martes, 6 de diciembre de 2011

El Presidente de la República Oriental del Uruguay, José Mujica Cordano, en el Almuerzo de Estado en su honor

Guadalajara, Jalisco, 16 de noviembre del 2011

Señor Presidente de México.
Señor Gobernador de Jalisco.
Señores, todos que representan distintos estamentos del Gobierno de México, de Jalisco, este Estado Federal.
Señores deportistas.
Muchachos de corazón caliente.
Embajadores latinoamericanos.
Queridos compatriotas de la Patria grande.
Soldados.


Permítanme decirles a los unos y a los otros, que somos un desgarrón como país, de los duros pleitos que sucedieron al coloniaje.

Que cargamos con la culpa de tener un buen puerto, que históricamente fue el asiento de la marina española, en el Atlántico Sur.

Que éramos tierra de ningún provecho, cuando España, feudal, buscaba metales preciosos. Pero cuando empezamos a ser importantes, cuando el cuero se transformó en una materia prima en la era del vapor, de significación.

Que nuestra historia, es la historia de un país pecuario, que somos un desgarrón del viejo Virreinato del Río de la Plata.

Que tenemos como héroe nacional el fundador del federalismo en América, por lo menos en América del Sur, que significó la parte más avanzada junto a Moreno y a Piaggio, de la Revolución de Mayo, porque mientras él vivió, se habló de que los indios se gobernaran a sí mismos, porque tenían el mejor derecho.

Porque mientras él existió, se quiso repartir una suerte de campo, unas 700 u 800 hectáreas para construir un país de clase media. Incuestionablemente, porque fue claramente y definidamente de entrada republicano, sin andar buscando en ningún rey de taparrabo, por ahí, en tiempos difíciles, porque soñaba que los nuevos estados emergentes arrancaran en el confín de los viejos virreinatos, pero tuvieron una organización Federal, respetuosa de las autonomías de las localidades. En fin. Como tantos otros, sucumbió ante los intereses del puerto, porque estaba arrancando el mercado mundial y los puertos tenían importancia.

Se me escapa uno de sus legados más importantes en su época: No se utilizaba la palabra proteccionismo, pero en su reglamento de aduana, diferenciaba muy bien que había que poner un impuesto pesado a la industria textil, que venía de Manchester, y no ponerle impuestos a los ponchos tucumanos, que representaban la industria emergente de la región.

Pero, a su vez, no había que ponerle impuesto a la maquinaría, es decir, en su trayectoria está dibujado una de las visiones más penetrantes y más hondas por el destino de los pueblos latinoamericanos.

Ha pasado mucho tiempo, muchas idas y venidas. Pero asusta el sentido americano que tenían dos viejos luchadores de la Independencia. Pero tengo que decir que, en el contexto de toda la historia de América del Sur, hay que venir a Hidalgo y a Morelos para ver un planteo parecido al que tenía nuestro Artigas.

Entonces, no debe de extrañarle, señor Presidente, que tengamos afinidad. Somos parte de un doloroso proceso, la guerra de la Independencia, en el confín de lo que se llamaba la Banda Oriental. Costaron en 10 años no menos de 50 por ciento de la población masculina en vida, en términos de vida.

Si lo extrapoláramos al mundo de hoy, sería algo que no podíamos ni siquiera imaginar. Después vinieron los barcos. Después, vino el dolor de Europa pobre y parturienta. Los uruguayos de hoy somos, en mayor o menor medida, descendientes de segunda o de tercera generación, de gente que vino de Europa con su pobreza, con su esperanza tras el sueño de hacer su América.

Y adaptado a la circunstancias, somos un país de matriz pecuaria, en primer término, y después agropecuaria, con algunos gestos industrializadores. Y hoy, como ustedes, nos estamos enfrentando al surgimiento del tiempo de la globalización, donde al parecer, una de las claves centrales es el conocimiento; y no sólo el conocimiento; la propiedad del conocimiento, y con él, el valor de descubrir permanentemente conocimientos para buscar ventajas de carácter competitivo.

Y hemos juntado muchas cosas, pero todavía no hemos juntado nuestras universidades, ni hemos juntado nuestra inteligencia y no se juntará la política superior, si no logramos juntar la academia y la inteligencia, porque los hombres a la corta o a la larga, vamos, como la carreta, tras de los bueyes. Las ideas son el faro que nos van llevando hacia adelante.

Necesitamos mercado y negocio, y cada vez más, porque cada fin de mes hay que dar cuenta salarial y las masas necesitan comer, necesitan repuestas materiales, necesitan casa, necesitan educación. Pero la alta política debe de mirar y dar realización a eso y mirar más lejos. Ese más lejos, es el tiempo en el que no vamos a vivir y vivirán aquellos que hemos convocado a la vida, y no les pedimos permiso para traerlos.

Qué quiere decir.

Mi amistad con México es interesada. Mi amistad, nuestra amistad con todos los pueblos latinoamericanos. No es que no reconozcamos los defectos y las furtividades que hay en nuestra maleta. Es que tenemos que sobrellevarlas y buscar una identidad de carácter superior, para ser defendibles, aunque más no sea por el número, por el peso sociológico. Pero tengamos consciencia, que estamos en el Continente que le queda la mayor masa de recursos todavía no movilizables.

Y no nos sintamos pobres, sintámonos empobrecidos por nuestras ineficiencias y no le echemos más la culpa a otros. Depende de nosotros mismos y seremos los que seamos capaces de arrancar, y en ese arrancar, tenemos que entender que nuestros pleitos deben de ser siempre negociables y entre nosotros, pero que tenemos que componer un cuadro grande en el contexto de la globalización para defender nuestra República, los derechos de nuestra Patria chica.

Y podremos vencer o ser vencidos. Y sucumbió Bolívar en el exilio, San Martín y tantos luchadores. Y si nuestro Artigas tuvo que morir en la soledad de la selva paraguaya, y si tanta legión de luchadores crearon el camino, por qué no podremos perder nosotros. Pero no perder significa haber aprendido la lección, y el precio que se paga, cuando no se sabe andar unido.

Solamente construyendo una gigantesca unidad de compromiso y sentimiento, garantizamos hacia el futuro, el porvenir de los que van a venir.

Gracias México.

Gracias Presidente.

Y en ese partido estamos. Ojalá que las nuevas formas de comunicación no nos aturdan, y podamos comunicamos con nosotros mismos, que esa es la cuestión.

Gracias.

Fuente:  http://www.presidencia.gob.mx/2011/11/el-presidente-de-la-republica-oriental-del-uruguay-jose-mujica-cordano-en-el-almuerzo-de-estado-en-su-honor/