miércoles, 3 de agosto de 2011

El Uruguay del centenario

Hacia 1925 Uruguay era un crisol de razas (blancas), sin el “problema” indígena, repleto de oportunidades y bellezas, según testimonios de aquellos años rescatados en el libro La República Batllista, de Gerardo Caetano, presentado esta semana. Una “tierra de promisión”, según se la definía, donde los dos millones de habitantes valían “mucho más” que los millones de indios que “hacían número” en los otros países del continente.


Publicado el: 3 de agosto de 2011


Por: Mauricio Erramuspe

La República Batllista, de Gerardo Caetano.

Mientras en Uruguay se está celebrando el Bicentenario del proceso de emancipación, uno de los capítulos del libro de Caetano repasa los festejos del Centenario entre 1925 y 1930. Allí el autor cita algunos de los ensayos y crónicas de la época, muchas de ellos avaladas e incluso premiadas por organismos públicos.


Uno de los aspectos más destacados por distintos autores es la ausencia de indios en la población uruguaya. En 1910, por ejemplo, Carlos Maeso publicaba el ensayo “El Uruguay a través de un siglo. La jornada civilizadora realizada en la República Oriental del Uruguay y el brillante porvenir de esta nación americana”. Si con el título no quedaba claro, Maeso decía que “no hay epidemias, no hay fiebre, no hay fieras: la vida se presenta en toda su amplitud (…) y se experimenta en el Uruguay la alegría de vivir”.


Luego destacaba como una virtud que en las tierras uruguayas “se cree estar en una ciudad europea, pues aquí no hay raza indígena ni tipos propios”. Más adelante agregaba: “felizmente en el Uruguay no existen indígenas hace muchísimos años, de modo que no hay que civilizar habitantes”.


Caetano destaca que este optimismo, cosmopolitismo, eurocentrismo “pero también racismo” constituían verdaderas “‘ideas fuerza’ de una suerte de ‘literatura oficial’ del Centenario a través de la que se pretendía proyectar valores y referencias al conjunto de la sociedad”.


Ya en 1929 otro autor, Horacio Araujo Villagrán, publicaba el libro “Estoy orgulloso de mi país”. Allí destacaba: “Hemos repetido que en la República no hay indios, que en otros países del continente constituyen una rémora. Quiere esto significar, que los dos millones de habitantes que forman hoy la población absoluta del territorio uruguayo valen mucho más que los seis u ocho millones de indios semi-salvajes, que figuran haciendo número en las estadísticas de otros países”.

Caetano dice que “el cosmopolitismo y la apertura al inmigrante (europeo occidental, claro está) iban de la mano con una permanente invocación sobre lo beneficioso de la neta hegemonía de la ‘raza blanca’ (…) De modo más frecuente, el desdén iba dirigido fundamentalmente hacia la figura de ‘los indígenas’ en general, aunque tampoco faltaron referencias despectivas hacia los negros”.

Muchas de esas ideas se recopilaron en el “famosísimo” Libro del Centenario del Uruguay publicado en 1925 por los editores de la revista Mundo Uruguayo, pero con rango oficial. “Ningún pueblo de América Latina (…) realizó, en el limitado espacio de una centuria, tales progresos y adelantos (…) con la fertilidad sorprendente de su suelo, la variada riqueza de su territorio y la clara visión de sus hijos sobre el destino reservado de nuestra nacionalidad”, decía.


Si bien la frase se popularizaría unos años más tarde... "Como el Uruguay, no hay".