De chico soñaba con ser relator e imaginaba partidos mientras se bañaba. Hace cuarenta años que hizo de ese anhelo una profesión.
MARIEL VARELA
Vive agradeciendo a Dios por las chances que le dio. Hace tres años vivía su peor momento. Las puertas se cerraron para Carlos Muñoz en Uruguay y hoy recuerda aquel tiempo sin rencor contra quienes le quitaron las posibilidad de jubilarse en su país junto a su familia. Superó el cáncer, una úlcera perforada con hemorragia interna, que le apareció en esos dos años de estrés y angustia por no poder relatar, un infarto y dos by-pass. A los 61 años y con cuatro décadas en el periodismo deportivo, elige mirar para delante, se dice un afortunado por ser "el único uruguayo trabajando en el líder mundial en deportes" (ESPN), agradece a Enrique Sacco por esa oportunidad y no se arrepiente de nada.
Si le hubieran dicho, `vas a trabajar en el equipo de ESPN`, no lo creía. No estaba en sus planes cruzar el charco: "Pensé jubilarme en Canal 10 y en Carve pero no hubo chances". Se quedó sin trabajo en Canal 5 después de 35 años de ejercer el periodismo deportivo por ponerse en la vereda de su hijo Diego tras un problema que tuvo con Tenfield: "Uno de sus directores se metió con mi hijo e hice lo que cualquier buen padre haría, lo defendí", contesta cuando se le pregunta por los motivos de su alejamiento de Uruguay. Nadie volvió a llamarlo ni intentaron una charla desde aquella vez. Carlos Muñoz no lo espera y tampoco quiere que se comuniquen. "Me da tranquilidad poder mirar a mis hijos a la cara, poner la cabecita en la almohada y dormir tranquilo".
La primera vez que salió a tocar puertas fue en 2009. Eran tiempos duros y pasó dos años sin relatar: "Me costaba mucho escuchar, sentía pena, dolor pero al fin y al cabo Dios pone las cosas por algo y había que salir adelante". Tenía una hija pequeña y no le quedaba otra que ir a ganarse el pan: "Trabajé en una arrendadora de autos y no me arrepiento. Después comencé con el programa en Nuevo Siglo que continúa hasta hoy e hice todo para ganarme la vida de forma decorosa".
Antes del problema con el canal del Estado ya había quedado fuera del 10. Cuando quiso reintegrarse después de una licencia por enfermedad, habían sucedido una serie de cambios "que hicieron que me fuera solo porque entendí que era una falta de respeto". La opción no era ESPN pero llegó por "la obligación de laburar y golpeando puertas". Apuntó afuera y dio en el blanco. Conocía a Enrique Sacco, director de ESPN radio, desde hacía más de 20 años y fue él quien habló. Si bien Víctor Hugo Morales, amigo y referente de Muñoz, lo recibió en su casa e intentó ayudar en otra radio, "quien manejó todo fue la gente de ESPN y Enrique Sacco que se la jugó muchísimo", declara el periodista.
Repaso. El de relator es un sueño hecho realidad. De chico, relataba mientras se bañaba imaginándose los partidos. "Los relatores uruguayos y argentinos son los mejores de América, no te digo del mundo porque no conozco otros lugares", afirma.
En el clan 10 de Radio Ariel estaban Víctor Hugo, Da Silveira, Paullier, Otatti y Kesman. Con éste último se conocen desde los ocho años y son como hermanos. Coincidió que cuando Muñoz llegaba en el `72, Kesman se despedía para arrancar su carrera en Universal. "Les pedí que me hicieran una prueba y quedé. Ahí arranqué". Un año más tarde hizo su primera transmisión "oficial". Víctor Hugo viajó a cubrir las Eliminatorias y Muñoz relató Peñarol - Fénix en el Franzini. El Carbonero ganó 1 a 0. Recuerda el resultado, la situación y revive patente lo que sintió esa vez: "Un miedo bárbaro, un susto de novela, pero salió bien, zafé".
Hay una fecha que no olvida: 7 de setiembre del `86. Radio Carve decide hacer fútbol y Omar Sosa lo lleva. Estuvo veinte años en esa emisora. "Guardo un recuerdo maravilloso de una radio que la vi hacer nueva porque ediliciamente estaba muy mal y con el fútbol ayudamos a hacerla como está hoy".
El fútbol en Carve no fue su único "hijo" en el medio. Con Deporte Total y las transmisiones de fútbol italiano y español en vivo hizo de los domingos de mañana un espacio para el deporte en la televisión. "Antes se pasaban dibujitos animados a esa hora. Hay generaciones que crecieron a upa de sus papás mirando Deporte total", dice.
