Hora de actuar.
Pese a algunos avances logrados en las últimas décadas, la inequidad de género continúa siendo una constante en la sociedad uruguaya y la situación es peor en los ámbitos rurales. En el marco de la conmemoración del día, mujeres rurales plantean que ya ha sido suficiente el tiempo dedicado a diagnósticos y afirman que se necesitan ahora acciones concretas que tiendan a revertir la situación.
La Red de Grupos de Mujeres Rurales del Uruguay y la Asociación de Mujeres Rurales del Uruguay (AMRU) son referentes ineludibles al momento de hablar de la temática.
Ambas organizaciones fueron formadas entre fines de la década de 1980 y principios de los 90, respectivamente.
La Red reúne unos 17 grupos de Paysandú, San José, Canelones, Florida y parte de Montevideo Rural, cerca de 400 mujeres.
AMRU está integrada por 170 grupos de todo el país, nucleando a unas 1.000 mujeres.
Función social Estos grupos trabajan en aspectos sociales, siendo un punto primordial la promoción de los derechos, así como la incidencia a nivel productivo, intentando contribuir o encauzar proyectos que brinden a las mujeres oportunidades laborales.
Un tema no menor es vencer el aislamiento, conformar un espacio para reunirse y conocerse. En diálogo con la diaria, Hortensia Brites, presidenta de AMRU, radicada en el noreste de Canelones, mencionó la difícil condición de vivir "la soledad del campo" y las dificultades de comunicación, y especificó que ella y su grupo lo padecen viviendo en en el sur del país, pero que la situación es mucho peor en las zonas ganaderas.
Isabel Olivo, presidenta de la Red de Grupos de Mujeres Rurales del Uruguay y oriunda del norte del departamento de Florida, explicó a la diaria que con su grupo realizan actividades sociales de promoción de salud en torno a las escuelas rurales. Hacen talleres con la población en general y con madres de niños, y coordinan con actores públicos y privados para realizar exámenes de papanicolau, mamografías, hemoglucotest, controles de presión arterial y controles oculares para los niños. Puntualizó que esas actividades les han permitido detectar "la falta de información que hay a nivel rural. Le preguntamos a la mujer rural qué es la ley de concubinato y no la conoce, qué es la ley de salud sexual y reproductiva, y tampoco, no saben que tienen un día libre para hacerse estudios de mamografía y papanicolau". Pero el desconocimiento de derechos es a nivel general, no sólo de mujeres, mencionó cuestiones que tienen que ver con derechos laborales: "No saben que tienen derecho a exigir, por ejemplo, mujeres que trabajan en la forestación que no les facilitan guantes ni ninguna protección, otros que trabajan fumigando en los mosquitos (máquinas fumigadoras) que tienen problemas de salud y les pedimos una entrevista y nos dicen que no porque tienen miedo a perder su trabajo. Queremos que toda esa gente sepa de sus derechos, luchamos para que se mejore esa realidad y para que no nos quedemos sin gente en el campo".
La representante de la Red hizo hincapié en este punto, indicó que, según datos del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), apenas 7% de la población uruguaya vive en el campo, y que, de ese 7%, el 42% tiene entre 50 y 65 años de edad.
No es changa Olivo detalló: "Hay carencias en todos los sentidos. En el tema educación los chiquilines van hasta sexto año y después hay algunos que viven a 40 kilómetros de donde pasa el ómnibus, entonces o se van a la casa de un familiar o a un hogar y se desarraigan del campo, o se quedan sin estudiar. Nosotros pedimos que los programas de las escuelas rurales sean diferentes porque la realidad es diferente, el niño tiene que salir con una pequeña formación por si no sigue estudiando".
También ejemplificó la realidad con el tema del cuidado de niños y familiares, y comentó que en pleno medio rural "no va una ambulancia, no va un médico, a veces no puede entrar un taxi, ¿cómo se afronta eso? Son realidades crudas, somos ciudadanos y tenemos los mismos derechos que cualquiera".
Indicó que, como organización, la red ya ha planteado estas problemáticas, y puntualizó: "Lo que pasa es que hasta ahora las mujeres rurales son para monitorear o para hacer diagnósticos y ha llegado el momento en que decimos basta de diagnósticos, tenemos herramientas, tenemos conocimiento y podemos aportar para que se empiecen a curar los males.
Hay muchas leyes que se hacen con muy buena voluntad pero de atrás de un escritorio y la realidad es completamente diferente".
Consultada por la diaria, Beatriz Ramírez, presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) del Ministerio de Desarrollo Social (Mides) indicó que el instituto está dispuesto a coordinar con otros organismos estatales para "generar prestaciones, capacitaciones, permitir a las mujeres el acceso a crédito, rever legislaciones que van en detrimento de los derechos en términos de titularidad de las tierras".
En cierto sentido, Ramírez coincidió con el planteo de Olivo: "Creo que son importantes los diagnósticos como para tener una identificación clara de las situaciones que viven las mujeres, pero también es tiempo de pensar en políticas que permitan acortar esas brechas de desigualdad".
Respecto a la igualdad, Olivo recalcó: "No pretendemos que sea la mujer separada del hombre, sino a la par, con igualdad de derechos y oportunidades. Un poco ha mejorado, en tiempos de mi madre había mucha más sumisión, era la palabra del hombre y punto. Ahora la mujer se ha informado, ha salido de su enquistamiento, ha conocido sus derechos y a partir de ahí está cambiando un poco, pero es lento". Amanda Muñoz (La Diaria)