sábado, 8 de diciembre de 2012

Vota por esta noticia: Total de votos: 0 votos Comentarios: 0 « volver Sábado Show Sueños cumplidos de una saxofonista


-¿Cómo empezó tu historia con la música?
ANALÍA FILOSI
La uruguaya Florencia González, radicada en Estados Unidos desde 2004, llega a Montevideo a presentar su disco con la Big Band.
Su primer instrumento fue la flauta dulce, pero una vez que conoció el saxofón ya no se apartó de él. Quiso aprender improvisación y eso la llevó a una búsqueda incesante que empezó a hacerse realidad gracias a un par de músicos cubanos que llegaron a Uruguay, y se cristalizó cuando partió a estudiar a Buenos Aires, consiguió una beca para estudiar jazz en Boston y terminó radicándose en Estados Unidos. Hoy vive en Nueva York, dirige dos bandas y dos sextetos, dicta clases, y sigue formándose y proyectando. El 18 de diciembre presenta su disco en Montevideo, mientras sueña con su próximo objetivo: Europa.
El próximo martes 18 de diciembre será una buena oportunidad para conocer un poco más a Florencia González (36 años), una saxofonista uruguaya con muchos estudios, proyectos y un gran presente. Ese día, a las 21:30, presentará su disco Woman Dreaming of Escape (Florencia González Big Band), en el Paullier y Guaná Bar. En una charla con Sábado Show, habló de la pasión por lo que hace, el camino transitado y los sueños que le gustaría cumplir.

-Arranqué de chica estudiando flauta dulce y me gustaba mucho cantar, de adolescente me la pasaba escuchando música todo el día. Quería aprender a improvisar, quería tocar en bandas. Todo mi acercamiento musical era tocando música barroca. Les preguntaba a mis profesores cómo improvisar, pero eran músicos clásicos, ninguno sabía bien por dónde venía la mano. Eran como dos mundos desconectados. Entonces arranqué con el saxofón y empecé a estudiar en la Escuela Universitaria, todo clásico, todavía sin encontrar a nadie que me pudiera guiar un poco. Hasta que di con Nicolás Reinoso, un cubano que andaba por la vuelta, que me empezó a enseñar armonía popular, cifrados, escala de blues, etc., etc. ¡Por fin! Comencé a tocar en grupos y, de a poco, fui dejando todo lo otro de lado. El resto fue inevitable.

