DÍA DE LAS PERSONAS ADULTAS MAYORES
Casi el 40% de los hogares en Uruguay incluyen al menos un adulto mayor y un 37% de los jefes de hogar son adultos mayores. Como muestra de la importancia que este grupo etario tiene para el Gobierno, las personas de más edad son un tema prioritario en el Debate por el Sistema Nacional de Cuidados, al tiempo que el MIDES procura habilitar el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores en el año 2012.
La población de Uruguay es una de las más envejecidas de América Latina y la tendencia demográfica indica que será más frecuente la convivencia de distintas generaciones por hogar.
La búsqueda en mejoras para el acceso a derechos por parte de esta población es motivo de análisis en un debate impulsado por el Estado, con participación de las organizaciones sociales, y este año en particular, coincidió con las actividades celebradas por el Día de las Personas Adultas Mayores, conmemorado el 1 de octubre.
Uno de los insumos del debate más valorado por el Ministerio de Desarrollo Social (MIDES), institución que lidera esta evaluación, es un documento publicado en julio, con el título: Vejez y envejecimiento en Uruguay. Fundamentos diagnósticos para la acción, que permite conocer cuáles son las condiciones de vida de los adultos mayores, en qué lugares residen, qué participación tienen en la economía de sus familias y cuáles son sus inquietudes, entre otros datos.
Muchas personas, poco relacionamiento entre sí
Entre las cifras presentadas se destaca que la mayoría de habitantes de Uruguay conviven con una persona adulta mayor. Aproximadamente la mitad de las personas adultas mayores no conviven con otras personas de su edad, lo que implica que sean necesarios espacios para su interacción entre pares, ya que su relacionamiento en muchos casos se limita a integrantes de la familia.
Cuestión de pesos
Un estudio realizado en el año 2009 (Rodríguez y Rossell) analizó a la población nacida en 1931. Siguiendo su experiencia laboral se aprecia que a la edad de 60 años cerca del 50% de las personas aún se mantenían activas, porcentaje que descendió al 10% entre población de 70 años.
La tendencia entre las personas más jóvenes dentro del grupo de adultos mayores a permanecer en actividad laboral se constató especialmente en el caso de los hombres. Entre los motivos de continuidad fue destacado el interés por reforzar el presupuesto del hogar. Si bien la condición de pobreza no apareció como el mayor determinante para la permanencia en actividad, sí lo fue la necesidad de complementar los ingresos.
Las mujeres en promedio presentan un menor nivel de actividad que los hombres, ya que efectúan antes la salida del mercado laboral, incluso en muchos casos con 50 años de edad. Entre las hipótesis consideradas como causa del abandono del trabajo formal, se encuentra la responsabilidad de cuidar a otras personas de su familia.
Jubilación o pensión
En relación con la seguridad social e ingresos en la vejez se destaca como un aspecto positivo el alto nivel de cobertura. Según el estudio, uno de los beneficios del sistema para la equidad es la existencia de pensiones a la vejez. Esta cobertura fue considerada un rasgo diferencial de Uruguay en Latinoamérica.
Salud y bienestar
La mayoría de los adultos mayores no presenta limitaciones permanentes en visión, audición y movilidad. El 80% mantiene plenamente la independencia funcional, no obstante, existe un grupo de personas que padece discapacidades y limitaciones a su independencia. Si bien este grupo es reducido en porcentaje, el estudio recomienda contemplarlo. Entre los factores de riesgo se destacan la falta de actividades físicas y el sobrepeso.
Menos pasividad
Se produjo un crecimiento de la participación social en los últimos 30 años. La forma “clubes de abuelos”, la Organización Nacional de Asociaciones de Jubilados y Pensionistas del Uruguay y las asociaciones de voluntariado han crecido en coordinación y cogestión con el Estado, un ejemplo es el diálogo para la creación del Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores.
Terminar con una vieja idea
Hay dos “modelos de envejecimiento” en el imaginario colectivo. Uno, tradicional, vincula a la vejez con la pasividad, el declive, la dependencia, la enfermedad, las “fallas” en el cuerpo y el temor a la soledad, lo que lleva a pensar en esta etapa como un momento indeseable, asociado con la idea de que “los viejos son los otros”.
La otra idea constatada, que el Estado impulsa, implica a la vejez como un período en el que las personas tienen más tiempo disponible, pueden adquirir conocimientos, relacionarse y disfrutar. Esta idea se vincula con algunas virtudes tradicionales de la vejez como la serenidad y la experiencia.
El Estado ofrece
Actualmente funcionan 20 programas y acciones regulares directas y 77 indirectas. Por parte de los gobiernos departamentales se registran 117 programas.