Álvaro Mellizo
EFE www.adn.es 26-05-2009
Con humildad, entrega y perseverancia, el fútbol uruguayo vive un momento dulce en la Copa Libertadores, con dos equipos en cuartos de final del principal torneo continental tras haber dejado en el camino a rivales de la talla de Boca Juniors y River Plate.
La victoria el pasado jueves de Defensor Sporting en La Bombonera ante el poderoso cuadro xeneize por 0-1, que dejó a los argentinos fuera del torneo contra todo pronóstico, demostró al continente que con desparpajo y voluntad aún es posible doblegar a cuadros con presupuestos millonarios.
Antes, Defensor se clasificó como segundo del grupo 4 en un apasionante partido ante Independiente de Medellín, en el que llegó a remontar la eliminatoria en tres ocasiones para terminar venciendo con un gol en el último minuto de partido.
El otro equipo uruguayo en cuartos, el Nacional, llegó a esta instancia con menos gloria, ya que su rival en octavos, el mexicano San Luis, fue descalificado por la Conmebol, si bien luce un expediente impecable en la fase de grupos.
Líder invicto del grupo 3, el conjunto tricolor pasó por encima a todos sus rivales, entre ellos River Plate, con un equipo basado en el trabajo colectivo y en el empuje de sus jóvenes figuras, como Nicolás Lodeiro, Sebastián Coates y el 'Flaco' Alvaro Fernández.
El secreto del éxito uruguayo en esta competición ha sido la humildad con la que han afrontado sus compromisos, la entrega de sus jugadores y, particularmente en el caso de Defensor, el no haber perdido nunca la esperanza.
Esta situación nunca se vio tan clara como en la eliminatoria frente al todopoderoso Boca Juniors.
En casa, los de Parque Rodó fueron mejores que los boquenses, cuyo presupuesto mensual es casi diez veces mayor, y si bien todo parecía que gracias a los destellos de figuras como Martín Palermo y Rodrigo Palacio los argentinos se llevaban la victoria como visitantes, la perseverancia uruguaya logró forzar un agónico empate en el último suspiro.
Todos daban por muerto al Defensor, obligado a ganar en una Bombonera repleta y que sólo había visto triunfos locales en la Libertadores en los últimos tiempos.
Y sin embargo, los violetas se plantaron en Buenos Aires como un equipo sin complejos, maduro y no dispuesto a dejarse llevar por el peso de la historia en su primer cruce en eliminatorias con uno de los grandes del fútbol continental.
Con un planteamiento táctico impecable, cerró todos los caminos y al contraataque puso en aprietos en numerosas ocasiones al Boca, invirtiendo todas las previsiones hechas para este partido.
Este triunfo fue recibido en Uruguay con orgullo y satisfacción, y los del Defensor fueron aclamados como héroes a su llegada a Montevideo.
Esa misma concentración y humildad le está valiendo a los de Parque Rodó para llevarse el campeonato local, en el que está tan sólo a un paso de vencer en el Clausura y en la tabla acumulada, para garantizar sí o sí su participación en la próxima edición de la Libertadores pase lo que pase en su cruce frente al Estudiantes de la Plata para pasar a semifinales.
Por su parte, el Nacional, que no lo está haciendo tan bien en el torneo uruguayo, ha centrado su temporada en triunfar en la Libertadores, campeonato que ya consiguió en tres ocasiones, la última en 1988.
La presencia del Nacional en las instancias finales de la Libertadores no es ninguna sorpresa, aunque sí destaca por la juventud de los pilares del equipo que han empujado para llegar a cuartos de final: Lodeiro, un hábil y menudo media punta, y Coates, un fornido y valiente central que ya brillaron con luz propia en el último torneo sudamericano sub 20.
De vencer el Nacional en su próximo cruce ante el Palmeiras y de hacer lo propio el Defensor ante el Estudiantes de La Plata, el destino cruzará en semifinales a ambos equipos uruguayos, lo que garantizaría la presencia oriental en la final del torneo, algo que no ocurre desde que el Nacional levantara la copa en 1988.