-¿Qué recorrido hiciste?
-Fue largo. Toqué en muchas bandas en Uruguay y, por el 2002-2003, entré al Sodre como saxofonista clásica y a la Banda Municipal de Canelones. Al mismo tiempo arranqué a estudiar en Buenos Aires. Viajaba todas las semanas, esos años fueron agotadores. Un par de años después me dieron una beca bien importante para irme a Boston a estudiar jazz. Pedí licencia en el laburo por un semestre y nunca más volví. Una vez estando allá, todo se me fue haciendo mucho más fácil de lo que pensaba. Cada semestre se hacía más fácil que el anterior.
-¿Qué hacías en Boston?
-Fui a estudiar Ejecución y ahí me di cuenta de que tenía mucha más facilidad para escribir música que como ejecutante. Y empecé a explorar más esa veta. Me terminaron dando beca completa en Berklee y agregué la carrera de Composición. Además, fui armando diferentes proyectos y todo evolucionó a los que dirijo hoy: una Big Band de dieciocho músicos, una banda de once músicos, un sexteto mío y otro que dirijo a medias con Yuko Yamamura, una amiga japonesa. Cuando terminé Berklee me quedé trabajando en Boston un par de años y me ofrecieron una muy buena beca en el New England Conservatory, por lo que decidí hacer allí una Maestría en Composición.
-¿Siempre te moviste en el género del jazz?
-No, toqué de todo. En Uruguay, arranqué con bandas de rock, candombe, bossa nova, tango, cuartetos de saxofones, música clásica contemporánea, soul y funk… Me gustan muchísimas cosas diferentes, pero lo que el jazz ha evolucionado es algo que vale la pena estudiar y sobre todo aprender de eso para aplicar a otros estilos. De todos los estilos se aprende, absolutamente de todos.
-¿Por qué decidiste quedarte en Estados Unidos?
-A estudiar música popular a Estados Unidos me quise ir desde siempre, desde que tengo 12 años fue como un sueño. Algo absolutamente imposible de hacer en Uruguay en forma académica. En nuestro país, la música es vista como un hobby, lo que tiene sentido porque no hay un lugar en todo el Uruguay que ofrezca un título universitario en música popular. Entonces, cuando me dieron la beca y los ahorros me alcanzaban para mantenerme un semestre, me fui. Me gasté todos mis ahorros atrás de ese sueño y por suerte me fue bien.
-¿Es definitivo?
-No lo sabría decir, por ahora estoy allá. Desde 2004 viví en Boston, hace poco más de un año me mudé a Nueva York y estoy encantada con esta ciudad. Me gustaría hacer un par de cosas antes de irme a otro lado. Se extraña mucho la familia, los afectos. Eso tira por un lado y además hay muchas buenas propuestas de trabajo en Europa también.
-¿Cómo es tu vida en Nueva York?
-Estoy tocando y dando clases de música. Dirijo unos ensambles de jazz, enseño Armonía Popular, Teoría de la Música, Composición, Arreglos y Maderas (saxofón, flauta, clarinete y flauta dulce). Trabajo en varios conservatorios, uno de ellos queda justo en frente al Central Park. Es como un sueño, estar dando clases de jazz en New York, mirar por la ventana y ver el Central Park.
-¿Hacés shows?
-Toco bastante. Sigo dirigiendo mis proyectos acá: la Big Band, 11 Piece Band, y los sextetos, y también trabajo mucho tocando jazz para eventos a dúo, trío y cuarteto. Sólo que en Nueva York todo suena mejor porque el nivel de los músicos es algo increíble. Es muy fácil armar cualquier proyecto.
-Vas a presentarte en Uruguay, ¿cuál es la idea?
-Es sólo una presentación, un show de lanzamiento en Uruguay de un disco que saqué a mediados de año en Nueva York (Woman Dreaming of Escape). Fue grabado con mi Big Band en Boston el año pasado, cuando fue elegida como una de las cinco mejores bandas de jazz de Boston. Veníamos tocando desde el 2007 y antes de mudarme tocábamos todas las semanas, lo que dio la oportunidad de tener las cosas maduras como para meternos al estudio. La idea en Montevideo es hacer los mismos temas del disco pero con arreglos reducidos para tres vientos (tenor, trompeta y trombón) y sección rítmica (guitarra/piano, bajo y batería).
Perspectivas. Florencia tiene una Maestría en Composición del New England Conservatory. Realizó una doble especialización en Ejecución y Composición de Jazz, en el Berklee College of Music. En Boston, tomó clases particulares de Improvisación de Jazz y Armonía con Hall Crook y Charlie Banacos, y de Composición Clásica con Denis LeClaire. Tiene el título de Músico Profesional de la Escuela de Música Contemporánea de Buenos Aires, ciudad en la que también cursó clases particulares de saxofón clásico, con María Noel Luzardo, y de Improvisación, con Ricardo Cavali. En Uruguay, comenzó la carrera de saxofón clásico en la Escuela Universitaria de Música y en el Conservatorio Municipal. Las dejó un año antes de graduarse porque se fue a Buenos Aires y ya no volvió. También tomó clases de Improvisación con Nicolás Reinoso y de Arreglos con Orlando Tamargo, ambos cubanos. Fuera de la música, cursó cuatro años de Arquitectura en la Universidad de la República. "Podría parecer que no está relacionada con la música, pero para componer no está mal aprender un poco de proporción y síntesis de otras áreas del arte", dice.
-¿Cómo ves a la música uruguaya?
-¡Qué pregunta!… La veo riquísima y muy original. Tenemos gente como Mateo, Fatorusso, Jaime Roos, Rada, Gardel ¡Los tambores! El tango, canciones tan lindas, mucha música del Interior; influencias argentinas, brasileñas, de Europa; compositores clásicos de primer nivel, de los cuales se sabe más afuera del país que adentro. ¡Tantas cosas! Pero como que nada se termina de desarrollar del todo y queda a medias. Un fenómeno que noto que se está dando y que en principio parecería ser una cosa buena, es que está habiendo muchas bandas uruguayas. Está bien fijarse en cosas de Uruguay, pero uno no se puede quedar en eso. Hay mucha música en el mundo y uno como músico tiene el compromiso de conocer todo lo que pueda para ver qué dirección toma. Sobre todo para ver cuáles son los estándares en el mundo. Uruguay es un país muy chico y la música no es tomada muy en serio, con lo que el nivel de ejecución y composición es relativamente bajo. Por supuesto que hay excepciones, y músicos brillantes y muy inquietos, pero en general veo un poco achanchada la movida. Solamente con cruzar a Buenos Aires el panorama cambia radicalmente.
-¿Pensás grabar más discos?
-Pensé en grabar muchos, muchos discos. Tengo temas, arreglos e ideas en evolución como para unos cuantos. Pero no es tan fácil grabar y tampoco tan barato. Este año salió el disco que grabamos con la Big Band, que llevó cinco años cocinándose, ya que la banda era muy grande y las condiciones nunca se terminaban de dar. Está a la venta desde agosto en Internet a través de mi página (www.florenciagonzalez.com), Itunes, Amazon, CD Baby y otros lados. Y a partir de este mes está disponible en Uruguay a través de El Perro Andaluz.
-¿Cuáles son los próximos pasos en cuanto a discos?
-Ya estamos calentando el sexteto para el estudio y la idea es ahora, en 2013, meterlo a grabar. Comparada con la Big Band, es mucho más fácil de grabar. De toda grabación se aprenden cosas para la siguiente.
-¿Qué planes tenés para tu carrera musical?
-¡Tantos! En principio, quisiera grabar discos con cada uno de los proyectos que dirijo. Tengo temas que se vienen cocinando hace tiempo y hasta que no grabás las cosas, es como que estás trancado. Son cosas que estaría bueno dejar registradas y, hasta que no están plasmadas, siguen evolucionando. Al grabar algo es como que cerrás una etapa y podés pasar al proyecto siguiente.
Además, vivo en Nueva York, ciudad en la que pasan tantas cosas a la vez y que musicalmente lo que tiene para ofrecer es infinito. Quiero ver todo lo que me puede ofrecer. No descarto la posibilidad de hacer un Doctorado, no me decido si en Composición o Teoría de la Música, más que nada para poder acceder a mejores trabajos a nivel universitario. Y Europa me está llamando bastante la atención. Muchos de mis referentes son compositores clásicos europeos, y me gustaría ir ahí a aprender y también a tocar. A esta altura hice mucho, muchísimo más de lo que pensaba hacer cuando arranqué con esto de la música. Vamos a ver a dónde más nos lleva…

Fuente: http://www.elpais.com.uy/suplemento/sabadoshow/suenos-cumplidos-de-una-saxofonista/sshow_680325_121208.html