AGRO - INFORME
La soja sigue conquistando territorio a nivel local, ayudada por un precio excepcional y obligando a los demás rubros a adaptarse a su hegemonía
Uruguay colocó la semana pasada arroz en Irak por un volumen importante, 30 mil toneladas, a un precio muy importante, de US$ 671 por tonelada puesta en destino. Prácticamente a unos US$ 600 precio FOB, aunque ese dato es confidencial.
Lo importante es que los irakíes estuvieron dispuestos a pagar más por el grano uruguayo que por el de Tailandia, por el que pagaron US$ 624 por tonelada. Detrás de esos US$ 50 de diferencia hay un trabajo bien hecho, separar variedades, enviar un productor predecible, atender las necesidades de un consumidor que demanda muy bajo porcentaje de granos quebrados. En Uruguay el arroz ha sido en los últimos 30 años por lo menos un ejemplo de agregado de inteligencia a los procesos productivos.
El arroz uruguayo logra diferenciarse en distintos mercados.
La capacidad para separar el grano según las distintas variedades es único en la región.
El ingreso con un grano libre de transgénicos al mercado europeo ha sido otra vía de diferenciación.
Sin embargo, en este año ocurrirá una caída muy fuerte del área de arroz que descenderá posiblemente a los menores niveles de la historia reciente. Si el área arrocera quedara en 150 mil hectáreas, sería la menor superficie desde 1994, y estaría dando una señal fuerte en varios sentidos.
Por un lado, hay una sequía instalada en Uruguay. Especialmente en la zona este, las represas contienen menos de la mitad de su capacidad de almacenaje. En muchos casos bastante menos. Y sin agua no se puede sembrar arroz.
En segundo lugar, muchos productores ya venían evaluando sacar algo de superficie al cereal y dárselo a la soja. Y aquí está la señal fuerte. Con la soja de US$ 600 por tonelada para el grano disponible y casi US$ 500 para el grano de la próxima cosecha, por primera vez la oleaginosa le llevará una porción importante al arroz.
Para los productores arroceros la necesidad de buscar alternativas se vuelve imperiosa. Los costos se equiparan con los ingresos previstos. El riesgo de no cubrir los costos es alto. El agua que riega un cultivo puede regar a otro, pero con mucha menos necesidad de litros por hectárea.
El asesor de Arrozal 33, Alvaro Platero, planteó en la última edición de Agro en Foco que la soja cumplía en la empresa varias funciones, el control de arroz rojo, la diversificación empresarial, el mejor aprovechamiento de los recursos, ya sea maquinaria o recursos humanos, la reducción del costo del siguiente cultivo arrocero, además de ser una herramienta ante la falta de agua.
Sobre esos criterios se consolida el avance de un grano que no tiene una calidad diferencial, ni una industrialización en territorio uruguayo, sobre otro que mantendrá su excelencia en productividad y diferenciación, pero bajará drásticamente en volumen producido.
El avance de la soja había empezado antes. Muchos productores redujeron su área de trigo, que finalmente quedará cerca de las 500 mil hectáreas, 100 mil menos que el año pasado, para anticipar su siembra de la oleaginosa.
Al empezar la fecha de siembra del trigo la soja valía US$ 500 y el trigo poco más de US$ 200. La suba en los granos de secano es general. El trigo tiene un atractivo precio de US$ 290 por tonelada, pero mantiene una distancia holgada con la soja, que se paga al doble de precio por tonelada.
En agosto ya no hay condiciones apropiadas para sembrar trigo, que como cultivo de invierno que es necesita frío.
El avance sobre la ganadería.
La soja también tomará áreas ganaderas sobre el final de agosto. Los cultivos de invierno forrajeros como avena y raigrás sembrados para dar una buena alimentación invernal serán sustituídos por el cultivo de la oleaginosa en una importante proporción.
Esto puede llevar a que se prolongue lo escaso de la oferta de ganado gordo. El área de praderas ya viene en descenso desde hace varios años. Cuando parecía que esa tendencia era compensada por un mayor uso de mejoramientos cortos e intensivos, la tendecia puede quedar interrumpida si el precio de los granos permanece alto por doce meses más.
Una de las consecuencias de un crecimiento fuerte en el área de la soja es que luego de la oleaginosa crecerá la superficie de trigo si el cereal sostiene sus actuales precios.
Dado que la gran mayoría del trigo en el mundo se produce en el hemisferio norte y esta cosecha también será deficitaria, cabe esperar que el tandem trigo/soja avance.
No sería ilógico esperar una siembra récord de 1,2 a 1,3 millones de hectáreas de soja que generaría un área de 700 mil hectáreas de trigo. Cada cultivo agregaría 200 mil hectáreas a la siembra anterior.
Eso significará un nuevo desafío logístico que empezará con carreteras en mal estado y terminará en canales que no son dragados.
En el medio, se van construyendo aceleradamente silos que permitan administrar las cinco millones de toneladas de soja y trigo, más el resto de la producción de maíz, sorgo, cebada y arroz.
Entre tanto, la ganadería de carne y lácteos deberán usar más granos para sostener una producción que crece velozmente en el caso de los lácteos y que empieza una gradual recuperación en el caso de la carne vacuna.
Para eso deberá aumentar el uso de granos. Pero el maíz estará caro y demandado desde el exterior. El grano estratégicamente fundamental será el sorgo. Es el que permite cruzar el verano sin sobresaltos por su resistencia a la sequía, devuelve más materia orgánica al suelo y permite más sinergia entre agricultura y pecuaria.
Pero su área descenderá. No necesariamente porque vaya a dejar un mal margen. Pero mientras con la soja y el maíz los productores ya pueden asegurarse un precio base, no hay instrumentos disponibles para anticipar precios del sorgo, cuyo destino casi total sigue siendo el mercado interno.
Pero si como es habitual, el sorgo vale 80% del precio del maíz, con una oferta relativamente acotada y un precio sostenido en carne y lácteos el sorgo será también una opción muy interesante.
La expansión de la siembra de cultivos de verano tiene otros componentes. El marco para el negocio es único: no solo el precio de maíz y soja es récord por la sequía estadounidense. El precio de los combustibles debería bajar en base al comportamiento del mercado del petróleo. Y el dólar ha permitido una cierta recuperación de la competitividad. La relación insumo/producto puede ser más favorable que en zafras anteriores.
Solo falta que se exprese El Niño, que en la segunda quincena de agosto y la primera de setiembre lleguen lluvias que permitan que comience la siembra de cultivos de verano más auspiciosa, excepción hecha del arroz, que tendrá un precio firme, pero que en comparación con las disparadas de los demás precios, va quedando rezagado en el pelotón.
Los rubros pecuarios tendrán un nuevo desafío. Funcionarán con menos hectáreas y tal vez menos sorgo disponible en 2013. Pero en ese caso el Uruguay pastoril también se revaloriza.
Los problemas de los ganaderos uruguayos no se comparan con los de Estados Unidos o Canadá, donde el alto precio de los granos lleva a pérdidas ilevantables en los sistemas de engorde.
La liquidación ganadera de América del Norte será un factor favorable para la ganadería uruguaya. Pero eso llegará recién en el mediano plazo.
En el corto plazo, es decir en lo que queda de este año, todo el brillo va para la soja, el maíz y, por qué no, también el sorgo.