jueves, 5 de agosto de 2010
Reflejos íntimos de micromundos distantes
Daniel Drexler en El Tartamudo
“En Uruguay estoy tocando un promedio de cuatro o cinco veces por año, lo que me genera una relación bastante más sana con el lugar donde vivo” dijo Daniel Drexler.
Una de esas oportunidades es este sábado 7 de agosto en El Tartamudo, ocasión en la que el músico tocará material de su último disco, Micromundos. Este trabajo es para el autor “el resultado de lo que pasó en mi vida de 2006 para acá. En 2008 hice 40 viajes. Y llega un momento en que vos apoyás la cabeza en tantas almohadas distintas que empezás a extrañar tu casa, tu micromundo más íntimo”.
“En los hechos mantengo la conexión con la medicina por una línea de investigación en tinitus, en zumbidos de oído. Pero el ejercicio clínico de la profesión de médico hace tiempo que lo dejé” dijo Daniel Drexler en La Cuchara.
Médico al igual que su hermano Jorge, Daniel bromea con que “tenía la peor clientela del mundo: músicos y surfistas. Es sumamente amigable pero terrible, no ganás un mango”.
Entre viaje y viaje, atiende a algún amigo en Montevideo, como ser su colega Alejandro Balbis.
“En Uruguay estoy tocando un promedio de cuatro o cinco veces por año, lo que me genera una relación bastante más sana con el lugar donde vivo, me hace sentir más cómodo” explicó Drexler.
Esto sucede porque “muchas veces los músicos que tocamos en Uruguay padecemos esa situación de querer tocar en una ciudad de un millón de habitantes una o dos veces por mes, y la verdad que llega un momento que no da”.
La última vez que Drexler tocó en Montevideo fue el 3 de diciembre de 2009, y en tanto ha estado tocando en Brasil, Argentina, España, Bélgica, Dinamarca, y Suiza.
Lo que le abrió las puertas en España es que Micromundos salió directamente editado en ese país, respecto a los otros casos el cantautor aseguró que salieron oportunidades “porque soy un tipo muy molesto, básicamente por internet, gente que escucha o colegas lo que están haciendo”.
Los recitales que brinda Drexler fuera de España, en Europa, son “en lugares muy pequeños, de 80 o 100 personas, y es precioso. Llegás a una ciudad en una situación de total anonimato y te reunís con un grupo de personas con las cuales arreglaste para juntarte previamente por internet y le avisan a amigos, dicen 'quiero el disco', etc. Es una bohemia cibernética”, afirmó.
Para el artista viajar tanto le permitió darse cuenta “que vivís en múltiples universos paralelos que coexisten. Al mismo tiempo que yo estaba siendo padre y teniendo hijas acá y vivendo una situación muy de círculo pequeño, estaba descubriendo lo que es ir a tocar a Estocolmo. El disco es un reflejo de eso