sábado, 18 de septiembre de 2010

Reflexiones sobre el crecimiento económico en Uruguay



El Producto Bruto Interno es una de las variables más importantes de la macroeconomía y tal vez la más relevante para los gobiernos, pues constituye la medida del esfuerzo productivo de un país, y como tal equivale a la corriente de ingresos generada por todos los factores que participan en dicho proceso. Por ello es abundante la difusión mediática cuando el BCU publica el PBI generado en cada trimestre. Al respecto, los datos del segundo trimestre recientemente publicados ratifican que la economía uruguaya atraviesa una fase claramente expansiva.



Publicado el: 17 de setiembre de 2010

Por: Marcelo Sibille**

En términos interanuales, el PBI del segundo trimestre creció un 10,4%, una tasa que no vacilamos en calificar de espectacular. En términos desestacionalizados, el crecimiento del PBI fue de 2,6% frente al primer trimestre. Además, la variación del primer trimestre fue corregida al alza, pasando de 1,7% (estimación preliminar según la publicación de junio) a 2%. Así las cosas, el primer semestre acumuló un crecimiento del 9,6% frente al mismo período del año anterior.

Para el segundo semestre hay algunos indicios de que la industria manufacturera estaría registrando una desaceleración, lo cual sumado a la propia desaceleración verificada en algunas economías desarrolladas seguramente redundará en un menor crecimiento desestacionalizado.

A modo de ejemplo, bajo un escenario de crecimiento trimestral de 1% en lo que resta del año, el PBI podría terminar acumulando un alza de 8,6% en 2010, es decir la misma tasa de 2008.

Poco tiempo atrás, ninguno de los analistas (gobierno incluido) pensábamos que podría retomarse el crecimiento tan rápidamente luego de alejados los nubarrones de la crisis internacional. Por ejemplo, según la Encuesta de Expectativas Económicas publicada por el BCU en marzo de 2009 (con la crisis internacional a pleno), el crecimiento esperado para 2010 era 1% en promedio, y 3% según el más optimista.

La diferencia tan drástica entre la realidad actual y las expectativas de aquel entonces se explica en buena medida por la salida de la recesión de las economías desarrolladas más rápido de lo previsto y por el crecimiento exuberante registrado en las economías emergentes, entre las que se distinguen nuestros vecinos Argentina y Brasil.

Estos aspectos no sólo incidieron en un fuerte impulso de las exportaciones, sino también de la inversión privada a la luz de una sensible mejora de las expectativas empresariales. En el plano interno, sin duda también incidió el bajo desempleo y los salarios crecientes, lo cual motivó una expansión importante del consumo privado.


Con las cartas prácticamente a la vista para el año 2010, la cuestión pasa a ser ahora cuánto creceremos en los próximos años, lo que nos lleva plantearnos el tema del crecimiento de la economía de mediano y largo plazo. Históricamente, hemos crecido a una tasa promedio de poco más del 2% (la cifra varía según el período que se tome en consideración).

En el período poscrisis (2004-2010) el crecimiento promedio fue superior al 6%.

Nunca en la historia económica contemporánea del Uruguay se registró un crecimiento tan alto y por un período tan prolongado.


¿Estaremos entonces en presencia de un cambio estructural en la tasa de crecimiento de largo plazo?

Los cambios estructurales registrados en la economía global, con la incorporación de los gigantes China e India en el escenario internacional y su bajo PBI per cápita, crecimiento a dos dígitos y demanda creciente de bienes intensivos en recursos naturales, nos lleva a pensar que sí. A ello podríamos agregar tal vez el argumento de una mejora de la productividad global de la economía atribuible a la mayor tasa de inversión e incorporación de nuevas tecnologías.


¿Es razonable proyectar el crecimiento reciente para el mediano plazo?

No nos parece. Las economías desarrolladas, si bien salieron de la recesión, todavía están con altos niveles de desempleo y aún en caso de que no reingresen en una fase recesiva tipo W (lo cual dista de ser improbable), la recuperación será lenta hasta tanto no haya sido restablecido el equilibrio en el mercado de trabajo y se tonifique la demanda. Bajo ese escenario, es más probable que crezcamos a tasas no muy alejadas del 4% proyectado por el gobierno para el mediano plazo.


¿El crecimiento será indefinido?

De ninguna manera. La historia de las economías de mercado en un sistema capitalista es una historia de ciclos, con fases expansivas y recesivas. Lo que sí es posible es que el cambio estructural en la evolución del PBI uruguayo no sólo sea de tendencia sino también de ciclo, y que en el futuro nuestro ciclo económico se suavice, con fases más extensas y menor volatilidad. Sin embargo, es muy prematuro trazar este pronóstico. Para ello, se debe incorporar mayor información a la serie de tiempo del PBI, y además se requeriría un fino análisis econométrico para poder convalidarlo.


Finalmente, ¿por qué es tan importante saber a cuánto vamos a crecer en los próximos años?

En términos de largo plazo, las implicancias sobre el nivel de ingreso son tremendas. Basta pensar que si creciéramos al 4% en los próximos 10 años, al cabo de dicho período nuestro ingreso sería un 21% mayor que si creciéramos al 2%, al cabo de 35 años la diferencia sería del 100%, y la brecha continúa aumentando a mayor plazo.
Por otra parte, en términos de corto y mediano plazo la proyección es crucial para la elaboración del presupuesto quinquenal.

Un presupuesto implica una certeza en materia de gastos, pero una estimación en materia de ingresos. Por eso es tan importante estimar acertadamente la tasa de expansión esperada de los ingresos donde la recaudación tributaria está muy vinculada al PBI, y ante la incertidumbre inherente a un futuro desconocido siempre conviene ser conservador en este ejercicio.


**Columnista invitado. Marcelo Sibille es gerente del departamento de Economía de KPMG.

Fuente: http://www.180.com.uy/articulo/13953_Reflexiones-sobre-el-crecimiento-economico-en-Uruguay