miércoles, 15 de agosto de 2012

Qué hay detrás de la nueva discusión entre Argentina y Uruguay



15-08-12 00:00




Marcelo Elizondo, Director General de Desarrollo de Negocios Internaciona
Las disputas entre Argentina y Uruguay en torno al canal Martín García invitan a encadenar los desencuentros que, entre ambos, ocurren desde hace unos años. Desde aquellas diferencias sobre la instalación de las pasteras, pasando por las discusiones sobre el rol de los países en el Mercosur, incluyendo las circunstancias en las que se aprobó el ingreso de Venezuela al bloque, hasta las divergencias relativas al comercio, sobre lo que, en febrero pasado, el canciller de Uruguay (Luis Almagro) denunció públicamente que Argentina aplica restricciones aduaneras contrarias a los acuerdos del Mercosur al imponer un proteccionismo que limita el acceso de productos del bloque (en los rubros textil, vestimenta y calzado, vehículos y autopartes, productos de metal, maquinaria, artículos de papel, para el hogar, muebles, motocicletas y bicicletas), además de manifestar al diario El País que su Gobierno ‘no está conforme‘ con la relación con Argentina por el comportamiento “esquizofrénico” de sus relaciones comerciales .

Una diferencia entre hermanos genera preocupación, pero una sucesión de diferencias exige reflexión. 

¿Por qué asistimos ante tamaños desencuentros y qué hay detrás de ellos? Kant enseñaba que en el mundo de la teoría solo conocemos la apariencia de las cosas (fenómenos) y cuando queremos conocer la esencia (“noumeno”) conviene alejarnos de nuestras limitaciones analíticas (invitaba entonces ir hacia lo que denominaba la razón práctica). 

Una respuesta posible es que ante la mayor vinculación internacional dos formas disímiles de concebir en cada país la relación entre los actores económicos, los ciudadanos, el estado y otros países están “haciendo ruido”. Es inevitable que existan discordias entre actores sociales, pero ante ello hay tres destinos posibles: la consolidación de la diferencia, la búsqueda de la solución en base al derecho, o la búsqueda de la solución en base al poder. ¿Es probable que Argentina y Uruguay estén escogiendo diferentes modelos?

Si así fuese, es propicio analizar resultados. Más allá de que por el conflicto por las pasteras se perdieron para nuestro país sólo en el transporte unos u$s 55 millones; o que en el primer cuatrimestre de 2012 las exportaciones argentinas a Uruguay desciendan el 1,4%; o aún que en un ámbito de competencia entre nosotros, la carne vacuna, Uruguay exportó en 2011, 1.500 millones de dólares (el doble que en 2004) mientras Argentina exportó 1.200 millones de dólares; hay que decir que Uruguay tiene hoy un PBI per capita algo más alto que el de Argentina: 12.840 dólares por habitante (Argentina, 11.160 dólares).

Más contundente es advertir que muchos argentinos están eligiendo Uruguay para sus inversiones: el 29% de la IED en Uruguay proviene de Argentina, siendo el nuestro el principal emisor (especialmente en agronegocios, industrias manufactureras y servicios).

Mientras, las exportaciones han pasado en Uruguay a representar un 26% del PBI (en Argentina representan el 18%), llegando Uruguay a un ratio de exportaciones por habitante de 2.650 dólares (en Argentina es de 2.100 dólares por habitante), Uruguay tiene una inversión extranjera directa (IED) de 750 millones de dólares por habitante (Argentina, de 185 millones por habitante) y la IED comparada con el PBI fue el año pasado en Uruguay de 6% de su PBI (Argentina ha tenido una IED de 1,6% del PBI).

Dos países dificiles de ser comparados por sus dimensiones, sin embargo, arrojan efectos de modelos organizacionales distintos. Quizá sea un error echarle la culpa sólo a la política. Una vez escribió Thomas Friedman que la mayor barrera para el comportamiento humano no es la autoridad sino la cultura vigente. Entonces, tal como enseña Bernardo Klisberg, el perfil del mediano plazo estará determinado por los valores predominantes y las prácticas de los actores sociales y no por la utopía de las declamaciones.