jueves, 2 de abril de 2009
Será el pueblo el que decida si se habilita voto para los uruguayos de la diáspora
La República.
Jueves, 02 de abril, 2009 - AÑO 10 - Nro.3227
Voto epistolar: se plebiscitará la enmienda en la elección nacional.
Más de dos quintos de integrantes de la Asamblea General firmaron como promotores de una enmienda constitucional que prevé la posibilidad de que los ciudadanos uruguayos que residen en el exterior puedan ejercer su derecho al sufragio sin necesidad de trasladarse al país.
La Asamblea General Legislativa celebró ayer al mediodía una sesión a los efectos de darle curso al trámite previsto en el artículo 331 de la Carta, que trata de los procedimientos de reforma de la Constitución y cuyo literal B refiere específicamente al conocido como de "iniciativa legislativa".
Esta disposición constitucional establece que la Constitución podrá ser reformada, total o parcialmente, por "proyectos de reforma que reúnan dos quintos del total de componentes de la Asamblea General, presentados al Presidente de la misma, los que serán sometidos al plebiscito en la primera elección que se realice".
Contra lo que muchos creían, el recurso o la petición no debía someterse a votación del máximo órgano legislativo, sino que bastaba con que el proyecto de reforma o enmienda constitucional fuera elevado a la Presidencia del Poder Legislativo con la firma de 52 legisladores. La convocatoria al plenario de la Asamblea General no tuvo como fin que ésta resolviera algo ni que votara norma o declaración alguna, sino que se hizo para darle solemnidad al acto de entrega del proyecto de enmienda con la firma de 63 legisladores (todos ellos frentistas), y tal vez generar un debate público sobre el polémico asunto del voto desde el extranjero.
Por hallarse don Rodolfo ausente del país, correspondió a don Pepe Mujica presidir la sesión. Con las barras repletas (era notoria la presencia de participantes del Tercer Encuentro de Consejos Consultivos del Mundo) y los palcos de prensa atiborrados de cronistas con libretas y bolígrafo, grabadores, cámaras de televisión, aparatos fotográficos, cables, etcétera, todo lo cual hacía suponer que la sesión había generado una singular expectativa.
Al comenzar la sesión, Rubén Martínez Huelmo, diputado del MPP, planteó que el cuerpo rindiera tributo a la memoria de Raúl Alfonsín, proponiendo un minuto de silencio y la realización de una sesión de homenaje al fallecido ex presidente argentino. Luego fue el turno de Reinaldo Gargano, encargado de darle el puntapié inicial al debate. El veterano dirigente socialista expuso con su solvencia habitual y su voz de registro grave toda la batería de argumentos a favor del voto epistolar, haciendo notar que en todo el mundo se verifica una tendencia generalizada de los países a otorgarle a sus ciudadanos que residen en el extranjero la posibilidad de ejercer su derecho al voto.
La réplica vino del blanco Alvaro Lorenzo, quien adujo que el voto epistolar no ofrece garantías de pureza y citó la opinión contraria de varios juristas sobre el asunto. Washington Abdala, por su parte, refutó lo expresado por Gargano. El herrerista Jaime Trobo reflexionó sobre el drama de la emigración y reconoció la loable tarea desplegada por el Departamento 20, que mejoró el vínculo entre el país y los uruguayos de la diáspora. Pero ni corto ni perezoso, sostuvo que "la relación con esos compatriotas no debe ser politizada ni partidizada" y afirmó que el partido de gobierno "está jugando con la sensibilidad que despierta el tema persiguiendo mezquinos fines políticos".
El vertientista Edgardo Ortuño tomó la palabra para puntualizar algunos aspectos y dichos de la oposición durante el debate. Por ejemplo, recordó que si bien el gobierno actual no había logrado detener la sangría emigratoria, la cifra de orientales emigrados en 2005 y 2006 llegaba a algo más de 20 mil, mientras que hasta entonces la cifra se situaba en 600 mil. Asimismo, reprochó a Lorenzo no haber sido imparcial al citar la opinión de juristas sobre el voto epistolar, pues omitió mencionar no sólo a Alberto Pérez Pérez, sino también al doctor Martín Risso, docente de la Ucudal. Esta alusión mereció una réplica severa de parte de Alvaro Lorenzo, pero la cosa no tuvo derivaciones pugilísticas.
Así llegó a su fin la sesión de la Asamblea General, sin que se produjeran entredichos ni enojosos malentendidos. De modo que alrededor de las dos de la tarde, timbrazo mediante, Pepe Mujica dio por levantada la sesión.