viernes, 15 de abril de 2011

Uruguay: Nación Charrúa, en defensa de su identidad




15 de abril de 2011.
Por Wilfredo Alayón (Prensa Latina *)

Montevideo, (PL) El presidente de la Asociación de Descendientes de Charrúas (Adench), Sergio De Noda, afirmó que mientras haya sangre de esa etnia en Uruguay, seguirá el reclamo "al derecho a la identidad y a nuestra cultura".

"La deuda en principio es moral; se ha ocultado información de matanzas y los uruguayos debemos conocer la realidad de los hechos para poder mirar hacia adelante y saldar esos compromiso con nuestra propia gente", abundó De Noda a Prensa Latina.

A su juicio, los descendientes de charrúas tienen derecho a opinar sobre lugares que consideran sagrados y de otros temas vinculados a la naturaleza como la contaminación de las aguas, la explotación minera y la destrucción del medio ambiente.

"La memoria de los pueblos se construye con los valores verdad y justicia. Es tiempo que los ejecutores del pasado ocupen el lugar correspondiente", subrayó.

Y agregó: "A los charrúas los mató la propiedad privada, porque ellos no entendían, viviendo miles de años en estas tierras, que alguien marcara estos territorios y tuviera algún dueño pues la propiedad de ellos era colectiva".

De Noda expresó que toda esa situación generó matanzas, la más significativa la de Salsipuedes en 1831, pero citó otras ocurridas ese año, como las de los sitios conocidos como Mataperros y Mataojos.

Referencia obligada

Salsipuedes representa en Uruguay el sitio donde, el 11 de abril de 2011, los nacionales evocaron los 180 años del Genocidio Charrúa, cometido por el entonces presidente Fructuoso Rivera.

Los charrúas fueron un conjunto de pueblos amerindios que habitaron en las comarcas del territorio actual uruguayo y de las provincias argentinas de Entre Ríos y Santa Fe.

Según un documentado estudio del diputado Edgardo Ortuño, los charrúas habitaron estas tierras desde mucho antes que los europeos arribaran a sus costas, fueron soberanos de tales dominios y los defensores naturales.

Estudiosos en la materia destacan que las habilidades con el arco y la flecha les permitieron sobresalir con respecto a otras pequeñas tribus que habitaron el territorio de la Banda Oriental y sobrevivir gracias a la caza, la pesca y la recolección.

Participaron activamente, junto al prócer José Gervasio Artigas, en las luchas patrióticas por la independencia aunque algunos, según textos, actuaron por su cuenta y protagonizaron esporádicos saqueos.

El mandatario Rivera mantuvo en sus inicios cordiales relaciones con los charrúas, sin embargo, fueron hostilizados en la medida que el poder de los blancos avanzaba y la respuesta fue atacar pequeñas poblaciones y viviendas aisladas.

La oligarquía pidió ayuda al Presidente, quien, de acuerdo con textos de estudio, intentó negociar pero ante el fracaso decidió una medida drástica y extrema.

Sitio de la masacre

El 11 de abril de 1831, en Puntas del Queguay, tuvo lugar la masacre conocida como Matanza de Salsipuedes; a orillas del arroyo homónimo, entre los departamentos de Tacuarembó y Río Negro, tenía Fructuoso Rivera su cuartel general.

Fuentes documentales señalan que convocó a los principales caciques charrúas, llamados Polidoro, Rondeau, Brown, Juan Pedro y Venado, junto con sus tribus, a una reunión para tratar sobre el cuidado de las fronteras del Estado.

De acuerdo con los relatos, agasajados y emborrachados fueron atacados por una tropa de mil 200 hombres al mando de Bernabé Rivera, hermano del mandatario.

El saldo expuesto por la historiografía oficial es de 40 indios muertos y 300 prisioneros, de los cuales algunos lograron huir y fueron perseguidos por Bernabé Rivera, mientras entre la tropa atacante hubo nueve heridos y un muerto.

Lincoln Maiztegui Casas, profesor de historia y periodista, expresó que "la desaparición de los charrúas fue un proceso paulatino de más de 200 años y generado a partir de la ocupación del territorio por europeos".

En escritos precisó Maiztegui que, mientras los guaraníes tuvieron un proceso de adaptación, resultó diferente para el caso de los charrúas, quienes fueron gradualmente extinguiéndose.

Miles murieron, otros miles huyeron al noroeste a Brasil, los demás quedaron como siervos, sufrieron un mestizaje con los blancos y perdieron su cultura, comentó el académico.

A 180 años del genocidio

El acto central por la efemérides este año tuvo lugar frente al monumento a "Los últimos charrúas", ubicado en el Prado de Montevideo, con presencia de descendientes indígenas y representantes gubernamentales.

Ese grupo escultórico data de 1938 y representa a Vaimaca, Senaqué, Tacuabé, Guyunusa y su hija Carolina, plasmados en bronce por los artistas Edmundo Prati, Gervasio Furest Muñoz y Enrique Lussich.

Javier Miranda, director de Derechos Humanos del Ministerio de Educación y Cultura, reivindicó la memoria de los originarios mientras la Intendenta capitalina, Ana Olivera, llamó a no desdeñar el papel de los pueblos indígenas en el proceso emancipador.

Esta jornada concluyó con un evento de carácter cultural en la Plaza Cagancha, denominado "1811-1831-2011: Por una Historia sin Impunidad", y la presentación del libro "Genocidio de la Población Charrúa", del investigador Eduardo Picerno.

El texto aporta documentos inéditos que sitúan en contexto la Matanza de Salsipuedes, y ayuda a entender el posterior silencio.

La Adench valoró la aprobación en 2009 de la Ley 18.589 -la cual declara el 11 de abril de cada año "Día de la Nación Charrúa y de la Identidad Indígena"-, como "un necesario ejercicio de la memoria para que no se olvide el genocidio".

En su artículo dos, la legislación sostiene que en esa fecha anual "el Poder Ejecutivo y la Administración Nacional de Educación Pública dispondrán la ejecución o coordinación de acciones públicas que fomenten la información y sensibilización de la ciudadanía sobre el aporte indígena a la identidad nacional".

Existen en Uruguay cerca de 120 mil sucesores de charrúas repartidos en todo el territorio nacional, aunque más de la mitad están concentrados en el departamento de Tacuarembó, a 390 kilómetros al noreste de Montevideo, según datos del censo de 2006.

De Noda recordó una máxima charrúa en esta lengua ancestral: "IT SEPE OYENDAU AU HUIMEN BAJINA AU HUELCAIMAR" (El fuego sagrado de la memoria del pueblo camina hacia el mañana), por los ancestros, por nosotros y nuestros hijos".

(*) El autor es corresponsal de Prensa Latina en Uruguay.

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