Hoy. No quiere mirar para atrás pero durante la charla se le escapa un dejo de nostalgia. "Se extraña siempre el país, la familia. A esta edad pensaba estar acá disfrutando de mis nietos y en los lugares donde estaba pero bueno, la vida te da y te quita", analiza.
En Argentina vive solo en un hotel que le paga la empresa. Cada tanto lo visitan sus hijos (Diego, Natalia y María Eugenia, la más chiquita) y su compañera Silvia. La gente de ESPN "me lleva, me trae, realmente me tratan muy bien y bueno, es la felicidad de estar en un programa compartiendo con argentinos, colombianos, italianos y relatar a través de Rivadavia". No es un consuelo. Llegó con 37 años de profesión encima y se lo reconocieron: "Respetaron muchísimo mi trayectoria y me lo hacen sentir a cada momento, por eso me siento muy feliz, con ganas de seguir creciendo en un lugar fantástico. ESPN tiene muy bueno relatores y estar en esa grilla para mí es muy importante". Y agrega: "Me trataron mucho mejor que acá, no tengas dudas. Nadie es profeta en su tierra".
Martes, miércoles y jueves los pasa en Montevideo. Lo que menos hace es mirar tele o escuchar radio, salvo que esté en al auto y "escucho lo que venga, no tengo un programa en particular". Eso sí, a la hora de elegir un colega, siempre se queda con Kesman por una cuestión de "amistad y afecto porque es mi hermano". Lo reconforta sentir el cariño de la gente cada vez que se da una vuelta por estos pagos: "No trabajaré en mi país pero en la memoria de la gente sigo estando y eso es muy lindo. Está `Muñoz por Carve` que era el eslogan, está Deporte total en Canal 10 y Canal 5. Eso nadie te lo puede quitar", reafirma el relator.
Marca Muñoz. Agarra el micrófono y "se transforma. Realmente uno no piensa adónde llega, a cuánta gente llega". Y pone el ejemplo de la canción El tipo de la radio, de Tabaré Cardozo. Según Muñoz, "es lo más claro que siente un relator: que le llega al tipo que está preso, el que está internado en un sanatorio, al tipo que maneja un ómnibus, al que está laburando... Por eso creo que no hay medio como la radio, es el medio por excelencia".
En cuarenta años le tocó relatar Peñarol campeón de América (`87), Nacional campeón de América y del mundo (`88), por citar algunos grandes títulos de los cuadros uruguayos. Estando en la otra orilla le puso la voz a Uruguay campeón de América y al Mundial de Sudáfrica para los argentinos. No puede decir que haya habido un peor relato pero, sin duda, entre los mejores está el penal de Abreu contra Ghana, el gol de Diego Aguirre contra América de Cali, el penal de Tony Gómez en Tokio. En este último fue la única vez que se tapó los ojos para relatar un penal: "No lo miré porque lo erraba el equipo holandés y lo erraba Nacional. Entonces, si lo hacía Nacional era campeón del mundo. Cerré los ojos y le dije a los que estaban al lado mío, `ustedes me tocan si es gol`. Sentí el grito y lo grité y abrí los ojos pero cuando la pelota ya estaba adentro", rememora.
-¿Qué define a un buen relator?
-Naturalmente tenés que tener una buena voz pero el golpe de vista es vital, no errarle a los jugadores es fundamental y la credibilidad que tengas en la gente. Por suerte durante mucho tiempo la gente decía, `si Muñoz dijo que lo hizo fulano es porque lo hizo fulano, no le erró` y eso es muy bueno. Es ir arriba de la pelota, acompañar la jugada, estar en el oído de la gente durante mucho tiempo. El relato de Muñoz aún ahora sigue estando en el oído de la gente: hay dos generaciones por lo menos que están acostumbradas al relato de Muñoz.
-¿Y cómo es ese relato de Muñoz?
-Es un relato en el cual se puede creer, un relato fiel, muy emotivo que ha hecho llorar a mucha gente, como lloré yo. Yo lloré con el gol de Abreu en Sudáfrica, con Peñarol en el `87, con Nacional en el `88, también lloré con Uruguay en Malasia en aquel Mundial juvenil que se pierde con Argentina. Esa emotividad que vos le das queda en la gente, pero la emotividad sincera, no la ficticia, la que realmente sentís y yo la siento, la verdad es que transmitiendo a los equipos uruguayos yo la siento.
"La oral deportiva" ganó su sexto Martín Fierro en 10 años. Muñoz integra ese equipo desde 2010.
"No trabajaré en mi país pero en la memoria de la gente sigo estando y eso es muy lindo"