Excursiones para acercarse a la gigantesca franca austral
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Así como ocurre en las costas patagónicas, el litoral de Uruguay también ofrece el espectáculo del avistaje de ballenas, con el impactante desfile de estos enormes mamíferos acuáticos que se aproximan al continente sudamericano a partir del último tramo del invierno.
Se trata de la ballena franca austral, que migra en esta época desde las aguas del extremo sur del continente en busca de temperaturas más elevadas para reproducirse. En ese periplo llega a las costas uruguayas luego de pasar por la Argentina, donde el avistaje es una actividad de trascendencia mundial, con base en Puerto Madryn y la Península Valdés. Los animales, que llegan en gran cantidad, miden en promedio 15 metros y se pasean por las costas en busca de aguas tranquilas para la cría y el apareamiento.
En el caso uruguayo, la experiencia ocurre a lo largo de las costas de los departamentos de Rocha y Maldonado, en el este de ese país, donde se ubican unos 20 puntos de avistamiento en los balnearios más concurridos de esas zonas.
El avistaje de ballenas francas lleva poco menos de una década en Uruguay y en ese tiempo se ha desarrollado la llamada Ruta de la Ballena Franca que comprende un circuito costero interpretativo y turístico a través de diversos sitios estratégicos. Esta ruta incluye plataformas, los faros de José Ignacio, La Paloma y Cabo Polonio, y elevaciones naturales estratégicas, como el Cerro de San Antonio en Piriápolis, y La Pedrera.
Si bien las ballenas son visibles desde la costa, también existen expediciones para el avistamiento desde el mar, actividad que está regulada por decreto desde 2005 para no afectar el recurso. Justamente, el Ministerio de Turismo de Uruguay lanzó días atrás la temporada con una excursión a Punta del Este, principal balneario uruguayo, y el cercano Piriápolis, compuesta por niños que residen en hogares del centro estatal para la infancia y adolescencia, muchos de los cuales nunca habían visitado el mar.
A su vez, Uruguay, que tiene prohibida la caza de ballenas, propuso junto con la Argentina y Brasil la creación de un santuario en aguas del Atlántico Sur dentro de determinados límites para preservar a estos mamíferos.
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