martes, 2 de agosto de 2011

La suerte en tus manos: El músico uruguayo Jorge Drexler debuta como actor

La suerte en tus manos


Daniel Burman, el director de El abrazo partido, apuesta fuerte por el debut como actor del músico en esta comedia romántica

Martes 26 de julio de 2011
Claudio D. Minghetti

LA NACION

Daniel Burman, el director de El abrazo partido, apuesta fuerte por el debut como actor del músico en esta comedia romántica

Algunos talentosos cineastas argentinos vienen tomando como parte sustancial de sus tramas excusas lúdicas que sirven para hablar de lo que les parece importante: gente común atrapada en algún juego desafiante, en el que de verdad se les va la vida. Pablo Fendrik recurrió al bridge en La sangre brota y Natalia Smirnoff, a los rompecabezas en la película que -sinceridad absoluta de por medio- tituló Rompecabezas .

Una vez terminada la serie de álter egos cinematográficos, y tras haber incursionado con muy buenos resultados en la comedia con algo de costumbrismo, Daniel Burman vuelve a la carga con La suerte en tus manos, la comedia romántica que acaba de terminar de rodar y piensa estrenar el año próximo. Allí la mirada está puesta en Uriel, un cuarentón separado y con hijos a cargo de una financiera familiar del barrio de Once, adicto al póquer por Internet. La casualidad y su llegada a un gran casino rosarino lo reencuentra con una novia de viejos tiempos, que parece lo está esperando para, sin esfuerzo, cambiar su vida por completo.

Allí están el compositor y cantante uruguayo Jorge Drexler, en su debut como actor, Valeria Bertuccelli, Norma

Aleandro (como la madre de la ex novia) y Luis Brandoni, como un veterano médico amigo.

Apenas terminado el rodaje, hace una semana, Drexler partió a España. En agosto volverá a nuestro país para seguir con su camino en la música.

Palabra de Burman

-¿Por qué este tema?

-Los temas se configuran en el montaje final. Lo que sí puedo decir es que es una historia de amor, una comedia romántica acerca del destino, de cuánto lo manejamos y cuánto no en cualquier ámbito de la vida. Uno navega a la deriva de ese gran supuesto que es el destino, creyendo que puede conducirlo. Creo que hay pequeños momentos en los que sí podemos hacerlo, pero otros que no. Dilucidar eso es el punto; tener la claridad de saber cuándo estamos en un lugar en el que podemos girar, tomar otro camino. Los temas son el amor y del destino. Uriel [el personaje de Drexler] juega al póquer, primero por Internet y después en un casino, mientras reflexiona si puede manejar, o por lo menos mejorar, su vida.

-¿Te interesó el juego como recurso argumental?

-Es fascinante cuánto estamos predestinados o no para que esta predestinación nos encuentre. En el juego eso se da y por eso es tan atrapante. Hay reglas, y en la vida, no; uno va viendo los resultados en la medida que se destapan.

-¿Uriel quiere ser otro?

-Cuánto tenemos que ocultarnos para saber cómo somos parecidos, para sentirnos cerca, pero cuánto debemos rebelarnos para ser finalmente nosotros.

-El all in del original se refiere a un "todo o nada", en el que juega la mentira.

-La mentira como corrimiento de la realidad, para que el que sufra sea otro. Siendo el que es, Uriel puede conseguir lo que quiere, aunque sea difícil. Cuando asume quién es, se da cuenta de que va a tener que arreglárselas siendo como es.

-Pasa de lo virtual a lo real.

-Esto del mundo real y el virtual me fascina. Me pregunto por qué la gente no se dice en la cara lo que se dice en los blogs, por qué cambia, por qué hay tanta agresividad y hasta violencia en lo que se escribe, mientras que esa carga cara a cara se disimula. Cuando Uriel pasa de la mesa virtual a la real, tiene la virtud de poder leer en los demás los momentos en que están o no mintiendo una jugada.

-Más allá de tu audacia, ¿cómo resultó Jorge como actor?

-Tiene una cualidad muy impresionante: utiliza las herramientas de la música para componer un personaje.

El trabajo de Jorge va a sorprender. Cuando una canción convoca una emoción a dos mil o tres mil personas con una gran precisión es maravilloso. Hay un rigor en su trabajo como compositor y cantante que aplicaba para componer al protagonista de mi película. Además, comprendió los textos de una manera impresionante, algo que le permitió ser muy profundo.

