento producido cuando la toma de San José (donde murió Manuel Artigas primo del Prócer) tuvo lugar la Batalla de las Piedras, en la cual las tropas comandadas por Artigas derrotan a una fuerza de 1200 marinos españoles dirigidos por el capitán José Posadas.
La Batalla de las Piedras tuvo una importancia militar, pues dejó a Montevideo sitiado, y también psicológica, ya que llegó en un momento particularmente difícil en que las tropas de la Junta de Mayo eran derrotas en todas partes (victoria del español Romarate en la guerra naval, con el consiguiente bloque marítimo del puerto de Buenos Aires; y las derrotas de Belgrano en Tacuarí y Paraguarí).
El 20 de mayo se estableció el primer sitio a Montevideo. El 26 Benavídez se apoderó de Colonia. Por su parte Manuel Francisco Artigas tomaba Minas, San Carlos, Maldonado, Santa Teresa y Rocha.
A estos reveses respondió Elío con energía: expulsó a 31 familias de Montevideo conocidas por sus simpatías revolucionarias y a 9 sacerdotes Franciscanos. Bloqueó el puerto de Buenos Aires y autorizo a las tropas portuguesas que comandaba Diego de Souza, instaladas en la frontera, a invadir territorio oriental.
Ante esta situación el gobierno de Buenos Aires tomó contacto con Elío en procura de un armisticio que le permitiera emplear sus fuerzas en zonas más peligrosas (el Alto Perú). La idea era dejar todo el territorio oriental en poder de Elío, levantando el sitio de Montevideo, que a su vez se comprometía a dejar el bloque a Buenos Aires y a no tomar medidas contra quienes hubieran luchado en su contra. Los portugueses debía de retirarse…
Las negociaciones fueron largas pero fructificaron gracias al embajador español en Río y del ministro ingles Standford, que de acuerdo a la política británica, buscaba la paz que le habilitaba el comercio y evitaba los conflictos con sus aliados españoles en la lucha anti-napoleónica. También un sector de la opinión montevideana se pronunció a favor del armisticio.
Los principales perjudicados por este armisticio fueron los “Orientales”, que eran abandonados en manos del enemigo. En la lucha por evitar esa entrega comenzó a conformarse la conciencia de “orientalidad”.
ARTIGAS: JEFE DE LOS ORIENTALES
El 10 de octubre se celebró la Asamblea en la Quinta de la Paraguaya, en el actual emplazamiento del Parque Central. Fue la segunda reunión de los vecinos de extramuros con José Julián Pérez, representante del flamante Triunvirato de Buenos Aires en las negociaciones con Elío. Pese a que este prometió a los presentes “toda clase de socorros” la opinión unánime no cambió. Los “Orientales” se comprometían a mantener el sitio por sus propios medios y designaban a José Artigas como su Jefe.
Finalmente el armisticio se celebró el 20 de octubre. Artigas que había sido nombrado gobernador de Yapeyú, inició la retirada del “sitio” ese mismo día.
EXODO DEL PUEBLO ORIENTAL 23 de octubre
Ese día a orillas del río San José, tuvo lugar una Asamblea espontánea de los orientales que habían sitiado Montevideo, donde proclamaron su voluntad de no abandonar las armas y reemprender la lucha en cuanto fuese posible. La segunda resolución no se expresó con palabras, sino con un hecho colectivo: la emigración de todo un pueblo siguiendo a Artigas en su marcha hacia el norte. Se produjo así el hecho social más importante del Uruguay; la memorable “Redota”.
La travesía duró desde ese 23 de octubre de 1811 hasta enero del 12 cuando se instalaron en el campamento del Ayuí. En el mes de diciembre comenzó el cruce del río Uruguay que llevó mas de 20 días.
De acuerdo al padrón que el caudillo hizo levantar, lo seguían 846 carros y carretas en las que viajaban 4435 personas. Las había de todas las posiciones sociales, incluso familias pudientes, pero la mayoría pertenecían al pobrerío de campaña. Muchos eran indios, otros gauchos trashumantes. La gente dejaba casas y pertenencias llevando apenas lo puesto y los mínimos enseres imprescindibles.
Se tiene la certeza de que el número de integrantes de la caravana fue muy superior l que surge del padrón artiguista. Se calcula que al llegar al Ayuí, había no menos de 16.000 personas.
La “Redota” llamaron sus protagonistas a este hecho singular. La “derrota” sin dudas: no la de las armas sino la mas dolorosa de la decepción y la traición.
Extremadamente duras fueron las condiciones de vida de los emigrantes en el campamento del Ayuí (muy cerca de la actual ciudad de Concordia). Todas las fuentes coinciden en destacar la precariedad de vida que debieron llevar quienes optaron por seguir a Artigas después del armisticio de octubre.
El miedo, la rebeldía y el dolor constituyeron el caldo de cultivo en el cual se fue generando la conciencia de ser algo distinto, un grupo de personas destinadas a sobrevivir o a perecer todas juntas.
El sentimiento de “Orientalidad” surgió sin dudas en esta doliente coyuntura como consecuencia de la tristísima peripecia que les tocaba vivir.
Con motivo del Bicentenario del inicio del proceso de emancipación oriental, enmarcamos los festejos en un espacio de libertad, igualdad, justicia y solidaridad, convocando a los uruguayos más allá de fronteras, junto al hermano pueblo que nos acoge, a recordad ese momento de la historia y proyectar el futuro.
Rememorar los hechos de 1811 permitirá repensar nuestras identidades, ya que formaron parte de los procesos regionales que determinaron la formación de nuestro país y las otras repúblicas de nuestra América.
Uno de sus principales fundamentos es la tradición del Artiguismo que queremos sostener en nuestros días.
COMISIÓN DEL BICENTENARIO ORIENTAL
CONSEJO CONSULTIVO DE URUGUAYOS EN CHILE