lunes, 14 de septiembre de 2009

Remesas a América Latina y el Caribe declinarán 11% en 2009, estima el BID


Comunicados de prensa
12-ago-2009

Región recibiría unos US$62.000 millones de sus emigrados este año, monto comparable al del 2006

América Latina y el Caribe recibirán unos US$62.000 millones en remesas de sus emigrados en el 2009, una reducción de 11 por ciento en comparación con el año pasado, según estimaciones del Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN) del Banco Interamericano de Desarrollo.

La estimación refleja el impacto de la crisis económica global en los trabajadores emigrados de esta región, que en su mayoría viven en países industrializados que han sufrido recesiones, como los Estados Unidos, España y Japón.
“La crisis claramente está limitando la capacidad de los emigrados para enviar dinero a sus países de origen”, dijo el presidente del BID, Luis Alberto Moreno. “Sin embargo, las remesas han caído menos que otros flujos financieros privados a la región, dado que los emigrados siguen haciendo sacrificios para ayudar a sus familias”.

La estimación se basa en las conclusiones de un informe elaborado por Manuel Orozco del Interamerican Dialogue, un centro de estudios de Washington, en colaboración con especialistas en remesas del FOMIN, Natasha Bajuk y Gregory Watson.
El informe reúne datos de una encuesta encargada por el FOMIN entre 1.350 emigrados latinoamericanos y caribeños, realizada entre marzo y junio, combinados con investigación de escritorio y análisis estadístico de patrones de migración y desempleo.

Las conclusiones del nuevo informe están en línea con el análisis del FOMIN de datos de bancos centrales sobre ingresos por remesas. Según estas fuentes oficiales, las remesas cayeron 15 por ciento en el segundo trimestre del 2009, comparadas con el mismo período del año pasado. La reducción fue menos abrupta en el Cono Sur, América Central y la región andina, mientras que en México y el Caribe la tendencia a la baja se aceleró.

La disminución en las remesas afectaría a unas cuatro millones de personas en América Latina y el Caribe, casi un tercio de ellas en México, el mayor receptor de remesas en la región.

Las remesas desde los Estados Unidos, donde el desempleo entre latinoamericanos está por encima de la tasa para la población general, declinarían 11 por ciento a unos US$42.300 millones este año.

Las remesas desde Europa, otro destino preferido de los emigrados latinoamericanos, disminuirían en 14 por ciento a unos US$9.000 millones. Los envíos de dinero desde otras partes del mundo se reducirían en 4,5 por ciento a unos US$10.400 millones.
La encuesta entre emigrados en los Estados Unidos halló que están enviando remesas con menos frecuencia y por sumas menores que el año pasado. En un sondeo similar realizado en el 2008, el promedio fue de 15 envíos al año. Este año bajaría a 12 veces. Los envíos promedio bajarían de US$241 a US$230.

Sin embargo, la encuesta también encontró que incluso personas que han perdido sus empleos siguen enviado dinero a sus países de origen, generalmente recurriendo a sus ahorros. Los emigrados han usado distintas estrategias para continuar con las remesas, incluso durante la recesión.

Alrededor de 45 por ciento de los encuestados dijeron que están reduciendo las sumas de dinero que envían. Más de un tercio han recortado sus gastos diarios y uno de cada cinco ha tomado un segundo empleo.

Cuando se les preguntó si planeaban volver a sus países, 34 por ciento respondió que esperan hacerlo en un futuro cercano. En la encuesta del año pasado, sólo 20 por ciento manifestaron tales intenciones. Sin embargo, el motivo mencionado más frecuentemente fue la reunificación familiar, no la falta de empleo.

Una tendencia preocupante que reveló el informe fue que los costos de las transferencias de dinero, que habían caído dramáticamente en años recientes debido a la mayor competencia y la introducción de nuevas tecnologías, han dejado de reducirse y en algunos casos han comenzado a aumentar.

“Es fundamental seguir adelante con iniciativas que ayuden a asegurar que los costos de enviar remesas se mantengan bajos para que los emigrados y sus familias puedan quedarse con una mayor porción de su dinero”, comentó la gerente general del FOMIN, Julie T. Katzman.

El FOMIN comenzó a analizar las remesas hace casi una década para determinar la magnitud de estos flujos y su impacto en América Latina y el Caribe. Su trabajo alentó a nuevos competidores a ingresar en este mercado, incluyendo a instituciones microfinancieras, cooperativas y bancos que pueden ofrecer servicios financieros adicionales a los emigrados y sus familias.