El laboratorio de Drexler

-¿Cuándo nació tu amistad con Daniel?

-Fue con El nido vacío. Ahora que terminamos el rodaje te puedo decir que sobrevivió. Cuando empezamos, le confesé que era una amistad muy valiosa, en mi último disco hay una canción, «Las transmutes», que le dediqué. «¿No se nos irá a resentir la relación?», le pregunté. Pero fue una experiencia maravillosa. Fue un mes inolvidable.

-Más allá de que los cantantes actúan cuando hacen los suyo y que estás casado con una actriz (la madrileña Leonor Watling), ¿qué cambia en tu vida actuar en cine?

-Cambia. El trabajo es mucho más duro, más intenso de lo que pensaba. Uno no está como en una gira, donde todo es más lúdico. Aquí la disciplina es en buena medida militar, una organización jerárquica, muy estructurada y donde no importa lo que esté pasando, tenés que seguir adelante. Una gira es como una celebración, mucha espontaneidad e improvisación.

-¿Esta cuestión del éxito y los premios cambian tu mirada?

-Los premios inciden en mis capas exteriores. Cambian tu percepción mediática y tu futuro laboral, pero

uno no escribe mejores ni peores canciones por un premio, ni siquiera por el dinero. Esto fue muy trascendente, el desafío de hacer algo totalmente nuevo. Es como volver a nacer. Lo mejor que podía hacer por la música era salirme afuera, y ser alguien que quiere que su hijo estudie guitarra porque cree que así podrá conseguir novias más fácil.

-¿A vos te sirvió?

-Sí, creo que sí: nunca hubiera conseguido una mujer como la que tengo por la pinta.

-¿Cómo es Uriel?

-Es un jugador de póquer que no está contento con su vida. Heredó la financiera de su padre y no está contento con quien es. Ve en el juego no sólo un escape a su realidad, sino un lugar en el cual mentir, que es una de sus características principales. Está más por la mentira que por el azar, aunque se hace preguntas sobre el azar, y desde allí establece una visión del mundo. No está dispuesto a involucrarse afectivamente, hasta tal punto que decide hacerse una vasectomía para evitar toda posibilidad de volver a formar una familia. Hasta que aparece el personaje de Gloria y le hace cambiar esa idea de falta de compromiso, replantearse qué hace con sus mentiras. No se parece a mí. Uriel no mira a los ojos porque está obsesionado con su mundo interior, mientras que yo soy todo lo contrario.

-¿Hay algún tema tuyo en la película?

-Sí, uno. No estaba pensado. Con los chicos que hacen de mis hijos teníamos que cantar una canción. La fuimos construyendo y al final nos gustó. Bertuccelli y Gloria

-¿Cómo es tu Gloria?

-Ella vive en Francia, pero debe volver cuando muere su padre y le deja encargado desarmar su departamento. Así se reencuentra con su madre separada y allí con Uriel, a quien conoce de su juventud.

-Y le cambia la vida.

-A todos les cambia la vida. Hay como un efecto dominó. A todos el reencuentro les cambia algo de una manera importante.

-¿Cómo fue trabajar con un cantante cuando estás casada con un cantante?

-Muy fácil, porque Jorge es alguien que en las escenas o fuera de ellas te gusta conocer y compartir, y eso hace el trabajo mucho más llevadero. Eso también se va a ver en la pantalla. Para mí fue como trabajar con cualquier otro actor. Jorge tiene mucha verdad, y me resultaba fácil trabajar así. Tuvo un coach en España antes de venir y, por suerte, me encontré con alguien que te escucha en las escenas.

-Tu primera vez con Burman...

-Una buena experiencia. Es muy claro y en todas las escenas puede estar lo suficientemente blando como para sorprenderse. No hablo de improvisaciones, sino dispuesto a descubrir algo sobre la escena. Es muy intuitivo. Cuando veía sus películas anteriores pensaba que estaban muy bien los actores y pensaba si era por el casting, pero ahora me di cuenta de que trabaja con guiones muy buenos. Eso es un punto de partida muy alto, y si además es muy buen director de actores, todo es mucho más fácil.