“La distribución demográfica en el sector de la población mayor de 65 años es elevada e influye en la tasa global de suicidios”, indicó a Efe Hebert Tenembaum, psicólogo y director del programa de salud mental del Ministerio de Salud de Uruguay.
Tenembaum explicó así los motivos de la desproporcionada incidencia del suicidio en el país, justo cuando se conmemora hoy el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, y mientras los medios locales se interrogan sobre las causas de esta situación.
El psicólogo apuntó que la mayor parte de los suicidios ocurren en este grupo de edad y en zonas del interior del país, donde los mayores pueden estar aislados, menos atendidos y, por lo tanto, más solos y con tendencia a padecer depresión, convirtiéndose en grupos de riesgo, que además constituye uno de los grupos de edad más numerosos del país, abarcando el 14 % de la población del país.
Junto a los mayores, los adolescentes son el otro grupo de edad con mayor riesgo de suicidio.
Según datos oficiales, en Uruguay se quitan la vida 16,6 personas cada 100.000 habitantes, más mujeres que hombres, con una mayor frecuencia en el interior que en la capital y empleando el ahorcamiento como método más común.
“Esta tasa, que supone una media de 537 suicidios al año, se ha mantenido constante en el Uruguay desde 2006” señaló Tenembaum, quien añadió que, con este índice, “Uruguay tiene una cifra global de suicidios similar a la de los países nórdicos de Europa, como Finlandia”.
Los datos sorprenden en un país con altas tasas de crecimiento y empleo y que suele aparecer en los primeros lugares del índice latinoamericano de desarrollo humano que realiza la ONU.
El psicólogo destacó que, por este motivo, desde septiembre de 2011 el ministerio lleva a cabo un plan de lucha contra los suicidios en el país, basado en diversos ejes de acción y prevención.
“Por un lado -dijo- buscamos mejorar la atención y ampliar el acceso de la población a la psicoterapia y mejorar la salud mental”.
Además, se intenta establecer un procedimiento por el cual la persona que intenta quitarse la vida debe ser atendida por un especialista antes de las primeras 48 horas desde el suceso y ser sometida a un seguimiento de su recuperación.
“Los resultados de este nuevo plan probablemente no se verán reflejados en la tasa de suicidios de este año, pero creemos que surtirá efecto de aquí al futuro”, concluyó Tenembaum.