Habitar MontevideoLa ruta del vinoPor el arquitecto Luis Fabre
Comparten la ciudad, conviven en ella, muchos y distintos grupos humanos de afinidad.
No son clanes cerrados a la incorporación de nuevos miembros, opacos a la vista de la sociedad urbana, sino más bien comunidades abiertas con un particular interés- altruista o material- en común. Por nombrar alguno, así es el del Tango con sus espacios bien llamados milongas, su música y baile, que se desarrolla con cientos de seguidores, los que una o mas veces por semana se congregan en los locales así llamados, en la ciudad que lo vió nacer. Desde lejanos tiempos en la historia montevideana, luego que el cura vitivinicultor Pérez Castellano plantó a orillas del Miguelete las primeras vides, pioneros como Harriage, Vidella, Varzi y Portal promovieron la producción comercial del vino, dando vida a bodegas, algunas de las cuales prosiguen hoy en manos de sus descendientes. Algunas cepas, venidas desde muy lejos con sus abuelos, se readaptaron en nuestras tierras y los procesos de elaboración actualizados han transformado algunas especies y el vino elaborado en una seña de identidad nacional, como es el Tannat. La movida del vino arrastra productos alimenticios de arcaica combinación, como los quesos y embutidos, transformado las catas en una exquisita degustación. Y a los salones donde se llevan a cabo, van verdaderas excursiones, cuyos choferes, propios o contratados, realizan el sacrificio de la abstinencia en pro del regreso seguro. Existe fuerte vinculación entre el lugar de producción de vino en el campo y la ciudad puesto que las bodegas reciben todo el año visitas de usuarios y a su vez mantienen presencia en los eventos de promoción y cata que se realizan en los locales urbanos. Acercándose a estos grupos de cata y aprendizaje, incluyendo los Cursos- cortos pero substanciosos en todo sentido- se adquieren los primeros saberes sobre el vino, su elección y consumo. Se incorpora conocimiento y destreza sobre las variedades y la combinación de las mismas. Sobre su utilización adecuada en las comidas y acontecimientos sociales, incluyendo los familiares. En estos últimos alumnos y seguidores se reconocen, intercambiando vocablos, probando y comentando calidad y variedad… formando el grupo de afinidad.
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